Durante décadas, el fútbol femenino en España ha crecido a la sombra de los focos, sin apenas cobertura mediática, con estructuras precarias y escasa legitimidad institucional. Pero en los últimos años, todo ha cambiado. Lo que en su día era un proyecto empujado y sostenido por sus protagonistas hoy ya emerge con fuerza en la sociedad. La selección española de fútbol femenino ha sido el mejor embajador posible en este proceso. Ha pasado de la invisibilidad a levantar trofeos, llenar portadas y emocionar a millones de aficionados. El Mundial 2023 no solo fue una hazaña deportiva, todos recordamos el terrible episodio que tuvo lugar en la ceremonia de premios con Luis Rubiales: marcó un antes y un después en la forma en que la sociedad —especialmente las nuevas generaciones— mira al fútbol y a quienes lo practican. Durante décadas, el fútbol femenino en España ha crecido a la sombra de los focos, sin apenas cobertura mediática, con estructuras precarias y escasa legitimidad institucional. Pero en los últimos años, todo ha cambiado. Lo que en su día era un proyecto empujado y sostenido por sus protagonistas hoy ya emerge con fuerza en la sociedad. La selección española de fútbol femenino ha sido el mejor embajador posible en este proceso. Ha pasado de la invisibilidad a levantar trofeos, llenar portadas y emocionar a millones de aficionados. El Mundial 2023 no solo fue una hazaña deportiva, todos recordamos el terrible episodio que tuvo lugar en la ceremonia de premios con Luis Rubiales: marcó un antes y un después en la forma en que la sociedad —especialmente las nuevas generaciones— mira al fútbol y a quienes lo practican.
Durante décadas, elfútbol femeninoen España ha crecido a la sombra de los focos, sin apenas cobertura mediática, con estructuras precarias y escasa legitimidad institucional. Pero en los últimos años, todo ha cambiado. Lo que en su día era un proyecto empujado y sostenido por sus protagonistas hoy ya emerge con fuerza en la sociedad. La selección española de fútbol femenino ha sido el mejor embajador posible en este proceso. Ha pasado de la invisibilidad a levantar trofeos, llenar portadas y emocionar a millones de aficionados. El Mundial 2023 no solo fue una hazaña deportiva, todos recordamos el terrible episodio que tuvo lugar en la ceremonia de premios con Luis Rubiales: marcó un antes y un después en la forma en que la sociedad —especialmente las nuevas generaciones— mira al fútbol y a quienes lo practican.
Hoy, niñas y niños sueñan con ser como Aitana Bonmatí, como Alexia Putellas, como Cata Coll. Hoy, clubes de barrio, escuelas, federaciones y familias viven un renacer en el que el fútbol femenino ya no es un mero figurante en el guion, sino un protagonista. Porque el cambio no solo está en los títulos, sino en la mirada de un país que empieza a entender que el fútbol, simplemente, también se escribe en femenino.
El primer eslabón de la cadena en experimentar estos cambios, como no podía ser de otra manera es la Liga F, Primera División del fútbol femenino español. «Sin lugar a dudas, estamos percibiendo un cambio muy positivo a medida que el deporte crece, con la creación de nuevas escuelas y equipos, así como un fuerte compromiso por parte de los clubes para potenciar sus secciones femeninas o incluso crear equipos desde la base», explica a este periódico Beatriz Álvarez, presidenta de la competición. Uno de los principales objetivos de la Liga F ha sido dar visibilidad a las futbolistas de cara al gran público, con el fin de que se conviertan en referentes y que las nuevas generaciones las perciban como ejemplos de esfuerzo, dedicación y éxito. «En este sentido, la emisión íntegra de los partidos por televisión y la cobertura que ofrecen nuestras plataformas digitales y redes sociales son también un elemento clave para potenciar este proceso e impulsar iniciativas innovadoras como el álbum de Panini, el videojuego de EASports, el juego de mesa Educa Borrás, o las galletas personalizadas de Tosta Rica, contribuyendo en gran medida a potenciar la exposición mediática de los clubes y las futbolistas», confiesa Álvarez.

«Todo suma. Los éxitos de la selección junto con la profesionalización del fútbol femenino han tenido un impacto muy positivo en la inversión privada en la Liga F. A raíz de esto, la venta centralizada de los derechos audiovisuales y la comercialización de activos publicitarios, han generado ingresos clave para los clubes, dotando al fútbol femenino de mayor estabilidad económica y avanzando hacia un crecimiento sostenible. Todo ello, ha abierto la puerta a importantes acuerdos de patrocinio con marcas de gran prestigio», añade.
El perfil del aficionado al fútbol femenino ha ido evolucionando en los últimos tiempos. Predominan los niños y niñas jóvenes en las gradas. Las futbolistas han logrado generar ese sentimiento de pertenencia, que tan necesario es para afianzar un proyecto de estas magnitudes. «En cuanto a las asistencias a los estadios, se han incrementado en un 94% en la temporada 2024/2025 desde la profesionalización del fútbol femenino, en comparación con las registradas en la temporada 2021/2022. Al igual que en estas tres temporadas se ha triplicado la apertura de grandes estadios», explica la presidenta de la liga profesional.
Los éxitos de la selección han sido decisivos para aumentar la visibilidad del fútbol femenino, pero el verdadero avance llega con la profesionalización del fútbol femenino y la creación de la Liga F. La presión de quienes componen este deporte ha surtido efecto, permitiendo alcanzar logros a nivel social e institucional. Se ha firmado el II Convenio Colectivo con importantes mejoras sustanciales en materias de maternidad y conciliación, salud mental, becas de estudio y mejoras económicas para el bienestar de las futbolistas. Además, se ha centralizado la venta de los derechos audiovisuales, retransmitiendo todos los partidos de la competición y creando un producto televisivo de mayor calidad y más atractivo. Las futbolistas, al igual que en el masculino, empiezan a ser marcas en sí mismas, lo que provoca una inversión económica en el sector sin precedentes.

Pero las opiniones de todas aquellas personas cuentan con un claro denominador común, la consecución del título de campeones del mundo. «Marcó un antes y un después, registrando la mejor audiencia de la historia de un partido de fútbol femenino hasta el momento, con más de 5,5 millones de espectadores. Ese éxito consolidó el interés por el fútbol femenino y sirvió como un catalizador para el crecimiento de las audiencias de Liga F, registrando al término de la temporada 2024/2025 un crecimiento del 90% con respecto a la temporada anterior, superando los 6,7 millones de espectadores. Una tendencia positiva que se ha visto ratificada durante la Eurocopa, especialmente en la Final, logrando un nuevo récord histórico al superar los 6 millones de espectadores, y consolidando al fútbol femenino como uno de los deportes con mayor seguimiento en nuestro país», reivindica Álvarez.
Y pese a terminar con un sabor amargo la Eurocopa 2025 hace tan solo una semana, también celebra el papel realizado por La Roja en la cita internacional. «Valoramos de manera excepcional el rendimiento de la Selección y la dimensión mediática que han generado. Ha realizado un torneo brillante, disputando su primera Final europea sin haber perdido ningún partido y siendo el equipo que más goles ha marcado», explica. Y pone en valor el nivel de las jugadoras en el plano individual. «Además, la bota de oro y el trofeo MVP han sido para futbolistas españolas, lo que subraya el gran talento de nuestras internacionales. Solo la tanda de penaltis nos ha apartado del título, pero el deporte en muchas ocasiones describe una línea muy fina entre el éxito o el fracaso. Tenemos que sentirnos orgullosas de nuestras futbolistas, no restarles ningún mérito y poner en valor todo lo que están consiguiendo en tan poco tiempo», añade.
Por último, las dudas acerca de qué ocurrirá con la industria una vez esta generación dorada dé un paso al lado no inquietan a Beatriz Álvarez. «No hay miedo, sino confianza en el futuro. Los datos indican un crecimiento sostenido al alza. Esta generación ha hecho historia con la consecución de un Mundial, una Nations League y un subcampeonato de Europa. La apuesta creciente de los clubes está jugando un papel fundamental y cada vez son más los que invierten en sus secciones femeninas, lo que está motivando que más niñas practiquen fútbol, como reflejan las cifras de licencias, y emerja más talento que poco a poco se abrirá camino hacia la elite. Gracias a la labor de los clubes ahora tienen esa posibilidad», concluye.
Un camino mucho más complicado han recorrido, y aún lo hacen a día de hoy, clubes de fútbol humildes, como es el caso del CDE Amistad, perteneciente a la localidad madrileña de Alcorcón. El club verdiblanco nació en 2004, pero tan solo operaba en categoría masculina. Es en la temporada 2013/14 cuando dan vida al primer equipo femenino. «Por aquel entonces no existía ni cadete ni juvenil, se llamaba categoría sub-16. Nació porque había chicas en la estructura del club que pasaban de infantil a cadete (anteriormente sub-16) y ya no podían competir en liga mixta», recuerda Marta Peña, gerente del CDE Amistad.
«Prácticamente, no teníamos licencias casi ni para jugar los partidos porque era muy complicado conseguir chicas de 13 a 15 años que quisiesen jugar al fútbol en aquel momento», cuenta, poniendo en valor el esfuerzo realizado por parte del club. Y añade: «A día de hoy, sigue siendo muy complicado que se animen en ciertas categorías».
Tanto es así que la situación les ha obligado a crear su propio campus femenino, que combina jornadas de lúdicos entrenamientos con actividades de ocio. «Sobre todo veíamos que nuestro problema radicaba en que no teníamos las suficientes niñas en categorías inferiores para luego nutrir a los equipos de mayores. Y todavía sin ese mundial era muy complicado que los padres se animasen a sus niñas a jugar al fútbol, que predominantemente era masculino. Así que vimos una oportunidad de crear el campus porque es una actividad más distendida y que servía como gancho para atraer a nuevas jugadoras».
Pese a ello, los éxitos rotundos de la selección española de fútbol femenino han impulsado también esta parte del sector, compuesta de clubes formativos. «Fue un boom, sobre todo para nosotros en categoría cadete. Pasamos de un equipo a tres y pasamos de tres infantiles a seis. Muchas niñas que igual sentían cierta atracción, pero no se decantaban por dar el paso, recibieron ese impulso necesario», confiesa Peña. Es más, el éxito de las chicas de la selección española tuvo un efecto inmediato. «Nosotros sobre todo lo notamos la misma semana del Mundial. La final se jugó un domingo por la mañana. Esa misma tarde y el lunes siguiente tuvimos muchísimas más inscripciones en nuestro formulario de lo que es habitual en agosto«, añade.
«Ahora las chicas tienen la camiseta de Aitana, la de Alexia… Le preguntas a la portera del benjamín femenino por su portero o portera favorita y, cuando antes te decía Courtois o Casillas, ahora te dicen Misa o Cata Coll. Es muy chulo que tengan esas referencias. En ese sentido, parece que las niñas ahora sí quieren ser futbolistas y, sobre todo, las conocen», destaca.
Este salto a escena del fútbol femenino español también ha abierto la mente a otras generaciones, poco acostumbradas a ver a mujeres practicar un deporte, en este caso el fútbol. El éxito de estas chicas radica precisamente en que han cambiado la percepción de toda una sociedad por medio del fútbol y, sobre todo, concienciación ciudadana. Desde el CDE Amistad han realizado un énfasis especial en este último punto. «Nosotros hemos aprendido durante estos diez años que tienes que moverte muy mucho, ya no vale dar las sobras a las chicas. En otras épocas, entrenan a las 8 de la noche, en campos de tierra… Ahora, tienes que poner un poco de mimo, de cariño, porque a día de hoy ya son superexigentes. El fútbol femenino puede ser campeón del mundo y te van a exigir lo mismo que los chicos», concluye la gerente del club madrileño.
Diario de Mallorca – Deportes