Los equipos europeos están teniendo múltiples identidades en un Mundial de Clubes en el que tienen mucho que perder. El Atlético, por ejemplo, al igual que el Oporto, confirmaron sus malas temporadas con dos eliminaciones que afectan a su orgullo y necesidades. Por su parte, un Real Madrid en construcción ha sabido reponerse del susto inicial que fue debutar ante Al Hilal con menos de una semana de entrenamientos. El encuentro contra Pachuca amplió el rodaje y reforzó la moral del equipo después de una victoria con diez por la expulsión de Asencio. Los equipos europeos están teniendo múltiples identidades en un Mundial de Clubes en el que tienen mucho que perder. El Atlético, por ejemplo, al igual que el Oporto, confirmaron sus malas temporadas con dos eliminaciones que afectan a su orgullo y necesidades. Por su parte, un Real Madrid en construcción ha sabido reponerse del susto inicial que fue debutar ante Al Hilal con menos de una semana de entrenamientos. El encuentro contra Pachuca amplió el rodaje y reforzó la moral del equipo después de una victoria con diez por la expulsión de Asencio.
Los equipos europeos están teniendo múltiples identidades en un Mundial de Clubes en el que tienen mucho que perder. El Atlético, por ejemplo, al igual que el Oporto, confirmaron sus malas temporadas con dos eliminaciones que afectan a su orgullo y necesidades. Por su parte, un Real Madrid en construcción ha sabido reponerse del susto inicial que fue debutar ante Al Hilal con menos de una semana de entrenamientos. El encuentro contra Pachuca amplió el rodaje y reforzó la moral del equipo después de una victoria con diez por la expulsión de Asencio.
Xabi Alonso supo recomponer al equipo con diez, con ajustes que funcionaron, tanto en la presión como en la circulación de balón, el gran mal del conjunto blanco esta temporada, en la que le ha faltado fútbol por los cuatro costados. El vasco supo cambiar sobre el césped de Charlotte momentos del juego y situaciones que se estaban dando. Por ejemplo, un Vinicius empeñado en hacer regates imposibles contra los rivales hasta que aprendió que lo más útil era jugar por dentro para provocar desequilibrios.

Cada partido del Real Madrid en el Mundial de Clubes es una reválida para los jugadores, tanto para los que tienen su futuro asegurado como para los que tienen la puerta abierta. Lo que para clubes como el PSG es un cierre a una campaña idílica, en el caso de Xabi Alonso es el inicio de una campaña que tendrá después un par de semanas de descanso. Eso, en caso de alcanzar la final del 13 de julio que se disputa en el MetLife Stadium de Nueva York (Nueva Jersey). Queda mucho hasta ese partido por el título.
Primero, el Real Madrid debe abrochar la clasificación para octavos, que orientó con el triunfo por 3-1 ante Pachuca, que quedó reforzado después del empate entre Al Hilal y su rival final en fase de grupos. Un RB Salzburgo que también se deshizo del equipo mexicano, ya eliminado, y que intentará rebatirle la primera plaza de un grupo donde ni siquiera era favorito para sacar plaza para octavos. La temporada del cuadro austriaco ha sido mala, como la anterior.
El equipo que dirige Thomas Letsch terminó en antepenúltima plaza de la fase liga de la Champions después de perder, entre otros partidos, el que jugó contra el Real Madrid en el Bernabéu. Lo hizo por un claro 5-1 en el único partido redondo que firmaron los de Ancelotti en la máxima competición europea. El único jugador que destacó aquella noche fue el danés Mads Bidstrup, junto con el delantero israelí Oscar Gloukh, las grandes figuras de un equipo en fase de transición, como el propio modelo en sí de Red Bull.
También lo está un Real Madrid que tiene como obligación autoimpuesta llegar lo más lejos posible en el Mundial de Clubes, tanto por los 145 millones que recibiría por ganarlo, como por el prestigio que daría el título. Así lo ha entendido Florentino Pérez, quien se desplazó personalmente al debut del club en Miami, donde el club blanco tiene una amplia comunidad de seguidores. En ese proceso de definición están abiertas todas las carpetas. Por el momento, Asencio se ha borrado de una después de dos malas actuaciones. Y lo mismo ha pasado con Rodrygo.

El canterano tuvo dos titularidades que acabaron con un penalti y una expulsión. El brasileño jugó el primer partido y después ni siquiera calentó. Es la filosofía de Xabi Alonso, quien lo ha dejado muy claro desde el principio. A diferencia de Carlo Ancelotti, a quien le importa más mantener las jerarquías. Respecto al primer partido, Ceballos fue capaz de salir del ostracismo con buenos minutos. Huijsen se coronó como el mejor creador del equipo y Arda Güler se consolidó como una de las grandes apuestas para esta campaña.
Pero ahora empieza, de verdad, el Mundial de Clubes para el Real Madrid. La fase que le ayudará a definir qué equipo quiere ser y, por ende, qué versión quiere evitar. Lo tendrá que hacer, de nuevo, sin Mbappé, quien ha reaparecido tras la grave gastroenteritis que sufrió en EEUU con un aspecto muy desmejorado y bastantes kilos menos. No habrá problema en este sentido, porque el mejor madridista del Mundial, salvando al regular Courtois, volverá a estar disponible.
Un Gonzalo García que ha tumbado la puerta abajo y que se ha descubierto con el ‘9’ que el Real Madrid iba a pescar fuera. El canterano, el que más claro tiene lo que quiere ser. Un desarrollo de identidad para avanzar en un torneo lleno de obstáculos. El encuentro contra el RB Salzburgo en Filadelfia se mirará con un ojo en el desenlace del grupo G, del que saldrá el rival blanco salvo hecatombe de derrota ante Salzburgo y victoria de Al Hilal que dejaría a los blancos fuera. No se contempla ese escenario y sí los dos que ofrecen una renacida Juventus y el renovado City de Guardiola, un duelo del que saldrá el futuro rival de Xabi Alonso.
Diario de Mallorca – Deportes