El talón de Aquiles de la defensa de Ucrania es que son muy pocos los hombres que hoy quieren incorporarse a filas. Kiev carece de tropas suficientes y las redes sociales están llenas de vídeos de detenciones por la fuerza de varones que se oponen al alistamiento por ley. Los sobornos, que ascienden a miles de euros, para saltarse la obligación militar también están a la orden del día. Rusia quiere caldear este malestar con una nueva campaña de bombardeos contra centros de reclutamiento.
Kiev asegura que el invasor busca minar el proceso de alistamiento en un momento en el que pocos hombres están dispuestos a ir al ejército
El talón de Aquiles de la defensa de Ucrania es que son muy pocos los hombres que hoy quieren incorporarse a filas. Kiev carece de tropas suficientes y las redes sociales están llenas de vídeos de detenciones por la fuerza de varones que se oponen al alistamiento por ley. Los sobornos, que ascienden a miles de euros, para saltarse la obligación militar también están a la orden del día. Rusia quiere caldear este malestar con una nueva campaña de bombardeos contra centros de reclutamiento.
Cinco de estos centros de reclutamiento (TCK, por sus siglas en ucranio) han sido atacados desde el 30 de junio. Oficinas de alistamiento de las Fuerzas Armadas de Ucrania en el este del país han recibido el golpe de drones bomba: en Krivi Rih, en dos ciudades de la provincia de Poltava (la capital, Poltava, y Kremenchuk) y este lunes, en la ciudad de Zaporiyia y en Járkov. El mayor número de víctimas se produjo el 3 de julio en la ciudad de Poltava, con dos muertos y decenas de heridos.
Ucrania, como subrayan militares entrevistados por este diario en los dos últimos meses, y como reiteran los servicios de inteligencia de aliados como Estados Unidos, tiene como principal problema la falta de tropas. Desde otoño de 2023, cuando fracasó la última gran contraofensiva ucrania, se frenó la incorporación voluntaria de nuevos soldados. Hasta ese momento, cerca de medio millón de hombres se habían presentado voluntariamente para defender a su país.
Desde entonces, el ejército invasor ha avanzado, muy lenta pero progresivamente, en casi todos los frentes. Solo en la incursión sorpresa de verano de 2024 en la provincia rusa de Kursk, las Fuerzas Armadas Ucranias conquistaron territorio. Casi un año después, los regimientos ucranios han sido prácticamente expulsados por completo de Kursk y Rusia ha aprovechado para avanzar en la vecina provincia ucrania de Sumi. El Estado Mayor ucranio alerta que Moscú ha enviado a esta ofensiva cerca de 50.000 nuevos reclutas.
Mitad del personal en operaciones de combate
La inteligencia militar ucrania estima que Rusia tiene destinados al frente de guerra casi 700.000 soldados. Ucrania cuenta con unas fuerzas de defensa de entre 800.000 y 900.000 personas; cerca de la mitad están implicados directamente en operaciones de combate. Esto supone que las Fuerzas Armadas Ucranias tienen la mitad de personal implicado en operaciones de combate, aunque la superioridad rusa en infantería puede ser más del triple en los frentes más calientes, como en la provincia de Donetsk.
Miles de civiles en edad obligatoria de ser incorporados a filas (de los 25 a los 60 años) viven escondidos, evitando estar en la vía pública o en lugares, como estaciones de transporte, donde las patrullas de reclutamiento son más habituales. También son un problema las deserciones en las Fuerzas Armadas Ucranias, que a finales de 2024 alcanzaban hasta el 10% del total de las tropas. Los centros de las TCK son además lugares de retención de individuos que incumplían con la convocatoria del ejército, y en los que se mantienen aislados hasta que superan las pruebas médicas y son destinados a una unidad militar.
“El principal objetivo de los ataques rusos en los centros de reclutamiento territoriales es dificultar los esfuerzos de movilización en Ucrania. El enemigo tiene mucho miedo del flujo de reclutas en el ejército”, dijo el domingo Vitali Sarantsev, portavoz del Ejército de Tierra ucranio. Sarantsev dio por hecho que la campaña proseguirá.
Los intentos de Rusia de interferir en el proceso de reclutamiento van más allá de estos bombardeos. Los Servicios de Seguridad de Ucrania (SSU) informaron el pasado junio que en el último año habían detenido a 700 sospechosos por colaborar con el enemigo. La mayor parte de estos son ciudadanos ucranios que, a cambio de dinero, aportan datos sobre la localización de activos militares ucranios. Pero otra parte es la de personas que aceptan llevar a cabo atentados contra oficinas de la TCK. Estos son, en su mayoría, jóvenes en una situación social y económica deprimida que son reclutados por los servicios secretos rusos a través de redes sociales.
También ha sido motivo de agria polémica en los dos últimos meses en Ucrania varios bombardeos rusos contra centros de entrenamiento de tropas y reclutas. Uno de los cambios recientes y relevantes en la cúpula militar ucrania se produjo el pasado junio, cuando el general Mijailo Drapati dimitió como jefe del Ejército de Tierra tras un ataque con un misil balístico en un campo de entrenamiento que mató a 12 soldados e hirió a más de 60.
Ataques ucranios
Los golpes rusos contra el sistema de reclutamiento ucranio es parte de la campaña de bombardeos masivos de largo alcance del invasor contra la retaguardia ucrania. Un objetivo principal ruso, según han admitido oficiales como el comandante de las Fuerzas no Tripuladas de Ucrania, Robert Brovdi, es la red de fábricas de producción de armamento nacionales. Los drones de largo alcance del SSU y del servicio de inteligencia del Ministerio de Defensa ucranio (GUR) castigan a su vez periódicamente plantas de fabricación militar en territorio ruso.
La presencia de drones ucranios provocó el caos aeroportuario en Rusia este fin de semana. El presidente ruso, Vladímir Putin, reaccionó este lunes cesando a su ministro de Transportes, Roman Starovoit. Este ha aparecido muerto pocos después. Las autoridades rusas hablan de un suicidio.
Otra novedad de las últimas horas es el ataque ucranio contra una planta de refinamiento de petróleo de la región de Krasnodar, al sur de Rusia. Ambos contendientes habían evitado atacar su industria energética en la pasada primavera, pero Rusia ha reiniciado desde junio los bombardeos sobre activos energéticos ucranios.
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