Huir a la España rural para poder emanciparse: un quinto de los compradores e inquilinos jóvenes se va a trasladar a vivir al campo

El 85% de los jóvenes españoles menores de 30 años no pueden emanciparse, según el Observatorio de la Emancipación del Consejo de la Juventud correspondiente al segundo semestre de 2024. Frente a unas ciudades que les cierran la puerta con alquileres desbocados y precios de compra también en máximos, el horizonte se abre hacia la España rural como vía de emancipación. Así lo harán un quinto de los compradores e inquilinos jóvenes, que ya preparan las maletas para trasladarse a vivir al campo.

La tasa de emancipación de los jóvenes -entre 16 y 29 años- se sitúa en España en el 15,2%, en mínimos desde 2006, desde que hay registros. Hay 102.203 jóvenes menos viviendo fuera del hogar familiar que un año antes empujados de vuelta al hogar familiar por la precariedad laboral y los altos precios de la vivienda. En concreto, el precio medio del alquiler alcanzó un máximo histórico de 1.080 euros mensuales (+11,6% interanual), lo que obliga a un trabajador joven a destinar el 92,3% de su sueldo si quiere vivir solo. El acceso a la propiedad tampoco es viable: el precio medio de compraventa (197.210 euros) equivale a 14 años de salario juvenil y la entrada necesaria para adquirir una vivienda (59.163 euros) supone cuatro años completos de sueldo.

Entre alquileres que devoran casi todo el sueldo y precios de compra que exigen hipotecar no solo el presente, sino buena parte del futuro, el campo se dibuja como un refugio de emancipación para los más jóvenes. Los datos de Fotocasa Research reflejan este cambio de rumbo. El 71% de los demandantes de vivienda de entre 18 y 24 años se plantean mudarse a una zona rural. Se trata del grupo de edad más propenso a mudarse al campo, situándose siete puntos por encima de la media del conjunto de la población (63%). Y no es solo un deseo: un 21% lo hará de forma efectiva en los próximos meses, ya sea teletrabajando (9%) o cambiando de empleo y lugar de residencia (12%). El porcentaje restante indica que les gusta la idea de mudarse a un entorno rural pero actualmente no tienen posibilidad de hacerlo. Por el contrario, el 29% de los demandantes más jóvenes de vivienda no se trasladarían a vivir a una zona rural en ningún caso.

La razón no es solo económica. Como explica María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa, «el fuerte aumento del precio de la vivienda en España en los últimos años se ha concentrado principalmente en las grandes y medianas ciudades», lo que ha empujado a muchos jóvenes a mirar hacia la España vaciada, atraídos por la vida más tranquila, precios más accesibles y la expansión del teletrabajo.

Por ciclo vital, el atractivo habitacional de las zonas rurales va disminuyendo a medida que aumenta la edad de los encuestados. Así, entre el siguiente colectivo más joven, el grupo comprendido entre los 25 y los 34 años, el porcentaje de demandantes de vivienda que tienen intención o valoran la posibilidad de mudarse a un pueblo cae hasta el 65%, siendo únicamente el 13% quienes planean hacerlo de forma efectiva. El grupo de 35 a 44 años presenta unas tasas muy parecidas: un 66% de estas personas están abiertas a trasladarse y a trabajar en una zona rural (y un 11% de estos lo planea hacer de forma efectiva). Por otro lado, en las franjas de edad superiores a los 45 años, el porcentaje disminuye ya por debajo del 60% de demandantes con intención de mudarse al campo (siendo inferior al 10% los que lo plantean de forma real).

 A otro 51% le gustaría, pero no tiene posibilidad de hacerlo  

El 85% de los jóvenes españoles menores de 30 años no pueden emanciparse, según el Observatorio de la Emancipación del Consejo de la Juventud correspondiente al segundo semestre de 2024. Frente a unas ciudades que les cierran la puerta con alquileres desbocados y precios de compra también en máximos, el horizonte se abre hacia la España rural como vía de emancipación. Así lo harán un quinto de los compradores e inquilinos jóvenes, que ya preparan las maletas para trasladarse a vivir al campo.

La tasa de emancipación de los jóvenes -entre 16 y 29 años- se sitúa en España en el 15,2%, en mínimos desde 2006, desde que hay registros. Hay 102.203 jóvenes menos viviendo fuera del hogar familiar que un año antes empujados de vuelta al hogar familiar por la precariedad laboral y los altos precios de la vivienda. En concreto, el precio medio del alquiler alcanzó un máximo histórico de 1.080 euros mensuales (+11,6% interanual), lo que obliga a un trabajador joven a destinar el 92,3% de su sueldo si quiere vivir solo. El acceso a la propiedad tampoco es viable: el precio medio de compraventa (197.210 euros) equivale a 14 años de salario juvenil y la entrada necesaria para adquirir una vivienda (59.163 euros) supone cuatro años completos de sueldo.

Entre alquileres que devoran casi todo el sueldo y precios de compra que exigen hipotecar no solo el presente, sino buena parte del futuro, el campo se dibuja como un refugio de emancipación para los más jóvenes. Los datos de Fotocasa Research reflejan este cambio de rumbo. El 71% de los demandantes de vivienda de entre 18 y 24 años se plantean mudarse a una zona rural. Se trata del grupo de edad más propenso a mudarse al campo, situándose siete puntos por encima de la media del conjunto de la población (63%). Y no es solo un deseo: un 21% lo hará de forma efectiva en los próximos meses, ya sea teletrabajando (9%) o cambiando de empleo y lugar de residencia (12%). El porcentaje restante indica que les gusta la idea de mudarse a un entorno rural pero actualmente no tienen posibilidad de hacerlo. Por el contrario, el 29% de los demandantes más jóvenes de vivienda no se trasladarían a vivir a una zona rural en ningún caso.

La razón no es solo económica. Como explica María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa, «el fuerte aumento del precio de la vivienda en España en los últimos años se ha concentrado principalmente en las grandes y medianas ciudades», lo que ha empujado a muchos jóvenes a mirar hacia la España vaciada, atraídos por la vida más tranquila, precios más accesibles y la expansión del teletrabajo.

Por ciclo vital, el atractivo habitacional de las zonas rurales va disminuyendo a medida que aumenta la edad de los encuestados. Así, entre el siguiente colectivo más joven, el grupo comprendido entre los 25 y los 34 años, el porcentaje de demandantes de vivienda que tienen intención o valoran la posibilidad de mudarse a un pueblo cae hasta el 65%, siendo únicamente el 13% quienes planean hacerlo de forma efectiva. El grupo de 35 a 44 años presenta unas tasas muy parecidas: un 66% de estas personas están abiertas a trasladarse y a trabajar en una zona rural (y un 11% de estos lo planea hacer de forma efectiva). Por otro lado, en las franjas de edad superiores a los 45 años, el porcentaje disminuye ya por debajo del 60% de demandantes con intención de mudarse al campo (siendo inferior al 10% los que lo plantean de forma real).

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