«Ojo por ojo. Le he quitado la vida y no quiero que salve la mía». Así de contundente es la confesión de Ruth Ellis a su abogado antes de convertirse en la última mujer en ser ejecutada en Reino Unido, tras matar a su amante. Filmin estrena «El caso de Ruth Ellis» («A Cruel Love: The Ruth Ellis Story»), miniserie británica de cuatro episodios escrita por Kelly Jones y dirigida por Lee Haven Jones.
Ruth Ellis, que interpreta Lucy Boynton («Bohemian Rhapsody») se dirige con paso firme al bar «The Magdala» en Hampstead, Londres, el Domingo de Pascua, 10 de abril de 1955. Allí encuentra a su amante, el piloto de carreras David Blakely (Laurie Davidson). Sin mediar palabra sacó del bolso un revólver Smith & Wesson modelo Victory del calibre y disparó cinco veces contra Blakely. La serie nos muestra a Ruth a punto de ser ajusticiada, mientras que nos va dando pequeños viajes al pasado para que conozcamos poco a poco a una mujer con muy poca suerte en la vida, dos hijos a cuestas de dos matrimonios fallidos y con hombres que la golpeaban y maltrataban. La serie bucea con habilidad en la mente confusa de Ellis encerrada en su propia idea de que la Justicia hiciera su trabajo y se deja llevar sin ira hasta el corredor de la muerte.
Nuestro viaje por el pasado nos presenta a una joven Ruth que intenta medrar en el mundo de los clubes londinenses de los años 50. Tras un trabajo esclavo se convirtió con 28 años en la mujer más joven en ser gerente, del Little Club, un club nocturno en Knightsbridge. Separada de su anterior marido, el dentista George Johnston Ellis, llevaba una vida difusa y en su vida entraron los dos hombres que acabarían con su vida. Por un lado un joven piloto violento, obsesivo y arrogante. Por el otro, el pagafantas de turno, Desmond Cussen (Mark Stanley), un hombre que bebe los vientos por Ruth y que no detecta que es igual de tóxica para él como lo es David para ella. Esta relación a tres bandas ocupa la mayor parte del metraje y muchas de las escenas más duras. La dramatización de la relación de Ruth con los hombres de su vida apunta hacia la autodestrucción y daños colaterales.
La serie pinta una sociedad llena de prejuicios que juzga a Ruth no por un asesinato, sino por su vida llena de inmoralidad. La serie vuelve al juicio en la mitad de la miniserie para representar un proceso arcaico y lleno de irregularidades, intereses creados, mentiras y perjurios. El jurado solo tardó 14 minutos en condenar a la horca a Ruth Ellis, la última mujer ejecutada de esta manera en Reino Unido. La repercusión mediática y social del caso acabaría reformando el sistema y el pensamiento social de la época. En el juicio se llamó a un psiquiatra para determinar si Ruth estaba en pleno uso de sus facultades mentales. El psiquiatra habló de «la histeria de las mujeres», en un intento de deslegitimar su testimonio y patologizar su conducta, reflejo de las ideas misóginas predominantes en la sociedad y la medicina de la época. La consecuencia directa fue la aprobación en 1957 de la «Diminished Responsibility Law» (Ley de Responsabilidad Atenuada) como parte de la reforma de la Ley de Homicidio del Reino Unido. Esta ley introdujo, por primera vez, la posibilidad de que el estado mental del acusado fuera considerado como atenuante en casos de asesinato, permitiendo sentencias más justas en circunstancias de abuso, enfermedad mental o sufrimiento psicológico intenso.
La serie, basada en «A Fine Day for Hanging: The Real Ruth Ellis Story», de Carol Ann Lee, no nos enseña nada del pasado caótico de Ruth, ni habla claramente su prostitución, quizá para no desviar la atención, y quizá la segunda parte resulte demasiado extendida, pero es un retrato fiel de una época y el grito de una mujer que sucumbió al amor y al dolor. Como dice una de las protagonistas al acusar a su instigador: «Le diste a una mujer rota, un arma».
Filmin estrena la serie basada en el libro de investigación sobre la última mujer que fue ejecutada en la horca en Reino Unido
«Ojo por ojo. Le he quitado la vida y no quiero que salve la mía». Así de contundente es la confesión de Ruth Ellis a su abogado antes de convertirse en la última mujer en ser ejecutada en Reino Unido, tras matar a su amante. Filmin estrena «El caso de Ruth Ellis» («A Cruel Love: The Ruth Ellis Story»), miniserie británica de cuatro episodios escrita por Kelly Jones y dirigida por Lee Haven Jones.
Ruth Ellis, que interpreta Lucy Boynton («Bohemian Rhapsody») se dirige con paso firme al bar «The Magdala» en Hampstead, Londres, el Domingo de Pascua, 10 de abril de 1955. Allí encuentra a su amante, el piloto de carreras David Blakely (Laurie Davidson). Sin mediar palabra sacó del bolso un revólver Smith & Wesson modelo Victory del calibre y disparó cinco veces contra Blakely. La serie nos muestra a Ruth a punto de ser ajusticiada, mientras que nos va dando pequeños viajes al pasado para que conozcamos poco a poco a una mujer con muy poca suerte en la vida, dos hijos a cuestas de dos matrimonios fallidos y con hombres que la golpeaban y maltrataban. La serie bucea con habilidad en la mente confusa de Ellis encerrada en su propia idea de que la Justicia hiciera su trabajo y se deja llevar sin ira hasta el corredor de la muerte.
Nuestro viaje por el pasado nos presenta a una joven Ruth que intenta medrar en el mundo de los clubes londinenses de los años 50. Tras un trabajo esclavo se convirtió con 28 años en la mujer más joven en ser gerente, del Little Club, un club nocturno en Knightsbridge. Separada de su anterior marido, el dentista George Johnston Ellis, llevaba una vida difusa y en su vida entraron los dos hombres que acabarían con su vida. Por un lado un joven piloto violento, obsesivo y arrogante. Por el otro, el pagafantas de turno, Desmond Cussen (Mark Stanley), un hombre que bebe los vientos por Ruth y que no detecta que es igual de tóxica para él como lo es David para ella. Esta relación a tres bandas ocupa la mayor parte del metraje y muchas de las escenas más duras. La dramatización de la relación de Ruth con los hombres de su vida apunta hacia la autodestrucción y daños colaterales.
La serie pinta una sociedad llena de prejuicios que juzga a Ruth no por un asesinato, sino por su vida llena de inmoralidad. La serie vuelve al juicio en la mitad de la miniserie para representar un proceso arcaico y lleno de irregularidades, intereses creados, mentiras y perjurios. El jurado solo tardó 14 minutos en condenar a la horca a Ruth Ellis, la última mujer ejecutada de esta manera en Reino Unido. La repercusión mediática y social del caso acabaría reformando el sistema y el pensamiento social de la época. En el juicio se llamó a un psiquiatra para determinar si Ruth estaba en pleno uso de sus facultades mentales. El psiquiatra habló de «la histeria de las mujeres», en un intento de deslegitimar su testimonio y patologizar su conducta, reflejo de las ideas misóginas predominantes en la sociedad y la medicina de la época. La consecuencia directa fue la aprobación en 1957 de la «Diminished Responsibility Law» (Ley de Responsabilidad Atenuada) como parte de la reforma de la Ley de Homicidio del Reino Unido. Esta ley introdujo, por primera vez, la posibilidad de que el estado mental del acusado fuera considerado como atenuante en casos de asesinato, permitiendo sentencias más justas en circunstancias de abuso, enfermedad mental o sufrimiento psicológico intenso.
La serie, basada en «A Fine Day for Hanging: The Real Ruth Ellis Story», de Carol Ann Lee, no nos enseña nada del pasado caótico de Ruth, ni habla claramente su prostitución, quizá para no desviar la atención, y quizá la segunda parte resulte demasiado extendida, pero es un retrato fiel de una época y el grito de una mujer que sucumbió al amor y al dolor. Como dice una de las protagonistas al acusar a su instigador: «Le diste a una mujer rota, un arma».
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