Francia extiende el toque de queda a menores para prevenir disturbios y guerrillas urbanas

La secuencia arrancó el 14 de julio, día de la fiesta nacional en Francia. Casi 400 personas fueron detenidas en todo el país por altercados nocturnos en el marco de las celebraciones. Muchos eran menores. Tras ese día, se han sucedido los episodios violentos en varias ciudades, sobre todo en el sur, con quema de coches y enfrentamientos con la policía. En Béziers, ciudad de 80.000 habitantes cercana a la urbe sureña de Montpellier, un agente fue herido gravemente la noche del 20 de julio cuando, tras ser alertados de un incendio, los agentes llegaron al lugar y se encontraron a medio centenar de individuos armados con material pirotécnico.

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 Tras los incidentes de las últimas semanas, varias ciudades y municipios han restringido la movilidad nocturna durante el verano para evitar brotes de violencia  

La secuencia arrancó el 14 de julio, día de la fiesta nacional en Francia. Casi 400 personas fueron detenidas en todo el país por altercados nocturnos en el marco de las celebraciones. Muchos eran menores. Tras ese día, se han sucedido los episodios violentos en varias ciudades, sobre todo en el sur, con quema de coches y enfrentamientos con la policía. En Béziers, ciudad de 80.000 habitantes cercana a la urbe sureña de Montpellier, un agente fue herido gravemente la noche del 20 de julio cuando, tras ser alertados de un incendio, los agentes llegaron al lugar y se encontraron a medio centenar de individuos armados con material pirotécnico.

En Limoges, en el suroeste, se repitió la emboscada, en la misma semana, con nueve agentes heridos. El Gobierno desplegó los antidisturbios y más de una decena de ciudades y municipios ha decretado estos días el toque de queda a los menores de edad, para que no puedan salir a la calle por la noche si no es acompañado de sus padres o un adulto autorizado (hermano o tutor). Muchos han ampliado la prohibición durante todo el verano.

El objetivo es prevenir los episodios de violencia que se repiten desde hace semanas y que el ministro del Interior, Bruno Retailleau, atribuye a las “guerrillas urbanas”. “Antes había una tregua en verano, pero ahora cada vez menos. Se trata de jóvenes desempleados, vinculados al narcotráfico, sin referentes y unidos en su odio a Francia y a la autoridad”, dijo hace una semana en un acto para presentar varias medidas para luchar contra el uso de pirotecnia entre los jóvenes.

Esta prohibición de circular de noche se extiende a varias ciudades de todo el territorio, como Nîmes o Béziers (sur del país), Compiègne (norte), Limoges (suroeste) o los municipios de Villecresnes, Vitry Chatillon, Triel-su-Seine y Saint-Ouen sur Seine, en la región parisina. El rango de edad va de los 13 a los 17 años y los tramos horarios son desde las 22.00 o 23.00 hasta las 6.00. Normalmente, se acota a los barrios más problemáticos y no puede extenderse más de seis meses. La medida, explica Rudy Mana, policía y portavoz de la asociación Amicale de la Policía Nacional, “permite a los agentes pedir la documentación al menor, aunque no esté cometiendo una infracción”, y ver si, por ejemplo, lleva algún tipo de arma.

A finales del mes de junio se promulgó la llamada Ley Attal (adopta el nombre del ex primer ministro Gabriel Attal), que, entre otras medidas, facilita a los alcaldes la posibilidad de decretar esta prohibición. En una circular enviada a las autoridades locales, el titular de Justicia, Gérald Darmanin, animaba a “establecer un toque de queda desde que acaben las clases”. “Se privilegiará esta medida en una lógica de prevención, sobre todo en el marco de la lucha contra la posesión de armas blancas por parte de menores”.

El asunto divide. Hay alcaldes que consideran que se estigmatiza al menor y dudan de su eficacia. “La restricción no es nueva, pero se ha aplicado en contextos de violencia”, explica Olivia Sarton, abogada y directora de Juristas por la Infancia, que vela por los derechos de los menores. “Los alcaldes tienen este poder de emitir decretos de toque de queda desde la década de los 2000. Se ha usado cuando ha habido disturbios, y ahora cada vez más de manera preventiva”.

Los Ayuntamientos necesitan la autorización de la Prefectura, la delegación del Gobierno correspondiente. “Es una restricción de las libertades, así que tienen que justificar que ha habido un aumento de la delincuencia y que la medida es proporcionada. La Policía vela por su ejecución, pero siempre bajo el control de un tribunal administrativo”, matiza Sarton, que recuerda que “se trata de evitar que los menores cometan delitos, pero también para protegerlos y evitar que sean víctimas”.

En algunas ciudades, esta violencia está vinculada al tráfico de estupefacientes, aunque en otros casos los alcaldes quieren evitar actos de vandalismo o robos en un periodo estival en el que se relaja la vigilancia. Saint-Ouen, un municipio de 60.000 habitantes situado al norte de París, decretó hace una semana el toque de queda a los menores de 16 años a partir de las 23.30 porque, según considera su alcalde, Karim Bouamrane, “a partir de esa hora el lugar en el que tienen que estar es en casa”.

Bouaumrane, del Partido Socialista, es el primer alcalde de izquierdas en aplicar esta medida, más frecuente en municipios gobernados por formaciones de derechas. “Hay dos ideologías al respecto. La que defienden algunos es que los jóvenes están en el origen de la inseguridad, que son el problema. Yo creo en la otra, que ellos son la solución y que hay que invertir en educación y prevención”, explica.

Por ello, ha ampliado el horario del centro de la juventud del municipio hasta las 23.00, hora a la que los menores vuelven a sus casas. ”De esa manera, ahora que no hay clases y muchos padres relajan la vigilancia, no están en la calle. A los más pequeños los monitores los acompañan a casa”, explica Ryan Chaikh, uno de los responsables del centro social. Considera que la medida es efectiva porque, en el caso de Saint-Ouen, “en realidad los episodios de violencia no se producen en verano, sino durante el invierno”.

El 40% de los habitantes es menor de 35 años y, según el alcalde, “son las propias familias las que lo piden, así que les damos un marco legal para poder educar”. En el documento enviado a la Prefectura para obtener la autorización, se justifica que la tasa de delitos por habitante es de 19 por cada 1.000, por encima de la media nacional, y también que hay un aumento de la delincuencia del 8%.

El aumento de la violencia y el uso de armas entre los menores preocupa cada vez más al Gobierno. En mayo se empezaron a hacer registros aleatorios en las escuelas para evitar que los menores entren en clase con cuchillos en las mochilas. Se aprobó la medida tras la muerte en abril de una adolescente apuñalada por un compañero en un instituto de Nantes. Un mes antes, fue otro menor, de 17 años, el que murió tras ser acuchillado a la salida del colegio en el departamento de Essone.

“Se ha normalizado que los chavales salgan a la calle con un cuchillo en el bolsillo. A veces lo llevan para defenderse, pero la adolescencia es una edad de transgresión y si tienen un problema lo usan”, dice la letrada Sarton, que admite que en lo que va de año ha aumentado el número de menores implicados en delitos y “cada vez son más jóvenes, por debajo de los 13 años”.

Según los últimos datos disponibles del Ministerio de Justicia, en 2023, 179.100 menores acabaron con un expediente abierto en los tribunales por delitos como tráfico de estupefacientes, robo, vandalismo, posesión de armas o violencia sexual. Es el 3% de la población de entre 10 y 17 años. De esta cifra, se llegó a procesar a 48.300, un 7% más que en 2022, y 29.700 fueron condenados.

El toque de queda a menores de edad se decretó de manera general en los disturbios de 2005, originados tras la muerte de dos adolescentes de 15 y 17 años, que fueron electrocutados mientras huían de la policía en una barriada a las afueras de París. Duraron dos semanas y hubo 4.700 detenidos. También se extendió en las revueltas de julio de 2023, tras la muerte de un adolescente de 17 años por el disparo de un policía en un control de tráfico en Nanterre, en la banlieue parisina. Hubo más de 3.500 detenidos en una semana.

El sentimiento de injusticia y de recelo hacia las fuerzas del orden que motivó aquellos disturbios perdura en los barrios más desfavorecidos, donde los episodios de violencia se suceden, no con tanta intensidad, pero sí con frecuencia. El verano es un periodo especialmente problemático. Béziers aplica la medida desde hace varios años y la turística Niza la decretó el verano pasado.

“Puede ser una medida disuasiva en algunos casos, porque los agentes están obligados a llevar al menor a la comisaría, identificarlo y llamar a sus padres para que vayan a buscarlos”, explica el agente Mana. Sin embargo, en otros casos no consigue ese efecto disuasorio, matiza: “Muchos se desentienden y la Policía se ve obligada a llevar al infractor a su casa. Supone un esfuerzo suplementario, pues con los mismos efectivos hay una misión extra”. La multa, de 35 euros, “tampoco disuade mucho”, agrega.

El Ministerio del Interior no lleva un recuento del número de municipios con toque de queda porque, justifican las autoridades, la orden pasa por las distintas prefecturas. Según sus cifras sobre delincuencia a cierre de 2024, los menores de entre 13 y 17 años fueron responsables del 31% de los robos con arma que se cometieron en todo el periodo, el 35% de los robos sin arma y el 28% de las sustracciones de vehículos. El 25% de los detenidos por delitos de violencia sexual en 2024 eran menores de edad.

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