Guterres urge a cerrar la financiación climática ante la falta de acuerdo en la COP29: “El mundo necesita que los países se unan”

La cumbre del clima de la ONU que se está celebrando en la capital de Azerbaiyán se acerca a su final, pero el complicado debate central de esta COP29 sigue sin resolverse. De esta conferencia en la que participan los representantes de aproximadamente dos centenares de países debe salir un nuevo objetivo de financiación climática destinado a los países con menos recursos, aunque la principal discusión radica en quién debe poner el dinero, cómo y, sobre todo, cuánto debe ser. La presidencia de la cumbre, en manos de Azerbaiyán como país anfitrión, ha difundido un texto la mañana de este jueves (es el tercero que publica desde el inicio de la cumbre) en el que se resumen la posiciones de los ministros que participan en la conferencia. Pero el documento deja los asuntos clave abiertos. Porque mientras los países en desarrollo —con el apoyo de China— exigen que se pongan sobre la mesa 1,3 billones anuales de dólares, las naciones occidentales, las principales proveedoras, se resisten a dar una cifra si no se aclara bien antes cómo se movilizará el dinero.

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 La cumbre de Bakú se aproxima a su fin sin consenso. Mientras los países en desarrollo exigen 1,3 billones de dólares anuales, las naciones ricas se resisten a poner una cifra sobre la mesa  

La cumbre del clima de la ONU que se está celebrando en la capital de Azerbaiyán se acerca a su final, pero el complicado debate central de esta COP29 sigue sin resolverse. De esta conferencia en la que participan los representantes de aproximadamente dos centenares de países debe salir un nuevo objetivo de financiación climática destinado a los países con menos recursos, aunque la principal discusión radica en quién debe poner el dinero, cómo y, sobre todo, cuánto debe ser. La presidencia de la cumbre, en manos de Azerbaiyán como país anfitrión, ha difundido un texto la mañana de este jueves (es el tercero que publica desde el inicio de la cumbre) en el que se resumen la posiciones de los ministros que participan en la conferencia. Pero el documento deja los asuntos clave abiertos. Porque mientras los países en desarrollo —con el apoyo de China— exigen que se pongan sobre la mesa 1,3 billones anuales de dólares, las naciones occidentales, las principales proveedoras, se resisten a dar una cifra si no se aclara bien antes cómo se movilizará el dinero.

Es probable que la cifra final no aparezca hasta el último momento de esta cumbre. Las negociaciones deberían rematarse el viernes por la noche, aunque es ya casi una tradición que el cierre de estas conferencias se retrase durante muchas horas o días. En este complicado contexto, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha comparecido este jueves en la sede de la COP29 y ha pedido a los países que están presentes en Bakú que den un paso adelante y “suavicen” sus posturas para lograr que finalmente se llegue a un pacto. “Esta es una COP para impartir justicia frente a la catástrofe climática”, ha dicho.

“En medio de las divisiones geopolíticas y las incertidumbres, el mundo necesita que los países se unan”, ha pedido a los delegados el secretario general de la ONU, quien ha recalcado la necesidad de cerrar aquí un acuerdo sobre “un nuevo y ambicioso objetivo de financiación climática”. “Insto a todas las partes a dar un paso adelante (…) El fracaso no es una opción”, ha añadido Guterres sobre el peligro que supondría no lograr un nuevo objetivo de financiación para la lucha contra el cambio climático.

¿Billones o cientos de millones?

En estos momentos, el compromiso de financiación climática de los países desarrollados pasa por movilizar 100.000 millones de dólares anuales hacia las naciones en desarrollo. Pero a partir de 2025 se debería actualizar esa meta y los países en desarrollo creen que deben multiplicar por más de diez los 100.000 millones actuales. El grupo conocido como G-77 más China —donde están representadas más de 130 naciones del llamado Sur Global, además del gigante asiático— reclama en Bakú que el nuevo objetivo suba hasta los 1,3 billones de dólares e insta a los países desarrollados a que den un paso adelante.

Sin embargo, el bloque occidental se ha resistido hasta ahora a hablar abiertamente de una cantidad concreta porque entienden que primero se debe aclarar cómo se movilizará el dinero. Piden, además, que otras naciones que en el marco de estas negociaciones no están consideradas como desarrolladas también deben contribuyan. Apuntan a China, pero también otros Estados económicamente poderosos como Arabia Saudí, Qatar y Emiratos Árabes Unidos. China no está dispuesta a admitir que se le coloque en el mismo plano que a los países occidentales, con las mismas obligaciones a la hora de contribuir y de transparencia. Guterres ha pedido a todas las partes negociadoras que “clarifiquen” sus posturas y que se muevan de sus “posiciones iniciales”. “Estamos en el momento de la verdad”, ha sostenido.

La disputa entre bloques aparece reflejada en el texto difundido por la presidencia de la COP29 este jueves, donde hay dos posiciones claramente identificadas. “Vemos que hay algunos avances, porque hemos pasado de 15 opciones a solo dos que reflejan las demandas y propuestas del Sur Global y también del Norte Global”, señala Carola Mejía, de la Red Latinoamericana por Justicia Económica y Social. “Pero estas dos opciones están todavía demasiado alejadas la una de la otra”, añade.

Al hablar de financiación en las cumbres de este tipo la mayoría de las miradas se dirigen a la Unión Europea, que se resiste a ofrecer una cifra a pesar de las presiones de los países en desarrollo. El comisario europeo de Acción por el Clima, Wopke Hoekstra, que negocia en nombre de los Veintisiete en este tipo de conferencias de la ONU, ha rehusado este jueves de nuevo a ofrecer públicamente una cantidad. “Lo que tenemos que hacer es asegurarnos de que tenemos una infraestructura mucho mejor” de financiación, ha declarado a los periodistas. “Hay mucho trabajo por delante para la presidencia, y para todas las partes involucradas”, ha destacado, porque el texto de la presidencia es “inaceptable”.

David Tong, de la organización Oil Change International, ha incidido en la necesidad de que se cierre este acuerdo en Bakú. “Sin financiación no hay eliminación progresiva de los combustibles fósiles. La transición energética debe ser financiada. La adaptación debe ser financiada. Las pérdidas y los daños deben ser financiados”, ha resumido. Es decir, lo que se intenta es evitar una transición de dos velocidades en la que los países desarrollados tienen un camino claro para desengancharse de los combustibles fósiles a través de las renovables, pero donde las naciones en desarrollo ven cómo están cerrados los canales de financiación tanto para instalar fuentes de energía limpias como para protegerse de un cambio climático del que son las menos responsables.

El secretario general de la ONU, António Guterres, durante su comparecencia este jueves en la sede de la COP29.
El secretario general de la ONU, António Guterres, durante su comparecencia este jueves en la sede de la COP29.IGOR KOVALENKO (EFE)

Adiós a los combustibles fósiles

Aunque los nuevos planes de recorte de las emisiones de gases de efecto invernadero no están en el centro de las discusiones de esta cumbre —los países deberán ponerlos sobre la mesa en la conferencia del próximo año en Brasil— las menciones a la mitigación (como se conoce en la jerga climática las políticas de reducción los gases) también están siendo conflictivos en esta COP29.

En la anterior cumbre, celebrada en Dubái a finales de 2023, se logró por primera vez en más de tres décadas de negociaciones de este tipo una mención directa a la necesidad de dejar atrás los combustibles fósiles como forma de lograr que el calentamiento no alcance los niveles más peligrosos. Aunque son los principales causantes del problema, las presiones de los países más petroleros siempre habían conseguido eliminar las menciones a los combustibles. Siempre se hablaba hasta Dubái solo de los gases de efecto invernadero. Es decir, de las balas y no de las pistolas.

El secretario general de la OPEP (la organización que agrupa a los países petroleros), Haitham Al Ghais, insistió en esa idea el miércoles en la cumbre al recordar que el Acuerdo de París se centra en los gases de efecto invernadero y no recortar el uso de ninguna fuente energética en concreto. Además, dijo que los combustibles son “un regalo de Dios”, al igual que hizo el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, al inicio de esta cumbre.

Desde que en Dubái se hizo aquella mención directa a los combustibles fósiles hace un año, los países petroleros han intentado que no se vuelva a repetir en otros foros. De hecho, así ocurrió en la declaración que el G-20 hizo sobre cambio climático a principios de esta semana. Y, de momento, en los textos de la cumbre tampoco figura esa referencia, algo que también supondrá un hándicap para que la cita se cierre con acuerdo. Los representantes de países como Arabia Saudí o China en la COP han rechazado este jueves que se hagan menciones a los combustibles en los acuerdos finales.

Guterres ha sido interrogado por ese asunto en una conferencia de prensa en Bakú. Ha dejado claro que cumplir la meta más ambiciosa del Acuerdo de París, que el calentamiento no supere la barrera de los 1,5 grados respecto a los niveles preindustriales, es imposible sin “una eliminación gradual de los combustibles fósiles”, como ha establecido “la ciencia”.

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