Hace tiempo que actores como Emiratos Árabes, Qatar o Arabia Saudí dejaron de ser una novedad en el fútbol mundial. Oriente Próximo controla el deporte de poder y lo hace de múltiples formas. Bien con propiedades directas, como la del Manchester City y el PSG, o con inversiones directas como la del PIF (Public Investment Fund) saudí, el fondo público árabe que está ya presente en todos los torneos. En el que se disputa estos días en EEUU, otro de los controladores del fútbol, están presentes en todos los estadios vallas publicitarias con el acrónimo mencionado de tres letras. Hace tiempo que actores como Emiratos Árabes, Qatar o Arabia Saudí dejaron de ser una novedad en el fútbol mundial. Oriente Próximo controla el deporte de poder y lo hace de múltiples formas. Bien con propiedades directas, como la del Manchester City y el PSG, o con inversiones directas como la del PIF (Public Investment Fund) saudí, el fondo público árabe que está ya presente en todos los torneos. En el que se disputa estos días en EEUU, otro de los controladores del fútbol, están presentes en todos los estadios vallas publicitarias con el acrónimo mencionado de tres letras.
Hace tiempo que actores como Emiratos Árabes, Qatar o Arabia Saudí dejaron de ser una novedad en el fútbol mundial. Oriente Próximo controla el deporte de poder y lo hace de múltiples formas. Bien con propiedades directas, como la del Manchester City y el PSG, o con inversiones directas como la del PIF (Public Investment Fund) saudí, el fondo público árabe que está ya presente en todos los torneos. En el que se disputa estos días en EEUU, otro de los controladores del fútbol, están presentes en todos los estadios vallas publicitarias con el acrónimo mencionado de tres letras.
Sin el PIF no habría existido este Mundial de Clubes. A través de su filial Surj Sports Investments, realizó una inversión de alrededor de 1.000 millones de dólares en febrero de 2025 en DAZN. Esto le permitió obtener una participación del 5% en el operador, según datos de Financial Times. Solo un mes después, la FIFA anunciaba los premios que recibirían los 32 participantes. La cantidad, nada casual, de 1.000 millones, después de, precisamente, firmar un acuerdo con la compañía televisiva para retransmitir en abierto los partidos de un torneo pionero.
Lógicamente, el concepto ‘gratis’ es una denominación formal, puesto que siempre hay un pagador y un consumidor. Más si cabe en contratos de esta dimensión. Para completar la secuencia de los hechos, el 5 de junio, la FIFA anunciaba un acuerdo con el PIF como patrocinador del Mundial de Clubes. «Gracias a sus alianzas, PIF está dejando un legado de transformación en el deporte y está logrando resultados positivos y duraderos a todos los niveles, desde jugadores y aficionados hasta comunidades anfitrionas», aseguró en la firma del acuerdo Mohammed AlSayyad, responsable de Marca Corporativa de fondo soberano.
No hay una competición de relevancia en la que no esté presente Arabia Saudí, que acogerá el Mundial 2034 después de que la FIFA le diese la mejor nota que se ha otorgado nunca a una candidatura. A través de Al Hilal, el equipo más ganador del país, ha querido demostrar que la apuesta por atraer estrellas también ha venido acompañada de proyectos deportivos como el que lidera el catalán Esteve Calzada desde la dirección general. Para ello, en lugar de romper el mercado en la ventana extraordinaria del Mundial de Clubes, el club saudí optó por fichar a un entrenador, Simone Inzaghi.
La nómina de Al Hilal podría competir perfectamente en Europa, con Bono, Rúben Neves, Malcom, Mitrovic, Marcos Leonardo, Milikonvic-Savic, Cancelo, Lodi o Koulibaly. Pero enfrente tendrá a un Manchester City que, después de una temporada que ha enterrado a la generación ganadora de la Champions, se ha sacado la tierra de encima del ataúd para el último esfuerzo inversor. Ya no están los Kyle Walker, De Bruyne y Grealish se quedó fuera de la convocatoria para el Mundial de Clubes.
Trabajar bajo el mando de Guardiola es exigente y genera un desgaste que no muchos aguantan. Pep, que renovó hasta 2027 en noviembre del año pasado, en plena crisis de resultados, ha vivido la salida de su guardia pretoriana. Juanma Lillo y Carlos Vicents han dejado paso a Pep Lijnders, James French y Kolo Touré, que han traído un aire fresco necesario para un equipo que había entrado en colapso. Después de meses de duelo, el técnico de Santpedor por fin ha recuperado a su faro.
Un Rodri al que quiere gestionar en contra de su voluntad y la del jugador. Un peaje imprescindible para que el nuevo City que está construyendo no se derrumbe. Cherki, Reijnders o Aït‑Nouri han completado una renovación que empezó con Marmoush, Khusanov, Vítor Reis o Nico González. Aunque sigue habiendo un eslabón débil impropio para un equipo llamado a ganarlo todo: la portería, con Ederson calificando de ‘fake news’ su salida del City, al mismo nivel que la salida de balón que hizo contra la Juventus y que le costó un gol en contra a su equipo.
Con todo, Guardiola parece haber renovado su aura, provocando que veteranos como Gündogan o Bernardo Silva sigan el mismo proceso. Porque convencer a los nuevos es fácil, pero mantener la fe de los que tienen el estómago lleno de títulos y la cabeza de instrucciones es más difícil. «Jugar para un club como el Manchester City implica siempre expectativas de rendir en cada partido y ganar trofeos», aseguraba Foden en el transcurso de un torneo que puede devolverle la fe a un equipo que, lo primero que necesita, es volver a creer.
Diario de Mallorca – Deportes