Milan gana su segunda etapa en el Tour en un accidentado esprint que mantiene a Pogacar líder

El diseño de la etapa 17 del Tour de Francia plantea un escenario preponderante: una llegada al esprint. Pero las carreteras escarpadas, la debilidad de los equipos de los esprinters y el viento que suele soplar en el tramo final de la jornada pueden cambiar las previsiones. El diseño de la etapa 17 del Tour de Francia plantea un escenario preponderante: una llegada al esprint. Pero las carreteras escarpadas, la debilidad de los equipos de los esprinters y el viento que suele soplar en el tramo final de la jornada pueden cambiar las previsiones.  

El diseño de la etapa 17 del Tour de Franciaplantea un escenario preponderante: una llegada al esprint. Pero las carreteras escarpadas, la debilidad de los equipos de los esprinters y el viento que suele soplar en el tramo final de la jornada pueden cambiar las previsiones.

Los 160,4 kilómetros entre Bollène y Valence llevan bien marcado el cartel de etapa de transición, en dirección a los Alpes donde el Tour se aposentará los tres días siguientes. Una jornada con dos puertos de cuarta categoría lejos de la meta y 50 kilómetros finales totalmente planos, que dejan en manos de los equipos de los esprinters la posibilidad de forzar una nueva llegada agrupada, la quinta de una edición que les ha puesto caras las posibilidades a los ‘bólidos’ del pelotón.

Tras la victoria del belga Jasper Philipsen en la primera etapa en Lille, las dos de su compatriota Tim Merlier y la primera conseguida en las carreteras francesas por el italiano Jonathan Milan, los llegadores han ido contemporizando en la montaña a la espera de un nuevo esprint.

 Diario de Mallorca – Deportes

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