«Ha sido una sorpresa. No lo esperaba. No es ser mejor que nadie, ni nada de eso. Es más un reconocimiento al trabajo de años». A Susana Santos Menéndez (Gijón, 62 años) la noticia le pilló soñando. Literalmente. Su móvil sonó en la madrugada del pasado sábado para anunciarle algo increíble. «Más que un mensaje, era una foto», explica sobre un envío llegado desde Bangkok (Tailandia). Allí tenía lugar la gala de la Confederación Mundial de béisbol y sóftbol, en la que, entre otras cosas, se distingue al mejor entrenador, mejor árbitro y mejor anotador del año. Su nombre apareció en una gran pantalla como la elegida en la categoría de anotadora. Ninguna mujer española lo había conseguido. Ella ha sido la primera. «Ha sido una sorpresa. No lo esperaba. No es ser mejor que nadie, ni nada de eso. Es más un reconocimiento al trabajo de años». A Susana Santos Menéndez (Gijón, 62 años) la noticia le pilló soñando. Literalmente. Su móvil sonó en la madrugada del pasado sábado para anunciarle algo increíble. «Más que un mensaje, era una foto», explica sobre un envío llegado desde Bangkok (Tailandia). Allí tenía lugar la gala de la Confederación Mundial de béisbol y sóftbol, en la que, entre otras cosas, se distingue al mejor entrenador, mejor árbitro y mejor anotador del año. Su nombre apareció en una gran pantalla como la elegida en la categoría de anotadora. Ninguna mujer española lo había conseguido. Ella ha sido la primera.
«Ha sido una sorpresa. No lo esperaba. No es ser mejor que nadie, ni nada de eso. Es más un reconocimiento al trabajo de años». A Susana Santos Menéndez (Gijón, 62 años) la noticia le pilló soñando. Literalmente. Su móvil sonó en la madrugada del pasado sábado para anunciarle algo increíble. «Más que un mensaje, era una foto», explica sobre un envío llegado desde Bangkok (Tailandia). Allí tenía lugar la gala de la Confederación Mundial de béisbol y sóftbol, en la que, entre otras cosas, se distingue al mejor entrenador, mejor árbitro y mejor anotador del año. Su nombre apareció en una gran pantalla como la elegida en la categoría de anotadora. Ninguna mujer española lo había conseguido. Ella ha sido la primera.

¿Qué es ser anotadora? Susana lo explica así a los poco versados en la materia: «Es la persona encargada de llevar las estadísticas de lo que sucede. Es como la mesa de baloncesto en la que se van apuntando los triples de cada uno. Pones un partido en papel y quien lea esa hoja sabe todo lo que pasó. Todos esos datos se trasladan a programas informáticos para su lectura o estudio». Un vistazo a su trayectoria refleja las razones de la distinción. Ejerció como anotadora en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, Pekín 2008 y Tokio 2020. Lleva años colaborando en la formación internacional de anotadores, trabajando también en distintos países del mundo en diferentes campeonatos internacionales.

«En Cuba alucinaban con que hubiera una mujer anotadora. Y esto fue no hace mucho, en 2006», señala, entre risas, Susana, sobre lo sucedido en una de las cunas del béisbol. Su humildad da normalidad a una labor, la suya, extraordinaria. Natural de Gijón (habla inglés, francés y se defiende en italiano), lleva años viajando alrededor del mundo más por vocación, que por profesión. Y es que su trabajo es el de atender la oficina de un negocio en la que es responsable de «facturación, albaranes…» a media jornada. La otra media la completa con labores en la Federación Asturiana y alguna colaboración puntual con la Española. Lo de la anotación es «un complemento», no su labor principal. Cualquiera lo diría.
«Menos en África, he estado en todos los continentes para participar en competiciones internacionales. A Taiwán he ido tantas veces que me podrían poner un piso, mientras que Estados Unidos es uno de los países que se me ha resistido», desliza. Los próximos Juegos Olímpicos se disputarán en Los Ángeles, en 2028. No oculta que sería una gran oportunidad para sumar un nuevo país en la mochila. También asume que «quedarme fuera entraría dentro de lo normal. Hay más gente y ya he vivido unos Juegos».
Y eso que el béisbol entró en la vida de esta asturiana de manera casual. «En 1983, en un pub que había justo debajo del Club Junior de béisbol, alguien me habló de ello. Recuerdo perfectamente que les pregunté: ‘¿qué es eso? ¿es lo del palo (por el bate)?’ Y a partir de ahí, sumé cursos de anotadora, de monitora, convenciones… Me atrapó. Mis mejores amigos me los ha dado el béisbol», relata. No se marca metas, sino «seguir disfrutando unos años más» de todo lo que envuelve el béisbol y el sóftbol, donde «hay mucha presencia femenina». «Animo a todo el mundo a probar, a descubrir este deporte. Es difícil robarle licencias al fútbol, pero en Asturias tenemos muchos niños en las escuelas deportivas», concluye Susana tras su strike a otro techo de cristal.
Diario de Mallorca – Deportes