Marta Marcilla, empresaria millonaria: «Estas son las 3 fases de todas las personas cuando tienen libertad financiera»

Marta Marcilla, fundadora de Tsalach Real Estate, se ha posicionado como una figura de referencia en el ámbito empresarial. Tiene una trayectoria es destacada, habiendo alcanzado una considerable fortuna antes de los treinta años.

Actualmente, Marcilla se dedica a ofrecer su experiencia para guiar a aquellos que buscan el éxito. Sus consejos se centran en el concepto de la libertad financiera, un objetivo que, según ella, se logra tras la superación de tres fases distintas.

La empresaria detalla un proceso que implica no solo la acumulación de capital, sino también un profundo entendimiento de la gestión del dinero y la inversión. Un modelo que, a su parecer, desafía las convenciones habituales en el sector.

La ruta de las tres fases hacia la riqueza personal

Para Marcilla, la primera fase del camino hacia la libertad financiera comienza cuando una persona empieza a obtener ingresos elevados. En lugar de destinarlos a la inversión, esta etapa se caracteriza por un gasto desmedido en lujos, como vehículos de alta gama, ropa de diseñador y relojes de marca, siguiendo caprichos personales.

Esta conducta de consumo lleva a la segunda fase, que la empresaria describe directamente como la bancarrota personal. Este colapso financiero se produce, a su juicio, por una falta de comprensión sobre cómo funciona el dinero y las leyes que rigen la abundancia económica, impidiendo un verdadero ascenso de nivel en su patrimonio.

Marcilla subraya que esta etapa de quiebra, aunque dolorosa y de envergadura, es una experiencia formativa. Es en este punto cuando se adquieren las lecciones más importantes sobre la gestión financiera y se identifican los errores cometidos en el gasto impulsivo de recursos.

La conciencia financiera como pilar de la inversión inteligente

Una vez superada la fase de la ruina y aprendidas sus consecuencias, el individuo entra en la tercera etapa: la recuperación del capital. La empresaria enfatiza que, en este recorrido, el primer millón de euros es, sin duda, el más difícil de conseguir.

Con esta nueva conciencia sobre el origen y la gestión del dinero, Marcilla explica que se comienza a cuestionar la validez de los consejos financieros tradicionales. Sugiere que gran parte de la información convencional podría estar diseñada para mantener a las personas en un estado de dependencia económica, en lugar de capacitarlas para la libertad financiera plena.

En esta fase avanzada, el estilo de vida de la persona ya no se financia con ingresos directos del trabajo. En su lugar, son las inversiones generadas las que sufragan los gastos diarios y los lujos. Este cambio de paradigma implica que el dinero se destina primero a la inversión antes que al consumo, marcando una estrategia financiera diferente a la habitual.

La visión de Marcilla propone un modelo donde la experiencia, incluso la adversa, se convierte en la base para una gestión patrimonial sólida, orientada a la independencia económica duradera y sostenible en el tiempo.

 Marta Marcilla, la empresaria que a los veintinueve años ya era multimillonaria, comparte sus claves para alcanzar la libertad económica a través de tres etapas bien diferenciadas  

Marta Marcilla, fundadora de Tsalach Real Estate, se ha posicionado como una figura de referencia en el ámbito empresarial. Tiene una trayectoria es destacada, habiendo alcanzado una considerable fortuna antes de los treinta años.

Actualmente, Marcilla se dedica a ofrecer su experiencia para guiar a aquellos que buscan el éxito. Sus consejos se centran en el concepto de la libertad financiera, un objetivo que, según ella, se logra tras la superación de tres fases distintas.

La empresaria detalla un proceso que implica no solo la acumulación de capital, sino también un profundo entendimiento de la gestión del dinero y la inversión. Un modelo que, a su parecer, desafía las convenciones habituales en el sector.

La ruta de las tres fases hacia la riqueza personal

Para Marcilla, la primera fase del camino hacia la libertad financiera comienza cuando una persona empieza a obtener ingresos elevados. En lugar de destinarlos a la inversión, esta etapa se caracteriza por un gasto desmedido en lujos, como vehículos de alta gama, ropa de diseñador y relojes de marca, siguiendo caprichos personales.

Esta conducta de consumo lleva a la segunda fase, que la empresaria describe directamente como la bancarrota personal. Este colapso financiero se produce, a su juicio, por una falta de comprensión sobre cómo funciona el dinero y las leyes que rigen la abundancia económica, impidiendo un verdadero ascenso de nivel en su patrimonio.

Marcilla subraya que esta etapa de quiebra, aunque dolorosa y de envergadura, es una experiencia formativa. Es en este punto cuando se adquieren las lecciones más importantes sobre la gestión financiera y se identifican los errores cometidos en el gasto impulsivo de recursos.

La conciencia financiera como pilar de la inversión inteligente

Una vez superada la fase de la ruina y aprendidas sus consecuencias, el individuo entra en la tercera etapa: la recuperación del capital. La empresaria enfatiza que, en este recorrido, el primer millón de euros es, sin duda, el más difícil de conseguir.

Con esta nueva conciencia sobre el origen y la gestión del dinero, Marcilla explica que se comienza a cuestionar la validez de los consejos financieros tradicionales. Sugiere que gran parte de la información convencional podría estar diseñada para mantener a las personas en un estado de dependencia económica, en lugar de capacitarlas para la libertad financiera plena.

En esta fase avanzada, el estilo de vida de la persona ya no se financia con ingresos directos del trabajo. En su lugar, son las inversiones generadas las que sufragan los gastos diarios y los lujos. Este cambio de paradigma implica que el dinero se destina primero a la inversión antes que al consumo, marcando una estrategia financiera diferente a la habitual.

La visión de Marcilla propone un modelo donde la experiencia, incluso la adversa, se convierte en la base para una gestión patrimonial sólida, orientada a la independencia económica duradera y sostenible en el tiempo.

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