Lilly apuesta por la filial española con una inversión de 153 millones de euros para ampliar la capacidad de producción ante la llegada de nuevos medicamentos

En dos años, la compañía estadounidense va desembolsar en nuestro país más de 300 millones de euros. «Queremos actualizar las instalaciones para que pueda fabricarse cualquier fármaco del portfolio» Leer En dos años, la compañía estadounidense va desembolsar en nuestro país más de 300 millones de euros. «Queremos actualizar las instalaciones para que pueda fabricarse cualquier fármaco del portfolio» Leer  

«Queremos que sea posible producir aquí cualquiera de las terapias de la compañía». El vicepresidente ejecutivo y presidente de Operaciones Globales de Lilly, Edgardo Hernández, ha anunciado hoy la inversión extraordinaria de la compañía estadounidense en la filial española:175 millones de dólares (153 millones de euros). Una cantidad que se suma a la inversión anunciada en 2023, 167 millones de euros, que se extendían hasta 2029.

Con esta cantidad sobre la mesa, la multinacional eleva las capacidades de la compañía en suelo español para el acondicionamiento y empaquetado de productos orales secos y dispositivos inyectables. «Se trata de una mejora tecnológica y digital que tendrá impacto en la producción«, explica Hernández a este medio. Una vez finalizadas las mejoras, se doblará la capacidad de la planta. Esta inversión, además de dotación de nuevas infraestructuras, va a facilitar la creación de 75 nuevos puestos de trabajo.

¿Qué fabrica ya Lilly en España? Hoy las instalaciones finalizan, entre otros, las diferentes dosis Mounjaro, el antidiabético y obesidad que planta cara a la familia de Ozempic, y es una de las ocho plantas principales de producción en Europa. Christina Vega, presidenta de Lilly en España, Portugal y Grecia, ha apuntado que «desde aquí llegamos a más de 120 países«.

Vega destaca que España es una de las instalaciones que «tiene toda la cadena de valor del medicamento«, esto es, desde la parte de investigación y desarrollo preclínico y diseño de nuevas moléculas, hasta la fabricación y acabado.

Este proyecto se incluye en la partida de inversión que la multinacional con base en Indianápolis hace fuera de las fronteras de EEUU, 55.000 millones de dólares desde 2020. Y, como asegura Hernández no interfiere en los 27.000 millones que la compañía ha anunciado recientemente, tras conocerse las políticas de la Administración Trump, que pedía compromiso a las farmacéuticas en suelo estadounidense.

Hernández defiende que su estrategia de inversión «se mantiene ajena a las políticas, nos centramos más en cómo servimos mejor los pacientes que dependen de nuestra medicina». Sin entrar a valorar cómo van evolucionar los impactos de los aranceles anunciados y los vaivenes políticos, el vicepresidente ejecutivo subraya que «todo esto sirve para prepararnos para lo que está por llegar. Tenemos la cartera de productos más ambiciosa en muchos años».

Esta inversión también encaja en la Estrategia de la Industria Farmacéutica 2024-2028, como apunta la presidenta de Lilly. «Se trata de un paquete que apoya e incentiva la innovación y la apuesta por el sector español», comenta Vega, al tiempo que pone el foco en la importancia de que nuestro país como parte de la industria europea también juega un papel clave a nivel mundial.

«En Europa también se ha puesto en marcha una estrategia», explica la presidenta de Lilly. A este proyecto que busca una autonomía estratégica, Vega pide que no se olvide «la importancia de la protección intelectual [patentes] que son las que hacen posible la innovación necesaria para el desarrollo de nuevos productos». Al tiempo que pide una ley ambiental acorde y reglas rápidas y flexibles en un sector que precisa de certidumbre y periodos largos para la puesta en marcha de los proyectos.

«La inversión que hacemos hoy va destinada a las aprobaciones que tendremos en los próximos cinco años«, aseguran ambos portavoces de la compañía. En la casilla de salida, en fase 3 antes de pasar por las agencias reguladoras, hay más de una veintena de moléculas dirigidas a diferentes patologías oncológicas, cardiovasculares y neurológicas. Aunque predominan las nuevas generaciones de los GLP-1 y las formas orales (pastillas) de los mismos, orforglipron.

La filial cuenta con el centro de I+D que desarrolló abemaciclib, que se emplea para tratar cierto tipo de cáncer de mama avanzado con receptor hormonal positivo. «Probablemente la molécula más importante desarrollada aquí», hacía referencia hace unos meses en una entrevista en Actualidad Económica Dave Ricks, CEO de Lilly.

El complejo de la compañía consta de la planta de producción y el Centro de I+D, que está formado el Laboratorio de Química Médica y el Laboratorio de Biología. La plantilla alcanza los 1.200 empleados.

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