Dentro de 97 años, el ser humano descubrirá un nuevo terror que lleva con nosotros desde 1979, nacido de la imaginación del suizo Hans Rudolph Giger y su obra «Necronom IV». El xenomorfo de todas nuestras pesadillas está de vuelta y esta vez no hará falta ir a buscarlo. Disney+ acaba de estrenar «Alien: planeta Tierra», serie de ocho episodios creada por Noah Hawley («Fargo»), y protagonizada por Sydney Chandler y Timothy Olyphant, entre muchos otros.
Lo primero que hace la serie es ponernos en situación. Estamos en el año 2120 (solo dos años antes de lo sucedido en la nave «Nostromo» de Ellen Ripley) y en la Tierra no solo existe la corporación Weyland-Yutani, sino que se la reparten además otras cuatro compañías: Prodigy, Lynch, Dynamic y Threshold. Todas pugnan por ser las primeras en la exploración espacial y en el uso de los recursos que se encuentran fuera de nuestro planeta. A bordo de la nave «Maginot» vuelve al planeta todo un equipo de técnicos, científicos y empleados de seguridad después de un viaje de 65 años recolectando especies para poder estudiarlas. El espectador reconocerá al instante el sonido y la apariencia no solo de los huevos de xenomorfo, sino ejemplares de su parásito. Sin embargo, todos sabemos que no es recomendable jugar con la criatura y pronto su estado adulto y asesino se manifiesta y la nave acaba aterrizando en la Tierra y arrasando con varios edificios de una compañía rival. Solo sobrevive el jefe de seguridad Morrow (Babou Ceesay). Mientras tanto, en el planeta, conocemos al despiadado dueño de Prodigy, Boy Kavalier (Samuel Blenkin), una especie de joven prodigio que va contra las normas, está a punto de presentar al mundo su última aberración: consciencias humanas de niños con enfermedades terminales en cuerpos sintéticos inmortales. Así «nacen» los «niños perdidos»: Wendy (Chandler), Nibs (Lily Newmark), Curly (Erana James), Sightly (Adarsh Gourav), Smee (Jonathan Ajayi) y Toodles (Kit Young). Al mandarlos como escuadrón especial de soldados tácticos y dotados de fuerza y velocidad superior, son los primeros en llegar a los restos de la nave y empiezan los problemas. La sombra de «Peter Pan» y los paralelismos con la historia de estos chicos, lejos de ser ilusionadora, es espeluznante.
«Alien: planeta Tierra» es sin duda un éxito de la mente de Hawley que ha conseguido unir en esta serie para televisión el legado de la cinta de «Alien, el octavo pasajero» y una modernidad que asusta. No solo respeta todos los códigos ya existentes sobre el xenomorfo, sino que nos lo mostrará como nunca antes, embrionario y antes de llegar a la edad adulta. Y todo lo que nos da terror en la saga está presente con naves angostas, ruidos extraños y hasta las sombras que le sirven de escondite al espécimen. Pero no es lo único; junto a él también llegan a la Tierra cuatro nuevas especies, a cual más terrorífica, aunque nuestro favorito es el ojo, inteligente y mortal. Tampoco seremos ajenos a los tejemanejes entre las compañías dueñas de todo, que replican aquello de que siempre el cargamento es lo más valioso, siendo la tripulación prescindible.
El espectador no echará nada en falta, puesto que tenemos un capítulo entero encerrados en una nave, escenas de acción y muchos bichos sueltos. Además, el adelanto al futuro tecnológico incluye las interacciones entre humanos, los híbridos entre consciencia humana y cuerpo sintético, los propios sintéticos, y, por último, los ciborgs, humanos con componentes mecánicos. La ética saldrá a colación, así como las consecuencias de jugar a ser Dios.
Aparte del trabajo de la protagonista, que nos mostrará en primera persona y con maestría lo confuso que es estar en su pellejo siendo una niña pequeña, y nos deleitará con su conexión con el xenomorfo, queremos resaltar el papel de Olyphant como el sintético al mando, Kirsh, heredero muy digno de Ash (Ian Holm), Bishop (Lance Henriksen), Call (Winona Ryder), David y Walter (Michael Fassbender). Es impenetrable, sádico, rebelde y sombrío, y nunca estaremos seguros de cuáles son sus verdaderas intenciones.
La mezcla de temas como la inmortalidad, el legado, la amistad, la irresponsabilidad y la ambición hacen de «Alien: planeta Tierra» una joya de la ciencia ficción, y a pesar de haber visto solo seis episodios, la ficción promete ser el principio de algo nuevo y que podría acabar con el espectador volviendo a la «Nostromo».
Disney+ estrena la primera serie de acción real sobre el xenomorfo creado en 1979 por el suizo H. R. Giger
Dentro de 97 años, el ser humano descubrirá un nuevo terror que lleva con nosotros desde 1979, nacido de la imaginación del suizo Hans Rudolph Giger y su obra «Necronom IV». El xenomorfo de todas nuestras pesadillas está de vuelta y esta vez no hará falta ir a buscarlo. Disney+ acaba de estrenar «Alien: planeta Tierra», serie de ocho episodios creada por Noah Hawley («Fargo»), y protagonizada por Sydney Chandler y Timothy Olyphant, entre muchos otros.
Lo primero que hace la serie es ponernos en situación. Estamos en el año 2120 (solo dos años antes de lo sucedido en la nave «Nostromo» de Ellen Ripley) y en la Tierra no solo existe la corporación Weyland-Yutani, sino que se la reparten además otras cuatro compañías: Prodigy, Lynch, Dynamic y Threshold. Todas pugnan por ser las primeras en la exploración espacial y en el uso de los recursos que se encuentran fuera de nuestro planeta. A bordo de la nave «Maginot» vuelve al planeta todo un equipo de técnicos, científicos y empleados de seguridad después de un viaje de 65 años recolectando especies para poder estudiarlas. El espectador reconocerá al instante el sonido y la apariencia no solo de los huevos de xenomorfo, sino ejemplares de su parásito. Sin embargo, todos sabemos que no es recomendable jugar con la criatura y pronto su estado adulto y asesino se manifiesta y la nave acaba aterrizando en la Tierra y arrasando con varios edificios de una compañía rival. Solo sobrevive el jefe de seguridad Morrow (Babou Ceesay). Mientras tanto, en el planeta, conocemos al despiadado dueño de Prodigy, Boy Kavalier (Samuel Blenkin), una especie de joven prodigio que va contra las normas, está a punto de presentar al mundo su última aberración: consciencias humanas de niños con enfermedades terminales en cuerpos sintéticos inmortales. Así «nacen» los «niños perdidos»: Wendy (Chandler), Nibs (Lily Newmark), Curly (Erana James), Sightly (Adarsh Gourav), Smee (Jonathan Ajayi) y Toodles (Kit Young). Al mandarlos como escuadrón especial de soldados tácticos y dotados de fuerza y velocidad superior, son los primeros en llegar a los restos de la nave y empiezan los problemas. La sombra de «Peter Pan» y los paralelismos con la historia de estos chicos, lejos de ser ilusionadora, es espeluznante.
«Alien: planeta Tierra» es sin duda un éxito de la mente de Hawley que ha conseguido unir en esta serie para televisión el legado de la cinta de «Alien, el octavo pasajero» y una modernidad que asusta. No solo respeta todos los códigos ya existentes sobre el xenomorfo, sino que nos lo mostrará como nunca antes, embrionario y antes de llegar a la edad adulta. Y todo lo que nos da terror en la saga está presente con naves angostas, ruidos extraños y hasta las sombras que le sirven de escondite al espécimen. Pero no es lo único; junto a él también llegan a la Tierra cuatro nuevas especies, a cual más terrorífica, aunque nuestro favorito es el ojo, inteligente y mortal. Tampoco seremos ajenos a los tejemanejes entre las compañías dueñas de todo, que replican aquello de que siempre el cargamento es lo más valioso, siendo la tripulación prescindible.
El espectador no echará nada en falta, puesto que tenemos un capítulo entero encerrados en una nave, escenas de acción y muchos bichos sueltos. Además, el adelanto al futuro tecnológico incluye las interacciones entre humanos, los híbridos entre consciencia humana y cuerpo sintético, los propios sintéticos, y, por último, los ciborgs, humanos con componentes mecánicos. La ética saldrá a colación, así como las consecuencias de jugar a ser Dios.
Aparte del trabajo de la protagonista, que nos mostrará en primera persona y con maestría lo confuso que es estar en su pellejo siendo una niña pequeña, y nos deleitará con su conexión con el xenomorfo, queremos resaltar el papel de Olyphant como el sintético al mando, Kirsh, heredero muy digno de Ash (Ian Holm), Bishop (Lance Henriksen), Call (Winona Ryder), David y Walter (Michael Fassbender). Es impenetrable, sádico, rebelde y sombrío, y nunca estaremos seguros de cuáles son sus verdaderas intenciones.
La mezcla de temas como la inmortalidad, el legado, la amistad, la irresponsabilidad y la ambición hacen de «Alien: planeta Tierra» una joya de la ciencia ficción, y a pesar de haber visto solo seis episodios, la ficción promete ser el principio de algo nuevo y que podría acabar con el espectador volviendo a la «Nostromo».
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