La agitada vida sentimental de Jacques Anquetil

Nunca hubo un corredor tan elegante, tan frío y calculador. Al menos, sobre la bicicleta: en su vida privada Jacques Anquetil, el primer ciclista capaz de ganar cinco Tours, fue todo lo contrario. Nunca hubo un corredor tan elegante, tan frío y calculador. Al menos, sobre la bicicleta: en su vida privada Jacques Anquetil, el primer ciclista capaz de ganar cinco Tours, fue todo lo contrario.  

Nunca hubo un corredor tan elegante, tan frío y calculador. Al menos, sobre la bicicleta: en su vida privada Jacques Anquetil, el primer ciclista capaz de ganar cinco Tours, fue todo lo contrario.

Pero antes de la alcoba, la bicicleta: nacido en Normandía en 1934, Anquetil fue un contrarrelojista supremo, quizás el mejor de la historia, con permiso de Miguel Indurain (y también ya de Remco Evenepoel). Ganó nueve veces el Gran Premio de las Naciones, una crono de casi cien kilómetros -pura agonía- y batió dos veces el récord de la hora

También fue el primer corredor de la historia que ganó las tres grandes, porque conquistó el Giro en 1960 y 1964 y la Vuelta a España en 1963. Y por supuesto, el Tour; en cinco ocasiones: 1957, 1961, 1962, 1963 y 1964.

Rubio, de ojos claros, elegante pedaleando y ‘bon vivant’ cuando se bajaba de la bici, Anquetil siempre tuvo fama de distante. Proyectaba una imagen de burgués que contrastaba enormemente con la de Raymond Poulidor, el eterno segundón, el ciclista del pueblo, mucho más querido por los franceses.

De su vieja rivalidad cuentan una leyenda: cuando Anquetil estaba en su lecho de muerte, en noviembre de 1987, Poulidor le visitó. “También en esta carrera llegarás segundo, Raymond”, le dijo.

Aunque ganó cinco Tours, los aficionados al ciclismo nunca empatizaron del todo con él. Al conquistar su quinto Tour, en 1964, algunos seguidores incluso le silbaron, cansados de su hegemonía. Días después, con el dinero obtenido por ganar la carrera, Anquetil se compró un barco. Lo llamó ‘Siffléts’, silbidos.

Charles de Gaulle nunca le hubiera silbado: decía que gracias a Anquetil, ‘La Marsellesa’ sonaba en el extranjero, y que había que estar orgullosos de tener un corredor como él.

Si sobre la bicicleta era un corredor frío y analítico, vestido de paisano era todo lo contrario… aunque eso solo se sabría después de su muerte. Su vida sentimental fue agitada, por emplear un adjetivo ligero. Escandalosa, podrían argumentar otros.

Cuando era una joven promesa, se puso en manos de uno de los doctores deportivos más reputados de Francia, André Boëda. Al médico le sedujo el carácter de Anquetil: pocas palabras, pero contundentes, sonrisa cautivadora, mirada angelical y penetrante.

A la esposa del doctor, Janine Boëda, le sucedió lo mismo. Se enamoraron. Janine y André se divorcian en octubre de 1958.Dos meses más tarde, Janine Boëda se convierte en Janine Anquetil, tras su boda con el ciclista.

Janine y Jacques viven felices en Les Elfes, el ‘chateau’ que Anquetil había comprado en Normandía, su región natal. Ya retirado, el corredor disfruta de la vida. Pero algo le destroza por dentro: le obsesiona la idea de tener un hijo.

Janine ya tenía dos hijos, Annie y Alain, fruto de su matrimonio con el doctor Boëda. Habían sido partos complicados y Janine se había sometido a una ligadura de trompas. Ya no podrá tener más hijos.

Anquetil se desespera, y en 1970 le plantea a su esposa una solución: viajará a París y contratará a una prostituta, le pagará lo necesario durante nueve meses para que engendre un hijo suyo. “¡Quiero tener un hijo, un hijo mío!”, grita.

Janine se niega en redondo. Hablan largo y tendido y entre ambos (nunca nadie supo muy bien de quién fue la idea) acuerdan que lo mejor es que Jacques tenga un hijo, sí, pero sin salir de su castillo: que tenga un hijo con su hijastra, con Annie, la hija de Janine y del doctor.

Anquetil, junto a su esposa y los hijos de ella
Anquetil, junto a su esposa y los hijos de ella / –

Annie tiene 18 años y accede a la propuesta: años después contará que lo hizo porque estaba secretamente enamorada de Jacques. Accede por amor a Jacques y por amor a su madre.

Meses después nace Sophie Anquetil: hija de Jacques y de Annie, aunque de puertas afuera, para la opinión pública, sería la hija de Janine y de Jacques.

“Fui el ser más adorado del mundo, alguien amada por su padre y por sus dos mamás”, contó Sophie años después en un libro muy polémico, ‘Pour l’amour de Jacques’, editado en 2004, en el que relata la historia de su familia.

Las dos mamás de Sophie eran, claro, Annie y la propia Janine, abuela y madre al mismo tiempo.

Durante años, Jacques duerme indistintamente con Janine y con Annie. “En el universo Anquetil no rigen las leyes del mundo exterior”, escribió también Sophie.

Ese equilibrio familiar se rompe en pedazos años más tarde, cuando Alain, el otro hijo de Janine, ya casado con una mujer llamada Dominique, se instala en el castillo. Los negocios no le iban bien: deja su casa en Rouen y necesita un refugio. La bomba está a punto de estallar.

Dominique, la esposa de Alain, también cae seducida por Jacques Anquetil. Ya saben, en el castillo no rigen las leyes del mundo exterior.

Pero en esa ocasión, el movimiento de Jacques es intolerable para Janine y para Annie. Ambas abandonan el castillo. Anquetil no solo se quedó, sino que mantuvo su relación con Dominique, la que había sido esposa de su hijastro, la cuñada de Annie, la tía de Sophie. Con ella tuvo un hijo, Christopher, nacido en 1986.

Pero apenas unas horas antes del bautizo del niño, Anquetil recibe un diagnóstico fatal: cáncer de estómago. No le queda más de un año de vida.

En sus últimos días, ingresado en la clínica Saint-Hilarie de Rouen, Anquetil pide desesperadamente que Janine vuelva a su lado. Quiere despedirse de ella. (Rescata la escena Marcos Pereda en su libro ‘Bucle’).

Janine se resiste, pero finalmente, aparece. A Anquetil solo le quedan unas horas de vida, pero Janine se sienta a su lado y sostiene su mano. Ambos se miran, con esos ojos azules e indescifrables que tantos giros familiares han provocado. Es el 18 de noviembre de 1987 el día en el que muere Jacques Anquetil, el primer corredor que conquistó cinco Tours. 

 Diario de Mallorca – Deportes

Más Noticias