Sofía Cristo: “Me arrepiento enormemente de haberle ofrecido droga a infinidad de personas. He sido un peligro para la salud pública”

España no paró de bailar Ritmo de la noche durante el verano de 1990. La canción del grupo belga Mystic, una versión del tema original de la formación alemana Chocolate que, a su vez, estaba inspirado en el clásico I Go To Rio de Peter Allen, llegó al número 2 de las listas y sonaba en todas partes, incluida la casa de Bárbara Rey. La actriz y vedete acababa de separarse del domador Ángel Cristo y se había instalado en un chalé en la localidad madrileña de Boadilla del Monte con sus dos hijos. Sofía, la pequeña de la familia, solo tenía siete años y se pasaba el día escuchando Ritmo de la noche y otros hits del momento, como Step by Step, de New Kids on the Block, Pump Up the Jam, de Technotronic, o Soldados del amor, de Olé Olé.

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 La hija de Ángel Cristo y Bárbara Rey lanza una remezcla del éxito noventero ‘Ritmo de la noche’ coincidiendo con el comienzo de las celebraciones del Orgullo LGBTIQ+. “Llevo 12 años sin consumir, pero he recaído en la política. Ahora solo hablo de política. Estoy enganchada”, reconoce la DJ  

España no paró de bailar Ritmo de la noche durante el verano de 1990. La canción del grupo belga Mystic, una versión del tema original de la formación alemana Chocolate que, a su vez, estaba inspirado en el clásico I Go To Rio de Peter Allen, llegó al número 2 de las listas y sonaba en todas partes, incluida la casa de Bárbara Rey. La actriz y vedete acababa de separarse del domador Ángel Cristo y se había instalado en un chalé en la localidad madrileña de Boadilla del Monte con sus dos hijos. Sofía, la pequeña de la familia, solo tenía siete años y se pasaba el día escuchando Ritmo de la noche y otros hits del momento, como Step by Step, de New Kids on the Block, Pump Up the Jam, de Technotronic, o Soldados del amor, de Olé Olé.

“Yo era muy pequeña, pero ya me gustaba mucho la música. Me gustaba tanto que mi madre me había regalado un radiocasete rojo. Me paseaba todo el día por la casa tipo rapera llevándolo encendido sobre el hombro”, recuerda Sofía Cristo (Madrid, 41 años). 35 años después, la DJ y productora musical lanza una remezcla del éxito noventero Ritmo de la noche junto al productor Seiken y el artista Roi Porto.

“Es un homenaje a uno de los himnos de mi vida”, explica Sofía Cristo, sentada a una mesa de un restaurante de la calle Velázquez, en pleno barrio de Salamanca de Madrid. Su novia, la bailarina Sandra-Ly Flor, observa y escucha en silencio. La canción se publica este martes 24 de junio, coincidiendo con el comienzo de las celebraciones del Orgullo LGBTIQ+. Para ella, el tema es su contribución a las fiestas y conmemoraciones del colectivo del que forma parte. “Hemos avanzado mucho, pero sigue habiendo amenazas y agresiones. Por eso seguimos celebrando el Orgullo, porque hay que seguir luchando por nuestros derechos y reivindicando. No se me ocurre mejor forma de reivindicar que bailando”, dice.

Pregunta. ¿La bisexualidad sigue siendo un tema tabú?

Respuesta. En mi caso no lo siento así. Yo me he sentido libre desde que me sacaron del armario. Yo no salí del armario por voluntad propia. Tuve la fortuna, porque no fue una desgracia, de que contaron en un programa de televisión que era bisexual. En ese momento pensé que iba a ser mi perdición, que me iban a juzgar en mi trabajo y que me iban a cerrar las puertas. Fue todo lo contrario. El colectivo me abrió las puertas, me abrazó y me cuidó. Solo entonces pude sentirme yo misma, libre para poder vivir como me merezco: amando a quien yo quiero y mostrándolo al mundo. Digo al mundo porque en casa ya era libre. Mi madre y mis amigos ya lo sabían.

P. Su madre la mandó a buenísimos colegios e internados. ¿Sufrió bullying por ser hija de famosos?

R. Pues mira, sí. Sufrí mucho bullying por ser “la hija de”. Entonces ni se conocía como bullying. Estaban los malotes, los empollones, los que pasaban desapercibidos y luego estábamos “los hijos de”. En los colegios a los que yo iba había muchos “hijos de”. Eran colegios bastante elitistas, con gente de mucho dinero. Siempre sentía esa discriminación, pero también el cariño de muchos compañeros. No era todo malo. Me ganaba a la gente a base de mi gracia y habilidades sociales. Supongo que intentaba sobrevivir. No fue fácil ser la hija de un domador de leones y una actriz. Mis compañeros imitaban el rugido de un león, el ruido de un látigo o directamente insultaban a mi madre.

P. Con ese padre y esa madre, ¿no le costó encontrar su vocación?

R. No.Con 16 años toqué por primera vez un vinilo y supe que eso iba a ser mi vida. No tuve dudas.Si mi padre no hubiera estado tan enfermo, a lo mejor habría acabado trabajando en el circo. Si él hubiera sido otro tipo de hombre, un hombre de bien, a lo mejor ahora estaría trabajando en ese mundo. Yo quería ser payaso de pequeña. Siempre quise ser artista.

P. ¿Qué ha heredado de sus padres?

R. Soy muy trabajadora, como ellos. Heredé su carácter. Los dos lo tenían. También heredé muchos defectos, pero me voy a centrar en las cosas positivas.

P. En la hemeroteca de EL PAÍS está la noticia de su bautizo, que se celebró en una carpa circense en Las Ventas.

R. ¿Fue en Las Ventas? Qué bonito. La próxima vez que pinche en Las Ventas podré decir: “Aquí empezó todo”.

P. Es famosa desde que nació. ¿Le habría gustado tener otra vida, una vida no tan pública?

R. Antes pensaba: “Ojalá no me conociera nadie”. Pero ya no. Me ha costado ganarme mi lugar, pero estoy muy agradecida y orgullosa de quienes son mis padres. Ha habido luces y sombras en la vida de mi familia, pero estoy muy orgullosa. Hay pocas cosas de las que me arrepiento en mi vida. Me gusta mucho ser quien soy.

“Me gustaría ser madre, pero hay que ser hija de puta para traer a alguien a esta jungla”, afirma Sofía Cristo.

P. Usted habla mucho sobre su experiencia con las drogas. Empezó a consumir con 15 años.

R. Sí, con 15 años ya consumía.

P. ¿Cuándo se dio cuenta de que las drogas eran un problema?

R. Hay momentos de lucidez en los que te das cuenta de que es un problema. Pero como la adicción es la enfermedad del autoengaño, lo tapas y sigues consumiendo. Con 23 o 24 años empecé a ver que había un problema. La realidad total de mi enfermedad no la vi hasta los 28 o 29, cuando decidí ingresar en un centro de adicciones. Hasta llegar ahí, pasé por muchas cosas tremendas. Era vivir o morir.

P. ¿Quién fue la primera persona que la ayudó?

R. Mi madre. Un día me miré al espejo y no me reconocí. Ya consumía llorando. Ese día fui a verla y le confesé todo. Ella fue la primera que me ayudó.

P. Es DJ, trabaja en la noche. ¿Es un problema para mantenerse limpia?

R. Me encantaría decirte que la noche no es un problema, pero lo es. La droga es una pandemia invisible que está demasiado normalizada. No se habla de ella. No quiero culpabilizar a la noche porque va más allá. Las drogas están en todas partes, incluso ahora aquí, en este restaurante tan magnífico en el que estamos, hay copas de vino en todas las mesas. Antes te decía que hay pocas cosas de las que me arrepiento en la vida… Me arrepiento enormemente de haberle ofrecido droga a infinidad de personas y de haberme drogado delante de personas que no se drogaban. He sido un peligro para la salud pública.

P. Pocas personas reconocerían eso.

R. Pues yo lo hago. Ahora soy una persona libre: llevo 12 años sin consumir y no he tenido ninguna recaída. Cuando veo a alguien drogarse delante de mí, me hace daño a la vista.

P. ¿El adicto se cura o siempre puede recaer?

R. Uno tiene épocas en las que piensa que está mejor que nunca, como yo ahora, pero eso no significa que no pueda recaer. Yo estoy en mi prime. Llevo 12 años sin consumir, tengo estabilidad, me va increíble en el trabajo, tengo una relación espectacular con mi madre, tengo a la pareja de mi vida, tengo mi casa, pero eso no quita que pueda salir cualquier día y que pueda pasarme cualquier cosa. Me tengo que seguir cuidando.

P. Ahora da charlas de prevención y colabora con centros.

R. Sí, colaboro con centros privados que dan un servicio al adicto que no da la Seguridad Social. Cuando yo me fui a ingresar, pedí hora en la Seguridad Social y me pusieron en una lista de espera de seis meses. Tuve que entrar en un centro privado. Me tuve que buscar la vida para conseguir el dinero para pagarlo. Entonces me di cuenta de que con la palabra, hablando de esto, podía ayudar a mucha gente. El tratamiento que recibí no se lo puede permitir cualquiera. Es carísimo. Con los años empecé a formarme, a dar charlas de prevención y descubrí el Instituto Noa, en Sevilla. Dan el mismo tratamiento que recibí yo, pero vale la mitad. Colaboro con ellos porque dan becas y facilitan mucho a los pacientes las formas de pago para poder tratarse. Ellos ven antes la salud que el dinero.

P. Hace unos años publicó un libro sobre su experiencia con las drogas. Lo tituló El amor de mi vida.

R. En ese momento el amor de mi vida era la droga. Llevaba solo 15 meses limpia cuando lo publiqué. En este momento el amor de mi vida es Sandra.

P. Hablando de libros, ¿ya ha leído las memorias de su madre?

R. Estoy en ello. Más o menos conozco todas sus cosas. Creo que cuenta de menos. Mi madre no cuenta todo, debería contar más. Tiene que haber una segunda parte.

P. ¿Cree que la han tratado injustamente?

R. Yo creo que sí. Han sido muy injustos con ella. Pero no puedo hacer más. También intento proteger mi espacio porque es demasiado.

P. Demasiada madre.

R. Demasiada.

P. ¿A usted le gustaría ser madre?

R. Me gustaría. Creo que es el acto más generoso del mundo darle la vida a una personita. Pero a la vez pienso: hay que ser hija de puta para traer a alguien a esta jungla, a este campo de minas, a esta perversión de sociedad. Estamos todos fatal. Cómo va este país de mal a nivel político. Estamos en manos de unos delincuentes. Ponlo.

P. Le interesa la política.

R. Más de lo que me gustaría. Es horrible. Hice una huelga de política durante mucho tiempo porque me bajaba la frecuencia. No leía las noticias, no veía la tele y no hablaba de política. Pero he recaído. Llevo 12 años sin consumir drogas, pero he recaído en la política. Ahora solo hablo de eso. Estoy enganchada. Pero no quiero manifestarme públicamente porque estoy muy tranquila y mucha gente sabe dónde vivo.

P. ¿Pincharía para algún partido político?

R. Yo pincho para muchos partidos políticos, me contratan muchos ayuntamientos. Pincho para todos los partidos.

P. En ese caso pincha para los ciudadanos. Me refería a si pincharía para una formación política.

R. No. A día de hoy, tal como están las cosas, no. Ahora mismo no creo en la política.

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