Marco Tulio Cicerón (106-43AC) ya explicó hace más de dos mil años que «la evidencia es la más decisiva demostración». La situación de la vivienda en España, por su escasez y su carestía, es un escándalo evidente que ni tan siquiera requiere demostración de lo palpable que es. Todas las medidas adoptadas, sobre todo por el Gobierno de Pedro Sánchez –y también por algunos autonómicos–, lo único que han logrado ha sido empeorar todo. Han generado más escasez y aumentos de precios desbocados tanto de compraventa como de alquiler. Nunca hay recetas mágicas para nada, pero sí medidas sensatas. Ayer, el Círculo de Empresarios, el «think tank» –pensadero– empresarial de referencia en España, que preside Juan María Nin, propuso varias medidas para solucionar el problema de la vivienda, incluida la necesidad de un gran pacto de Estado que considere, de verdad, el acceso a la vivienda como una prioridad nacional.
El análisis del Círculo es sencillo: «El problema más grave es que fallamos en lo más fácil, generar oferta, y provoca un bloqueo», apunta Nin. «Desde hace años –añade– estamos atrapados en marcos regulatorios ineficientes que ralentizan las licencias, encarecen los costes y desincentivan la inversión». Todo también tan obvio que la demostración es superflua. El Círculo esboza siete propuestas para solucionar el problema y, en la práctica, acabar con un escándalo que tiene atrapada a parte de la sociedad, sobre todo a los jóvenes. Reclama, y quizá sea lo más complicado, porque es el origen de muchos de los males, «cancelar la condicionalidad ideológica extrema» que ha impulsado y desarrollado unas normativas y regulaciones nefastas que han logrado lo contrario de lo que, en teoría, se proponían: que hubiera más vivienda y a mejor precio. Además, pide «multiplicar la oferta de suelo urbanizable», algo que se lograría si se simplifica la muy enrevesada normativa actual y se agilizaran los trámites administrativos de concesión de licencias. Todo parece tan razonable que extraña y escandaliza que no se haya hecho todavía, a pesar de estar ahí la evidencia –los problemas con la vivienda– como «decisiva demostración», que diría Cicerón.
Todas las medidas adoptadas por Sánchez han generado más escasez y aumentos de precios desbocados tanto de compraventa como de alquiler
Marco Tulio Cicerón (106-43AC) ya explicó hace más de dos mil años que «la evidencia es la más decisiva demostración». La situación de la vivienda en España, por su escasez y su carestía, es un escándalo evidente que ni tan siquiera requiere demostración de lo palpable que es. Todas las medidas adoptadas, sobre todo por el Gobierno de Pedro Sánchez –y también por algunos autonómicos–, lo único que han logrado ha sido empeorar todo. Han generado más escasez y aumentos de precios desbocados tanto de compraventa como de alquiler. Nunca hay recetas mágicas para nada, pero sí medidas sensatas. Ayer, el Círculo de Empresarios, el «think tank» –pensadero– empresarial de referencia en España, que preside Juan María Nin, propuso varias medidas para solucionar el problema de la vivienda, incluida la necesidad de un gran pacto de Estado que considere, de verdad, el acceso a la vivienda como una prioridad nacional.
El análisis del Círculo es sencillo: «El problema más grave es que fallamos en lo más fácil, generar oferta, y provoca un bloqueo», apunta Nin. «Desde hace años –añade– estamos atrapados en marcos regulatorios ineficientes que ralentizan las licencias, encarecen los costes y desincentivan la inversión». Todo también tan obvio que la demostración es superflua. El Círculo esboza siete propuestas para solucionar el problema y, en la práctica, acabar con un escándalo que tiene atrapada a parte de la sociedad, sobre todo a los jóvenes. Reclama, y quizá sea lo más complicado, porque es el origen de muchos de los males, «cancelar la condicionalidad ideológica extrema» que ha impulsado y desarrollado unas normativas y regulaciones nefastas que han logrado lo contrario de lo que, en teoría, se proponían: que hubiera más vivienda y a mejor precio. Además, pide «multiplicar la oferta de suelo urbanizable», algo que se lograría si se simplifica la muy enrevesada normativa actual y se agilizaran los trámites administrativos de concesión de licencias. Todo parece tan razonable que extraña y escandaliza que no se haya hecho todavía, a pesar de estar ahí la evidencia –los problemas con la vivienda– como «decisiva demostración», que diría Cicerón.
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