La coalición de izquierdas prepara su estrategia tras la caída del Gobierno de Francia

El Nuevo Frente Popular, la alianza de los partidos de izquierda, se mostró unido cuando presentó la moción de censura que tumbó este miércoles al Gobierno francés junto con los votos de la extrema derecha. Pero el consenso no es tan claro sobre los pasos a seguir. Mientras los socialistas abogan por acuerdos puntuales con el resto de partidos —salvo con la ultraderecha—, La Francia Insumisa (LFI), el partido de Jean-Luc Mélenchon, lo rechaza y defiende la dimisión del presidente Emmanuel Macron antes del fin de su mandato en 2027. Ambos, eso sí, piden que el nuevo primer ministro sea de izquierda.

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 Los socialistas abogan por pactos puntuales con otros partidos, mientras La Francia Insumisa de Mélenchon, fuerza dominante en la alianza, pide la dimisión del presidente Macron  

El Nuevo Frente Popular, la alianza de los partidos de izquierda, se mostró unido cuando presentó la moción de censura que tumbó este miércoles al Gobierno francés junto con los votos de la extrema derecha. Pero el consenso no es tan claro sobre los pasos a seguir. Mientras los socialistas abogan por acuerdos puntuales con el resto de partidos —salvo con la ultraderecha—, La Francia Insumisa (LFI), el partido de Jean-Luc Mélenchon, lo rechaza y defiende la dimisión del presidente Emmanuel Macron antes del fin de su mandato en 2027. Ambos, eso sí, piden que el nuevo primer ministro sea de izquierda.

La moción presentada por el Nuevo Frente Popular (NFP) acusó al ya ex primer ministro, el conservador Michel Barnier, de haber cedido a las “obsesiones más viles” de la extrema derecha. El texto fue registrado después de que el jefe de Gobierno, nombrado hace apenas tres meses, recurriese al artículo 49.3 de la Constitución para aprobar parte de los presupuestos, muy polémicos por el drástico recorte en gasto público que implican. Este recurso permite aprobar una ley sin el voto de los diputados y ha sido usado múltiples veces por el anterior Ejecutivo ante la falta de mayoría en la Asamblea Nacional, la Cámara baja del Parlamento.

Barnier multiplicó en los últimos días las concesiones al partido de extrema derecha Reagrupamiento Nacional (RN) para evitar que respaldase una posible censura de la izquierda. Pero los esfuerzos fueron en vano. A pesar de obtener medidas como la reducción de la asistencia médica gratuita para migrantes irregulares o la renuncia a subir el precio de la luz, la formación de Marine Le Pen, la que más diputados tiene en el hemiciclo, afirmó ya el lunes que votaría a favor de todas las mociones, aunque viniesen de la izquierda. “Las instituciones nos obligan a mezclar nuestros votos con los de la extrema izquierda”, justificó este miércoles durante el debate de las dos mociones, la del NFP y la del propio RN. La alianza de izquierdas, añadió, es una “simple herramienta” para alcanzar los objetivos.

Un total de 185 diputados firmaron el lunes la moción presentada por la alianza de izquierdas, un artefacto electoral creado in extremis para hacer frente a la ultraderecha en las últimas elecciones legislativas. Los comicios, adelantados por Macron tras el revés sufrido por su partido en las elecciones europeas, dejaron en julio un Parlamento fragmentado en tres bloques casi iguales y a priori incompatibles. El NFP obtuvo el mayor número de escaños con 193 de 577 diputados, pero quedó lejos de la mayoría absoluta de 289. El bloque presidencial, formado por tres partidos de centro y centroderecha, obtuvo 168, y el RN, 143.

Al quedar primera, la alianza de izquierdas —integrada por LFI, con 71 escaños; socialistas, con 66; ecologistas, con 38 y comunistas, con 17— reclamó las llaves del Gobierno y presentó una candidata común, la alta funcionaria Lucie Castets. Pero Macron, tras lanzar varias rondas de consultas con los partidos políticos, descartó finalmente nombrarla como primera ministra en nombre de la “estabilidad institucional”. Un Ejecutivo del NFP, argumentó el presidente en ese momento, “sería inmediatamente censurado” por los otros grupos parlamentarios. El mandatario, que ya había perdido la mayoría absoluta tras su reelección en 2022, se decantó por el antiguo negociador del Brexit Michel Barnier. La supervivencia de su Gobierno dependía del RN.

“Su fracaso estaba anunciado. Solo intentó compromisos con la extrema derecha, ese Reagrupamiento Nacional que ha privilegiado violando el cordón sanitario republicano que se expresó mayoritariamente en julio”, denunció durante el debate de este miércoles Eric Coquerel, diputado de LFI, que domina la alianza de izquierda. El llamado “frente republicano” permitió que el RN quedase en tercera posición en la segunda vuelta de las legislativas, cuando había logrado el primer puesto en la primera ronda el 30 de junio.

El presidente del grupo socialista en la Asamblea, Boris Vallaud, lamentó también el hecho de que Barnier se encerrara en un “humillante cara a cara” con la extrema derecha. El diputado culpó al primer ministro de no haber respetado lo que había prometido, es decir, “una cultura, la del compromiso”. “En ningún momento, ninguno, entró en diálogo con la oposición de izquierda y con los ecologistas”, le espetó.

Vista general del hemiciclo de la Asamblea Nacional durante la intervención del primer ministro, Michel Barnier, el miércoles.
Vista general del hemiciclo de la Asamblea Nacional durante la intervención del primer ministro, Michel Barnier, el miércoles. Telmo Pinto (DPA/Europa Press)

Desde Arabia Saudí, el presidente de la República acusó al Partido Socialista (PS) de haber “perdido sus puntos de referencia” al aceptar votar la moción. Pero Vallaud no tardó en contraatacar: “El que perdió sus puntos de referencia es Emmanuel Macron, elegido dos veces con nuestros votos en contra de la extrema derecha y que ahora pacta con ella”. El debate de si apoyar o no una moción de censura contra el Gobierno ya había crispado a una parte de los socialistas en verano. Pero en un mensaje en X, el partido había afirmado que la mayoría censuraría “cualquier Gobierno que continúe la política del presidente”. La pregunta es qué pasará ahora.

En una entrevista en Le Monde publicada este miércoles, el primer secretario del PS, Olivier Faure, ha abogado por nombrar a un primer ministro de izquierdas “que aplique las prioridades del NFP”, pero “con una preocupación permanente por el compromiso”. La alianza de izquierdas, reconoce, no dispone de mayoría absoluta, por lo que deberá encontrar “mayorías texto por texto”. Los socialistas proponen renunciar a usar el artículo 49.3 a cambio de un acuerdo de no censura por parte del centro y de la derecha. “Ningún Gobierno podrá aplicar todo su programa, y nada más que su programa”, ha añadido Faure, en referencia a lo que pedía hace unos meses LFI. Lo que piden los socialistas es “el NFP en el Gobierno y el frente republicano en la Asamblea”, ha resumido.

La posición de los socialistas choca de momento con la de LFI, que pide la dimisión o la destitución de Macron, con unas elecciones presidenciales anticipadas en el punto de mira. La presidenta de los insumisos en la Asamblea, Mathilde Panot, denunció el martes que un acuerdo de “no censura” con las demás fuerzas políticas equivaldría a “una forma de alianza gubernamental con los macronistas”. Tal escenario, agregó, significaría “una ruptura con el NFP”. Los próximos días terminarán de esclarecerse las posiciones dentro de la alianza.

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