Francia vibra con el jersey amarillo de Ferrand-Prévot en el Tour

Pauline Ferrand-Prévot salía del ascensor abrigada con el plumas como si estuviera en pleno otoño. Iba acompañada del séquito del Visma y dormía en un hotel junto a los volcanes de Auvernia, no muy lejos del Puy de Dôme. En el aparcamiento había cola de seguidores esperándola; muchas niñas, sobre todo. Llevaban más de dos horas aguardando a la corredora con la que lleva Francia una semana soñando; lo que no han logrado los hombres en cuatro décadas ahora está a punto de conseguirlo una ciclista de 33 años, de Reims, la tierra del champán. Puede ganar este domingo el Tour en la edición femenina. Pauline Ferrand-Prévot salía del ascensor abrigada con el plumas como si estuviera en pleno otoño. Iba acompañada del séquito del Visma y dormía en un hotel junto a los volcanes de Auvernia, no muy lejos del Puy de Dôme. En el aparcamiento había cola de seguidores esperándola; muchas niñas, sobre todo. Llevaban más de dos horas aguardando a la corredora con la que lleva Francia una semana soñando; lo que no han logrado los hombres en cuatro décadas ahora está a punto de conseguirlo una ciclista de 33 años, de Reims, la tierra del champán. Puede ganar este domingo el Tour en la edición femenina.  

Pauline Ferrand-Prévot salía del ascensor abrigada con el plumas como si estuviera en pleno otoño. Iba acompañada del séquito del Visma y dormía en un hotel junto a los volcanes de Auvernia, no muy lejos del Puy de Dôme. En el aparcamiento había cola de seguidores esperándola; muchas niñas, sobre todo. Llevaban más de dos horas aguardando a la corredora con la que lleva Francia una semana soñando; lo que no han logrado los hombres en cuatro décadas ahora está a punto de conseguirlo una ciclista de 33 años, de Reims, la tierra del champán. Puede ganar este domingo el Tour en la edición femenina.

Ferrand-Prévot se fotografiaba con todas las niñas que la aclamaban y como el resto de las participantes se congratulaba de la locura que está viviendo el Tour femenino: hay casi tanta gente en las carreteras como en la vertiente masculina. Y es que el Tour, como marca, es como la coca-cola, que se encuentra en cualquier bar del mundo.

La emoción después de la victoria.
La emoción después de la victoria. / ASO

Aguardaba el Tour la llegada de los Alpes después de una semana de etapas entre colinas, desde que nació la carrera en la Bretaña, coincidiendo con el fin de fiesta masculina. Pasó primero Mavi García para imponerse en la segunda etapa mientras todas las favoritas se situaban en las primeras plazas de la general. En la carretera se aclamaba a Ferrand-Prévot porque los aficionados franceses la creyeron hace un año después de colgarse el oro olímpico en la carrera de bicicleta de montaña. “Dejo el ‘mountain bike’ porque quiero ganar el Tour”. Llevaba una década dedicada a la bici de ruedas anchas después de haber sido campeona del mundo de ruta y con algunas buenas experiencias, como ciclista completa, en el ciclocrós y el gravel, con títulos mundiales en ambas especialidades.

Tenía que llegar La Madeleine, montaña alpina testigo de las mejores peleas entre los grandes mitos del Tour. A La Madeleine llegó la ronda femenina este sábado, como etapa reina. Y allí se esperaba el ataque de Ferrand-Prévot, anunciado con ataques por delante de sus compañeras del Visma, que le abrían camino como su compatriota Marion Bunel que se dio a conocer en la Volta.

El instante de la victoria en La Madeleine.
El instante de la victoria en La Madeleine. / ASO

Lejos de decepcionar, Ferrand-Prévot aprovechó un ataque de la australiana Sarah Gigante para descolgar a sus dos grandes rivales; Demi Vollering y Katarzyna Niewiadoma, la última vencedora del Tour. Vollering no tuvo su día, ni pudo lucir su habilidad como escaladora, después de haber ganado este año Vuelta y Volta. Y sólo pudo contemplar como una espectadora más la exhibición de Ferrand-Prévot que recogió el jersey amarillo en el podio de La Madeleine.

Queda sólo una etapa, con el inconveniente de la Joux Plane, otra perla legendaria del Tour, pero la ventaja de la ciclista francesa es exagerada: le saca 2,37 minutos a Gigante y 3.18 a Vollering.

Pauline Ferrand-Prévot, en la meta de La Madeleine,
Pauline Ferrand-Prévot, en la meta de La Madeleine, / ASO

Hace 40 años Bernard Hinault ganó el Tour. Desde entonces otras figuras han peleado por la victoria; entre otros, Richard Virenque, Romain Bardet o Julian Alaphilippe. En 1988, Laurent Fignon perdió el Tour en París por 8 segundos, una derrota cruel. Y ahora una mujer ha devuelto a Francia la ilusión por el amarillo, una ciclista que ha sido cinco veces campeona del mundo de bicicleta de montaña y que lidera al potente Visma, con el mismo traje que visten Jonas Vingegaard y Wout van Aert.

Las imágenes de televisión retrataron el abrazo y la emoción detrás del podio entre Ferrand-Prévot y Marion Rousse, la directora del Tour, feliz por la victoria de su compatriota que se presentó en solitario en lo más alto de La Madeleine, el mismo día que el italiano Giulio Ciccone ganaba la Clásica de San Sebastián.

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 Diario de Mallorca – Deportes

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