El brazalete registra todas las crisis, incluso las más sutiles. «Ayuda a conocer mejor la enfermedad y a ajustar la dosis de medicación», apunta una neuróloga Leer El brazalete registra todas las crisis, incluso las más sutiles. «Ayuda a conocer mejor la enfermedad y a ajustar la dosis de medicación», apunta una neuróloga Leer
Todo comenzó con una necesidad cotidiana. En una residencia para personas con discapacidad, varios pacientes sufrían epilepsia. Las noches se volvían largas: los trabajadores permanecían en vela, atentos a cualquier indicio de crisis. ¿Y si existiera un dispositivo capaz de detectar esos episodios?
Esa pregunta fue el punto de partida de Marcos Lupión, un joven investigador, ganador de los Premios de Investigación Sociedad Científica Informática de España (SCIE)-Fundación BBVA 2025, tras crear una pulsera tipo reloj inteligente capaz de predecir crisis epilépticas unos dos o tres minutos antes de que se produzcan.
El prototipo del dispositivo ya se ha probado con éxito en un ensayo piloto con 12 pacientes en el Hospital Universitario de Málaga, bajo la supervisión de Victoria Fernández, jefa del Servicio de Neurofisiología Clínica.
El brazalete, que a simple vista se asemeja a un reloj, está equipado con una serie de sensores biométricos que permiten analizar, en tiempo real, distintos parámetros fisiológicos en el contexto de la epilepsia.
Mediante luces LED y sensores ópticos, el dispositivo utiliza fotopletismografía, una técnica que permite medir el pulso y los niveles de oxígeno en sangre. Además, incorpora electrodos metálicos que registran señales de electromiografía (actividad muscular), sudoración e incluso un electrocardiograma (ECG).
Uno de los elementos más innovadores es la inclusión de un botón específico, similar al que incorporan algunos smartwatches avanzados, que permite activar manualmente un electrocardiograma. Este mecanismo sirve como respaldo en caso de que el algoritmo detecte un posible fallo o incertidumbre. Así, el sistema puede sugerir al usuario que realice una medición activa de su ECG y se añade una capa adicional de seguridad.
«Son tecnologías que realmente están accesibles, pero las pulseras comerciales todavía no lo permiten del todo. Por eso vimos la necesidad de construir algo desde cero, que integrara todos los sensores y nos diera control total a nivel de programación. Las soluciones comerciales actuales simplemente no ofrecen ese acceso«, señala Lupión.
Toda la recogida información se transmite a una aplicación móvil, donde un algoritmo basado en inteligencia artificial analiza los datos y busca patrones que anticipen una crisis. Cuando detecta indicios consistentes, envía una alerta preventiva al usuario y, si está configurado, también a cuidadores o familiares.
De momento, la pulsera no cambiará la forma de detectar la publicidad inicial. «En un inicio, el diagnóstico debe seguir siendo el de siempre. Cuando una persona pierde el conocimiento, las causas pueden ser muchas, no solo la epilepsia. Por eso es fundamental hacer un proceso diagnóstico riguroso, como se ha hecho siempre, porque sigue siendo el método más fiable«, detalla Fernandez.
Sin embargo, el verdadero desafío viene después de detectar la enfermedad. La vida del paciente continúa fuera de la consulta, y en muchas ocasiones, tanto el paciente como sus familiares viven con incertidumbre sobre la frecuencia y gravedad de las crisis.
«Por ejemplo, hay padres que solo anotan dos crisis a la semana porque no detectan las más sutiles. Pero con una herramienta como esta podríamos decirles: ‘Tu hijo ha tenido diez crisis esta semana’. Eso cambiaría completamente la pauta médica, y permitiría ajustar la medicación a tiempo», añade la jefa del Servicio de Neurofisiología Clínica del Hospital Universitario de Málaga.
La patente de la herramienta ya está redactada y en trámite. La idea es que el reloj sea comercializado por sus propios desarrolladores. «Nuestra idea siempre ha sido que el proyecto se quede in-da-house«, bromea Lupión. Ni a él ni a Fernández les gustaría que se lo quedara una gran empresa para sacar dinero, cuando el hardware no supera los 70 euros. «No buscamos hacernos ricos, sino que las personas se beneficien de ello», concluye.
Salud // elmundo