En 1988, Tami Erin fue elegida entre 8.000 niñas para interpretar a Pippi Calzaslargas en «Las nuevas aventuras de Pippi». Su personalidad vivaz y su sonrisa radiante conquistaron al director Ken Annakin, quien la describió como “el sol personificado”. Aunque la película fracasó en taquilla, Erin se convirtió en una joven estrella, iniciando una prometedora carrera que la llevó a modelar y colaborar como Embajadora de Unicef. Fue, durante años, un rostro de filantropía y optimismo.
Sin embargo, su vida tomó un giro inesperado. Décadas después, Tami Erin protagonizó titulares por razones muy diferentes. En 2013, su arresto por agredir a un compañero de piso y conducir ebria marcó un punto de inflexión en su imagen pública. Ese mismo año, un video íntimo de Erin salió a la luz, algo que la llevó a tomar una decisión controvertida: editarlo y venderlo a una productora de cine para adultos. Según explicó, prefirió beneficiarse de la grabación antes que permitir que su expareja lucrara con ella.
Lejos del caos mediático, Tami ha encontrado un refugio en Grand Lake, Oklahoma, donde vive junto a su pareja rodeada de naturaleza. Aunque su vínculo con el cine para adultos persiste, Erin continúa recordando con nostalgia a Pippi, el personaje que definió su carrera y que todavía atrae la curiosidad del público.
Hoy, con 50 años, Tami Erin sigue siendo una figura que genera fascinación y debate, un contraste entre su pasado como ícono infantil y el rumbo que tomó su vida adulta.
La actriz que encarnó a Pippi Calzaslargas en 1988 reconstruyó su vida entre escándalos, cine adulto y recuerdos de su emblemático personaje
En 1988, Tami Erin fue elegida entre 8.000 niñas para interpretar a Pippi Calzaslargas en «Las nuevas aventuras de Pippi». Su personalidad vivaz y su sonrisa radiante conquistaron al director Ken Annakin, quien la describió como “el sol personificado”. Aunque la película fracasó en taquilla, Erin se convirtió en una joven estrella, iniciando una prometedora carrera que la llevó a modelar y colaborar como Embajadora de Unicef. Fue, durante años, un rostro de filantropía y optimismo.
Sin embargo, su vida tomó un giro inesperado. Décadas después, Tami Erin protagonizó titulares por razones muy diferentes. En 2013, su arresto por agredir a un compañero de piso y conducir ebria marcó un punto de inflexión en su imagen pública. Ese mismo año, un video íntimo de Erin salió a la luz, algo que la llevó a tomar una decisión controvertida: editarlo y venderlo a una productora de cine para adultos. Según explicó, prefirió beneficiarse de la grabación antes que permitir que su expareja lucrara con ella.
Lejos del caos mediático, Tami ha encontrado un refugio en Grand Lake, Oklahoma, donde vive junto a su pareja rodeada de naturaleza. Aunque su vínculo con el cine para adultos persiste, Erin continúa recordando con nostalgia a Pippi, el personaje que definió su carrera y que todavía atrae la curiosidad del público.
Hoy, con 50 años, Tami Erin sigue siendo una figura que genera fascinación y debate, un contraste entre su pasado como ícono infantil y el rumbo que tomó su vida adulta.
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