El Mundial de MotoGP atravesará, este fin de semana, el ecuador de la temporada y lo hará en el circuito de Sachsenring, en la extinta República Democrática de Alemania (RDA), en medio de las montañas. Y lo hará con un Marc Márquez Alentá pletórico a sus 32 años, arrollador, muy parecido, aunque él lo niegue siempre, al de 2019, que lo ganó casi todo. El Mundial de MotoGP atravesará, este fin de semana, el ecuador de la temporada y lo hará en el circuito de Sachsenring, en la extinta República Democrática de Alemania (RDA), en medio de las montañas. Y lo hará con un Marc Márquez Alentá pletórico a sus 32 años, arrollador, muy parecido, aunque él lo niegue siempre, al de 2019, que lo ganó casi todo.
El Mundial de MotoGP atravesará, este fin de semana, el ecuador de la temporada y lo hará en el circuito de Sachsenring, en la extinta República Democrática de Alemania (RDA), en medio de las montañas. Y lo hará con un Marc Márquez Alentápletórico a sus 32 años, arrollador, muy parecido, aunque él lo niegue siempre, al de 2019, que lo ganó casi todo.
Márquez, que llega a Alemania habiendo acumulado tres tripletes (victorias en sábado y domingo) consecutivos (Aragón, Mugello y Assen), suma 307 puntos, que representa el 83% de los 370 que se han puesto en juego en los 10 fines de semana que se llevan disputados, y ya supera por 68 puntos a su hermano Àlex y en 126, es decir, más de tres grandes premios, al tricampeón italiano Francesco Bagnaia.
El muchacho de Cervera (Lleida), que va camino de conquistar su noveno título mundial e igualar al italiano Valentino Rossi, ha ganado nueve (Tailandia, Argentina, EEUU, Catar, Jerez, Francia, Aragón, Italia y Países Bajos) de los diez ‘sprint’ que se han celebrado (solo se le escapó la de Inglaterra y la ganó su hermano) y seis de los 10 grandes premios: Tailandia, Argentina, Catar, Aragón, Italia y Mugello.
Son muchos los que ahora, pasados ya 10 grandes premios, recuerdan las palabras de Bagnaia y Mir, el primer día de Mundial, en Tailandia. «Marc está jugando con nosotros», dijo ‘Pecco’. «Este Mundial solo lo puede perder Marc», pronosticó el campeón mallorquín.
Lo que muchos intuyeron, hace ahora exactamente un año cuando Ducati anunció el fichaje del ocho veces campeón del mundo, es decir, que el catalán arrasaría (“juntas el mejor piloto con la mejor moto y desenchufas el Mundial”, ha dicho recientemente el italiano Carlo Pernat, veterano representante y comentarista de Sky TV), está ocurriendo. Todo el ‘paddock’ se dedica a descontar grandes premios para averiguar en qué fin de semana se proclamará MM93 campeón del mundo antes de hora.
El mayor de los Márquez aparecerá en Sachsenring, su circuito talismán, en el que ha vencido en 11 ocasiones, acompañado de su hermano Àlex, el gran rival, el único adversario que le inquieta en la pista, muy mermado en su condición física, pues acaba de fracturarse el índice de la mano izquierda y no sabe en qué condiciones podrá competir lo que, probablemente, signifique que Marc abandoné Sachsenring, con rumbo a Brno (República Checa), donde se corre la próxima semana, con un montón de puntos más de ventaja.
A los 68 puntos con respecto al ‘Pistolas’, que está protagonizando la mejor temporada de su vida, se añaden los 126 que le saca a Bagnaia, teórico jefe de Ducati; los 168 que le lleva a Franco Morbidelli; los 171 que le distancian de Fabio Di Giannantonio; los 186 que tiene de más que Marco Bezzecchi, reciente ganador en Inglaterra, y los 206 que sufre Johann Zarco, el líder de Honda.

Es tal la diferencia que MM93 saca a ‘los otros’, que cuando el lunes 21 de julio empiecen las vacaciones hasta el 15 de agosto, Marc Márquez podría permitirse el lujo de alargarlas ausentándose en los dos grandes premios de finales de agosto (Austria y Hungria), regresar en Barcelona (7 de septiembre) y seguir siendo líder del Mundial. No es ya solo la diferencia en puntos que saca a los demás, es la manera tan autoritaria y dominadora con la que maneja cada uno de los fines de semana de gran premio.
Y es ahora cuando en las paredes de los boxes de todos los equipos de MotoGP, incluidas, sí, las del taller del ‘team’ Ducati Lenovo, resuenan los pronósticos realizados, no en la tercera, cuarta o quinta carrera del año, no, no, en ¡la primera!, en Buriram (Tailandia), cuando su compañero de escudería ‘Pecco’ Bagnaia dijo que “Marc está jugando con nosotros” y el bicampeón mallorquín Joan Mir(Honda) añadió: “Este Mundial es de Marc y solo lo puede perder él”.
Empezó a hablarse de que este campeonato era ‘todos contra Marc’, se siguió comentando que era ‘Marc contra todos’ y, ahora, ya se dice que este Mundial es, simplemente, ‘Marc contra Marc’, pues todo depende de él.
De ahí que sean muchos los que piensen que éste no es el Mundial de ‘todos contra Marc’ o ‘Marc contra todos’, sino el Mundial de ‘Marc contra Marc’. Y de ahí, también, que el ocho veces campeón del mundo haga tanta referencia a que no se puede confiar y, sobre todo, debe evitar las caídas tontas, pues solo una lesión puede impedir, repito, cuando se está a punto de cruzar el ecuador del campeonato, que el mayor de los Márquez Alentá empate a títulos con el ‘Doctor’. Y ahí sí provocará una gran crisis, ‘la crisis’. Tal vez por eso, desde Mugello, hace unos días, Rossi ha dejado de seguir la cuenta oficial de MotoGP en redes.
Mientras el ingeniero italiano Gigi Dall’Igna, creador de la ‘Desmosedici’ invencible y ausente este fin de semana, en Sachsenring, por temas personales, asegura que “el carácter, el talento y la profesionalidad de Marc, le convierten en el mejor”, las demás estrellas no cesan de quejarse de sus motos. “Creo que no me despedirán”, bromea, desesperado, el campeón francés Fabio Quartararo. “La Yamaha parece un remolque en determinados momentos de las carreras”, señala Alex Rins. “Creo que nuestra Honda ha llegado ya a su límite”, señala el ganador Johann Zarco.

Y así todos, todos. No hablemos de la pareja española de KTM, la fábrica austriaca que ha estado a punto de desaparecer por la pésima gestión de su dueño Stefan Pierer, Pedro Acostay Maverick Viñales. El ‘tiburón de Mazarrón’ vive su segundo año en la firma austriaca desesperado, pero resignado pues, tal y como acaba de reconocer su representante, Albert Valera, ni siquiera tiene cláusula de escape en su contrato. Y Viñales hace lo que puede y más para salir adelante. “Si me hacen caso, podemos mejorar y mucho y sé que KTM me hará caso”, señala una y otra vez el catalán, pero la progresión es a golpes, incompleta, por mayor pasión que le pone Viñales, que es octavo del Mundial, a 238 puntos de MM93, es decir, seis grandes premios y medio de distancia.
Diario de Mallorca – Deportes