María Torres (Málaga, 1997) no deja de escribir su nombre en la historia del deporte español. La malagueña ha conseguido, por segundo año consecutivo, el título de Grand Winner en la Premier League de Karate, la máxima distinción de esta competición internacional. Pero eso no es todo: también cierra la primera mitad de la temporada 2025 como número uno del mundo en su categoría, en la modalidad de kumite. María Torres (Málaga, 1997) no deja de escribir su nombre en la historia del deporte español. La malagueña ha conseguido, por segundo año consecutivo, el título de Grand Winner en la Premier League de Karate, la máxima distinción de esta competición internacional. Pero eso no es todo: también cierra la primera mitad de la temporada 2025 como número uno del mundo en su categoría, en la modalidad de kumite.
María Torres (Málaga, 1997) no deja de escribir su nombre en la historia del deporte español. La malagueña ha conseguido, por segundo año consecutivo, el título de Grand Winner en la Premier League de Karate, la máxima distinción de esta competición internacional. Pero eso no es todo: también cierra la primera mitad de la temporada 2025 como número uno del mundo en su categoría, en la modalidad de kumite.
Se acaba de convertir en la primera española en ganar dos veces seguidas la liga mundial de kárate. ¿Cómo se siente?
Muy feliz, porque la verdad es que ha sido muy complicado. Es lo que hablaba con mi padre el otro día, que al final llevo casi tres años peleando por ser la número uno del mundo y lo he conseguido. Ganar por segundo año consecutivo la Liga Mundial demuestra que además estoy consiguiendo defenderlo con regularidad y que el trabajo dé sus frutos.
¿Se presenta con más confianza a los Juegos Mundiales (la máxima competición de los deportes no olímpicos)?
Me siento muy contenta y motivada para seguir cosechando logros. Ser la número uno tiene sus ventajas, pero yo diría que un poco más desventajas porque al final todo el mundo se centra en ganarte a ti, su objetivo final soy yo. Me estudian y me tienen en el punto de mira, yo no puedo estudiar a 60 rivales cada vez. Pero ojalá me tengan que seguir estudiando muchos años y yo siga siendo el rival a batir.
Para llegar hasta aquí ha habido muchos años antes en los que usted era la que estudiaba a la número uno, ¿no?
Yo empecé con tres años a hacer kárate. Mi padre es mi entrenador. Obviamente entonces no tenía estos objetivos, pero desde los 12 años que me di cuenta de lo mucho que me gustaba el kumite (combate) he estado más centrada en la competición.

¿Alguna vez pensó en tirar la toalla?
Tuve un momento muy bajo en mi carrera cuando perdí en el preolímpico de Tokio. Ese año el kárate era deporte olímpico. Me quedé a las puertas de los Juegos. Fue un palo muy duro después de cuatro años entregada a ese fin. Si no hubiera perdido en el preolímpico, en primera vuelta, yo creo que ese año no hubiera quedado campeona del mundo, así que todo pasa por algo.
¿Trabajó el aspecto psicológico de la derrota?
Sí, tuve que trabajar mucho porque cuando empecé a entrenar después del preolímpico no estaba nada motivada.Tú al final te pasas años preparándote para ganar y luego tienes que gestionar la derrota. Tuve que trabajar muchísimo y me costó bastante salir del hoyo.
¿Cómo ha sido su carrera desde entonces?
Quedé campeona del mundo individual, fui la primera española en lograrlo y desde ahí he cogido un impulso muy grande para mi carrera. Luego he sido subcampeona de Liga Mundial, de los Juegos Mundiales y tercera de Europa entre otros. Esa fue la clave de mi carrera deportiva y que me motiva hasta el día de hoy.
¿Cómo es tener a su padre de entrenador?
Si hablas con la María de nueve o diez años te diría que un rollo. Porque al final siempre tienes que ir a entrenar, siempre… O sea, yo en su día me perdí muchísimos cumpleaños de amigos, citas importantes, etc. Pero al final, a día de hoy, es una ventaja. Pasamos muchísimo tiempo juntos. Yo he tenido la suerte de que mi padre también supo diferenciar muy bien lo que es la casa del tatami. En casa, sé que puedo tirar un ‘poquillo’ más de la cuerda y cuando estoy en el tatami, le tengo que hacer caso 100%. A día de hoy sé que es una ventaja y seguramente si mi padre no hubiera sido mi entrenador probablemente no hubiera llegado donde estoy.
¿Sigue siendo su padre su entrenador?
Sí, como siempre. Mi vida realmente es muy monótona. Es kárate, kárate y kárate. Me levanto, desayuno, entreno, luego depende del día tengo psicóloga, nutricionista o fisio, como, descanso un poco, dar clases de karate a niños, entreno, descanso y al día siguiente lo mismo.
¿Le gustaría seguir el ejemplo de su padre entrenando niños?
Pues sí, es algo que me apasiona la verdad, estudié CAFYD y el máster de profesorado, y en un futuro quiero dedicarme 100% a la enseñanza. me encanta y creo en parte que es por haberlo visto de mi padre desde pequeña, lo vivía con tanta pasión que me lo ha inculcado. Cuando tengo días malos y voy a dar clases a mis niños me cambian el día, me hacen feliz.
Diario de Mallorca – Deportes