Si no queremos recurrir a las pastillas, una dieta variada asegura la ingesta de la dosis diaria necesaria. Si preferimos el camino ‘corto’, habrá que consultar con un médico para ver cuál nos conviene Leer Si no queremos recurrir a las pastillas, una dieta variada asegura la ingesta de la dosis diaria necesaria. Si preferimos el camino ‘corto’, habrá que consultar con un médico para ver cuál nos conviene Leer
Basta una pregunta a los compañeros de trabajo o amigos para darse cuenta de que el magnesio está de moda: no se ha vendido tanto nunca y seguro que conoces a varias personas que lo consumen a diario en forma de suplementos.
Incluso es posible que ya lo estés consumiendo o te hayas planteado hacerlo, pero ojo, porque no todas las propiedades que se le atribuyen son ciertas y hay muchos tipos de formulaciones dependiendo de cuáles sean tus necesidades. Sigue leyendo para no perderte.
Se trata de un mineral esencial para que nuestro cuerpo se mantenga sano, y es que interviene en cientos de reacciones bioquímicas: regula la función de los músculos y el sistema nervioso, ayuda a mantener los niveles de azúcar en sangre dentro de unos límites, controla la presión sanguínea, mantiene constantes los latidos del corazón…
Unos niveles de magnesio bajos en sangre hará que nos sintamos más cansados, fatigados y bajos de ánimo. Pero ojo, solamente deberían tomar suplementos de este mineral las personas que tengan un déficit diagnosticado.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) afirma que la cantidad diaria de magnesio que hombres y mujeres necesitamos para que nuestro cuerpo funcione correctamente, podemos obtenerla con facilidad de los alimentos.
En cada 100 gramos de producto encontramos:
- Pipas de calabaza: 590 miligramos.
- Pipas de girasol: 390 miligramos.
- Cereales para el desayuno ricos en fibra: 340 miligramos.
- Almendras, anacardos y avellanas sin tostar: 260 miligramos.
- Garbanzos, habas y guisantes: 160 miligramos.
- Calamares: 140 miligramos.
- Maíz: 120 miligramos.
Si tienes un déficit de magnesio y necesitas suplementarte, debes saber que no todos los tipos son iguales ni tienen los mismos beneficios. Aquí va un listado para no perderte y elegir el ideal para ti.
- Óxido de magnesio. La parte positiva es que es de los más económicos que hay en el mercado, pero no esperes que aumente demasiado tus niveles de este mineral en sangre, ya que solo se absorberá entre un 4% y un 10% del total. Además, a algunas personas les provoca un efecto laxante importante.
- Carbonato de magnesio. Tiene una buena acción antiácida y una pequeña acción laxante, por lo que ayudará a mejorar estos problemas gastrointestinales. Pero si lo que buscamos es aumentar los niveles de magnesio en sangre, entonces debes saber que su absorción no es la mejor.
- Citrato de magnesio. Es uno de los tipos que mejor absorbe nuestro cuerpo, por lo que es bueno ayudando a aumentar el nivel de magnesio en sangre. Ayudará a aumentar nuestros niveles de energía y a reducir el cansancio. Puede tener un efecto laxante suave.
- Malato de magnesio. Interviene directamente en el ciclo de Krebs, por lo que es uno de los mejores tipos de magnesio si lo que buscamos es aumentar nuestros niveles de energía, mejorar el rendimiento físico y combatir el cansancio y la fatiga.
- Bisglicinato de magnesio. Este tipo combina el magnesio con la glicina para conseguir un suplemento que se absorbe de maravilla sin provocar ningún efecto laxante. Si lo que buscamos es combatir el insomnio, reducir los niveles de ansiedad y contribuir al bienestar muscular, este es nuestro tipo.
- Treonato de magnesio. Es quizás uno de los tipos más novedosos y por ello es menos conocido, pero que presenta grandes ventajas sobre la salud cerebral al conseguir atravesar la barrera hematoencefálica. Es el ideal si lo que buscamos es mejorar la memoria, la concentración y el aprendizaje.
- Taurato de magnesio. Este tipo nace de la unión de magnesio con taurina, pero aunque ese ingrediente le suene de las bebidas estimulantes no va a ponerle nervioso ya que es un aminoácido con efectos positivos sobre la fatiga, los trastornos musculares y el sistema cardiovascular.
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