El Chelsea es una cinta transportadora de jugadores. De media, los futbolistas no superan los dos años de vinculación con el club del estadounidense Todd Boehly, quien ha gastado más de 1.500 millones en los últimos tres años. Un modelo de contratación temporal al que Enzo Maresca ha terminado por darle sentido hasta el punto de que Joao Pedro, que hace menos de una semana estaba en las playas de Brasil, envió a las mismas a Fluminense. Lo hizo en la primera titularidad como ‘blue’ ante, curiosamente, el equipo en el que se formó. Dos latigazos del jugador por el que el Chelsea ha pagado 63,70 millones fueron suficientes para llevar al campeón de la Conference a la final del Mundial de Clubes. El Chelsea es una cinta transportadora de jugadores. De media, los futbolistas no superan los dos años de vinculación con el club del estadounidense Todd Boehly, quien ha gastado más de 1.500 millones en los últimos tres años. Un modelo de contratación temporal al que Enzo Maresca ha terminado por darle sentido hasta el punto de que Joao Pedro, que hace menos de una semana estaba en las playas de Brasil, envió a las mismas a Fluminense. Lo hizo en la primera titularidad como ‘blue’ ante, curiosamente, el equipo en el que se formó. Dos latigazos del jugador por el que el Chelsea ha pagado 63,70 millones fueron suficientes para llevar al campeón de la Conference a la final del Mundial de Clubes.
El Chelsea es una cinta transportadora de jugadores. De media, los futbolistas no superan los dos años de vinculación con el club del estadounidense Todd Boehly, quien ha gastado más de 1.500 millones en los últimos tres años. Un modelo de contratación temporal al que Enzo Maresca ha terminado por darle sentido hasta el punto de que Joao Pedro, que hace menos de una semana estaba en las playas de Brasil, envió a las mismas a Fluminense. Lo hizo en la primera titularidad como ‘blue’ ante, curiosamente, el equipo en el que se formó. Dos latigazos del jugador por el que el Chelsea ha pagado 63,70 millones fueron suficientes para llevar al campeón de la Conference a la final del Mundial de Clubes.
El calor cayó a plomo sobre los protagonistas del Chelsea – Fluminense, un encuentro que debería estar marcado por la diferencia de ritmo de ambos equipos. Fueron los brasileños los que impusieron el suyo, hasta el punto de iniciar algunas jugadas andando. Del otro lado, Enzo Maresca, que vio con cierto desespero cómo sus futbolistas se amoldaban a un tempo que revolucionó Joao Pedro. El atacante, fichado hace menos de una semana, fue titular y anotó un gol que destaponó un duelo con una intensidad alejada de lo que espera de una semifinal.
Fluminense no se vino abajo, a pesar de que su plan de partido largo se vino abajo con el tanto de su excanterano. El cuadro de Renato Gaucho sorprendió al equipo inglés, ralentizado por el sopor y el magreo del balón de un lado a otro hasta que le cayó a Hércules. El héroe de las eliminaciones contra el Inter y Al Hilal, superó a Robert Sánchez, hasta que apareció Cucurella sobre la línea para evitar el tanto.
La ocasión espoleó al fondo colonizado por hinchas del club brasileño, que, con Thiago Silva como representante, protestó un penalti por mano de Chalobah que acabó revisando Letexier. El partido estaba abierto a sorpresas que solo se disolverían en caso de una contra eficaz de Pedro Neto, el hombre más peligroso de un Chelsea que necesitaba controlar su dosificación para no caer en un sesteo excesivo.
El mejor remedio para evitar sustos fue de nuevo Joao Pedro, quien en su segundo gol ya pidió más bajo perdón. Otro gol de videoteca después de un error en la conducción de Fluminense que aprovechó Enzo para encontrar al héroe de la semifinal. Un hombre que hasta hace unos días veía el fútbol por la televisión, donde salió un 2-0 tras un zapatazo que fue el epitafio del último equipo no europeo vivo en el Mundial de Clubes.
Diario de Mallorca – Deportes