Gustavo Cabral (Isidro Casanova, 1985) es un jugador con clase. La suya es trabajadora, por eso pide a los más jóvenes que se nutran de sus experiencias: «Que me expriman hasta la última gota». Porque si se escurre su camiseta salen recuerdos como los maravillosos años del Celta que rozó una final de Europa League. El mejor ejemplo de la generación que ha logrado el regreso de los celestes a las andanzas continentales. Su pasaporte va más allá, ejerciendo de capitán de un Pachuca que espera en la oscuridad a un Real Madrid que se cargó de dudas en la primera jornada. Gustavo Cabral (Isidro Casanova, 1985) es un jugador con clase. La suya es trabajadora, por eso pide a los más jóvenes que se nutran de sus experiencias: «Que me expriman hasta la última gota». Porque si se escurre su camiseta salen recuerdos como los maravillosos años del Celta que rozó una final de Europa League. El mejor ejemplo de la generación que ha logrado el regreso de los celestes a las andanzas continentales. Su pasaporte va más allá, ejerciendo de capitán de un Pachuca que espera en la oscuridad a un Real Madrid que se cargó de dudas en la primera jornada.
Gustavo Cabral (Isidro Casanova, 1985) es un jugador con clase. La suya es trabajadora, por eso pide a los más jóvenes que se nutran de sus experiencias: «Que me expriman hasta la última gota». Porque si se escurre su camiseta salen recuerdos como los maravillosos años del Celta que rozó una final de Europa League. El mejor ejemplo de la generación que ha logrado el regreso de los celestes a las andanzas continentales. Su pasaporte va más allá, ejerciendo de capitán de un Pachuca que espera en la oscuridad a un Real Madrid que se cargó de dudas en la primera jornada.
Para los mexicanos no hay margen de error en un torneo cortó donde tropezaron en la primera piedra. Con todo, tienen poco que perder en un escenario internacional donde ya rindieron, como en la pasada Copa Intercontinental, en la que llegaron a la final, precisamente, contra el cuadro blanco. Ha pasado poco tiempo desde entonces, pero han cambiado muchos aspectos en ambos contendientes, empezando por los entrenadores.
Precisamente, la idea de Cabral es, en un tiempo no muy lejano, asumir el liderazgo de un club desde el banquillo. Algo para lo que se ha formado. Una decidida transición que cocina sin sentir el peso de la edad y consciente de que lo mejor siempre está por venir. La filosofía de un central contundente en el campo, pero afable en todas las respuestas que despeja con una sonrisa que elimina el muro tan alto que ha impuesto el fútbol de élite para poder tratar con los jugadores.

¿Cómo estás llevando este Mundial de Clubes, cita atípica en el calendario? Mucho esfuerzo físico, horarios difíciles de llevar…
Hay muchos cambios de temperatura. Fuera, mucho calor y humedad, que está jugando un papel importante en los partidos y la adaptación. Dentro, bastante frío, por el tema del aire acondicionado. Pero los campos están muy bien. Es cierto que en nuestro debut no tuvimos demasiada gente, pero sí estuvieron los nuestros, que nos arroparon. A medida que pasen los partidos va a venir mucha más gente.
¿Qué objetivos se ha puesto este Mundial Pachuca?, ¿qué balance haces de la derrota inicial ante el RB Salzburgo?
Creo que el primer encuentro se sacaron cosas positivas, a pesar de la derrota. Fue un golpe duro, pero que el equipo hizo cosas buenas. Hay cosas por corregir, pero estamos en fase de crecimiento. Pachuca va a hacer un buen partido con el Real Madrid. Sabemos que es uno de los favoritos, pero nosotros no vamos a bajar los brazos. Al contrario, eso nos va a motivar.
¿Crees que para los equipos de Concacaf y Conmebol llega en mejor momento este Mundial que para los europeos?
Puede ser. Vienen con más carga de partidos los equipos de Europa. Nosotros venimos de hacer una mini pretemporada, se puede decir. En el caso de Pachuca, tuvimos dos partidos de preparación: uno con el Al Ahly en Miami y otro con Coyotes, del ascenso mexicano. Y sí, puede estar afectando el viaje, el venir a un país nuevo y acostumbrarse al clima, que también es un factor importante.
El Real Madrid tiene grandes individualidades, pero son un equipo en construcción. No es el mismo al que nos enfrentamos en la Intercontinental del pasado mes de diciembre. Tienen bajas importantes, como la de Mbappé
¿Cómo ves el duelo ante el Real Madrid? Al Hilal ya os dio pistas.
Sí, individualmente son grandes jugadores, pero es un equipo en construcción. No es el mismo al que nos enfrentamos en la Intercontinental del pasado mes de diciembre. Tienen bajas importantes, como la de Mbappé. Habrá que ver cómo evoluciona. Daremos pelea. Siempre nos plantamos de cara contra el rival que toque. El plan es ser protagonista, tener el balón, tratar de cuidarlo mucho, de atacar y crear espacios. Hemos cambiado bastante respecto al torneo pasado con otro preparador. Hubo cosas buenas en el partido anterior que hay que remarcar, y las negativas, corregirlas. Nuestro técnico, Jaime Lozano, en un buen entrenador. Se le ve muy capacitado, ha estado en la selección, en Necaxa… Su idea me gusta: tener el balón, jugar desde atrás, trabajar un sistema durante la semana y que el delantero llegue a definir con ventaja.
¿Cuál crees que es el punto débil del Real Madrid?
Puede ser que la defensa. Ahí podemos tratar de lastimar. Tenemos jugadores con experiencia como Rondón, un gran delantero, y jóvenes como Kennedy, del Fluminense. Nuestra motivación será del 200% para competir contra estos grandes.
¿Por qué te atrapó la Liga MX? ¿Qué la hace especial? Cada vez es más una opción para jugadores como Sergio Ramos, Óliver Torres, Sergio Canales…
Antes de ir a España jugué un año en Tecos de Guadalajara. Es una liga muy abierta, donde cualquier equipo puede salir campeón. El formato de liguilla te da esa posibilidad. Es una liga muy intensa. En Europa corre la pelota por el césped y el riego. En México corremos nosotros. Es más exigente en lo físico, más friccionado, pero hay muchísima calidad. El impacto de Sergio Ramos, con la trayectoria que tiene, ha sido muy importante. Igual que Canales. Oliver Torres se quedó un poco al margen, pero Lucas Ocampos también está aportando. Son jugadores que han hecho las cosas bien en Europa.

¿Cómo ha evolucionado Gustavo Cabral? ¿Sientes el peso de la edad?
Uno sí se va sintiendo grande para el fútbol. Hay chicos como Lamine Yamal, de 17 o 18 años, debutando. Lo están haciendo muy bien. Pero el liderazgo lo sigo teniendo, es algo nato en mí. Me siento bien con 39 años y trato de aportar lo más que pueda. Siempre les digo: ‘Exprímanme lo que más puedan, que queda poco ya’. Aunque yo con 17 ya estaba entrenando en primera. Debuté con 18, en diciembre de 2003, con Racing. En esa época había pocos jóvenes. Hoy hay un 60-70% de jóvenes en los planteles.
Ya que viajas hasta Argentina en tu recorrido por el pasado, ¿cómo ves a los equipos de tu país en este Mundial de Clubes?
Sudamérica en general está compitiendo bien: Palmeiras, Botafogo, River, Boca… ojalá pasen la fase de grupos y lleguen lejos. Además, están poniendo color al torneo. Eso motiva y le hace un gran favor a la competición.
Cuando me fui del Celta, me saqué la camiseta de jugador, pero me puse la de aficionado. Mi familia es celtista. Estábamos muy nerviosos en el último partido y con el gol de Iago Aspas nos pusimos muy contentos. Como siempre digo, Iago tiene una segunda piel y es la de la camiseta del Celta
¿Cuánto te hubiera gustado volver a jugar en Europa con el Celta, como pasará esta temporada? Estuviste siete años en los que jugaste más de 220 partidos.
¡Claro! Cómo no les voy a seguir. Cuando me fui, me saqué la camiseta de jugador pero me puse la de aficionado. Mi familia es celtista. Estábamos muy nerviosos en el último partido y con el gol de Iago Aspas nos pusimos todos supercontentos. Como siempre digo, Iago tiene una segunda piel y es la de la camiseta del Celta. Eso no hay duda y me pone muy contento por él y por todos. Por la ciudad, la afición… Estuve siete años ahí viviéndolo al máximo. Tengo un cariño muy especial.
Has dicho que quieres que te expriman al máximo, pero llegará un momento, más pronto que tarde, donde habrá que colgar las botas…
Sí, mi plan B es ser entrenador, esa es la idea. El curso de entrenador lo he hecho, ahora lo estoy homologando para poder dirigir a nivel del continente americano. Tengo esa posibilidad de transmitir mis conocimientos, de poder sentir como jugador hasta ahora. Después, una vez que me termine de atar la última vez los ‘botines’ y me despida como jugador, quiero empezar como entrenador. Creo que puedo aportar a los chicos todo lo que he cultivado como jugador. Puedo transmitírselo y eso me agrada muchísimo.
¿Serás más ‘cholista’ (tuvo a Simeone en Rivar y Racing) o de Luis Enrique (Celta)? Referencias de nivel por lo que has vivido en tu carrera no te faltan…
Me quedo con un poco de todo. Me gustaría tener un poco de Luis Enrique a la hora de jugar, por cómo manejaba el grupo, no solamente con los titulares, sino con los que no jugaban, que nos tenía siempre contentos. Y eso habla muy bien de él también, por el hecho de que creo que los que más potencian a los que están jugando son los suplentes. Porque tienen que apretar desde atrás. Y si los tienes contentos, esto potenciará al equipo. De Berizzo también me llevaría su capacidad espectacular para manejar el grupo. El éxito que tuvimos el Celta fue por eso. Si en su momento Berizzo te decía: ‘Tírate a un pozo’, tú te arrojabas sin mirar. El equipo fue fiel reflejo de aquello. Murió en la semifinal de la Europa League contra el Manchester United con orgullo. Eso sí, seré coherente: lo que no me gusta que me hagan a mí como jugador no lo haré como entrenador.
Diario de Mallorca – Deportes