Esta semana se ha producido en el rugby español la visita de Alain Gilpin, CEO de World Rugby, institución demonizada en España tras las dos eliminaciones de los Mundiales por la «negligencia continuada» de una Federación que llegó a cometer hasta tres irregularidades seguidas, las dos que costaron la eliminación y otra con el caso de John Wesell Bell en la que España fue apercibida nuevamente por ello. La visita de Gilpin debe entenderse como un punto de inflexión por la notoriedad del rango del personaje y porque ha venido a ratificar el alineamiento que hay en estos momentos entre España y World Rugby. Esta semana se ha producido en el rugby español la visita de Alain Gilpin, CEO de World Rugby, institución demonizada en España tras las dos eliminaciones de los Mundiales por la «negligencia continuada» de una Federación que llegó a cometer hasta tres irregularidades seguidas, las dos que costaron la eliminación y otra con el caso de John Wesell Bell en la que España fue apercibida nuevamente por ello. La visita de Gilpin debe entenderse como un punto de inflexión por la notoriedad del rango del personaje y porque ha venido a ratificar el alineamiento que hay en estos momentos entre España y World Rugby.
Esta semana se ha producido en el rugby español la visita de Alain Gilpin, CEO de World Rugby, institución demonizada en España tras las dos eliminaciones de los Mundiales por la «negligencia continuada» de una Federación que llegó a cometer hasta tres irregularidades seguidas, las dos que costaron la eliminación y otra con el caso de John Wesell Bell en la que España fue apercibida nuevamente por ello. La visita de Gilpin debe entenderse como un punto de inflexión por la notoriedad del rango del personaje y porque ha venido a ratificar el alineamiento que hay en estos momentos entre España y World Rugby.
No es Gilpin un ejecutivo al uso de blazer azul y pasado rugbístico lustroso. Gilpin trabajaba en una de las mayores empresas globales de deportes, moda, eventos y medios, IMG. Un tiburón que sobrevivía en un estanque lleno de ellos. A sus 52 años fue responsable del celebrado programa de hospitalidad de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y desde hace meses se encarga de dirigir ejecutivamente los destinos de World Rugby. Le persiguen problemas recurrentes que aún no han sido resueltos como la gestión de las conmociones cerebrales o la reducción de las series mundiales de 7 por el fiasco del modelo de negocio generado.
En 2025 World Rugby invertirá en España ¡dos millones de euros! repartidos en diversas partidas. Lo que le convierte en el partner más importante si miramos los presupuestos federativos, además de ser el año que más dinero se recibe de la institución mundial. Gilpin ha venido a Madrid a visibilizar el acercamiento que se ha producido porque World Rugby necesita imperiosamente nuevos socios para dimensionar más el rugby a nivel mundial. Y España, un país económicamente fuerte, con casi 50 millones de habitantes y referente en el mundo castellano hablante es un socio necesario para la institución mundial de rugby. Y en Ferraz se ha encontrado con gente que habla su mismo idioma. Literalmente, porque hace solo unos años no había nadie en la Federación que hablase inglés, más allá del nunca suficientemente valorado Keith Chapman.
Hansen dejó reflexiones que marcan la hoja de ruta del rugby español en su camino hacia el Top 10 mundial. Un objetivo tan ambicioso como accesible. Advertía Hansen en su charla: «No veo a ningún país que tenga el margen de crecimiento de España. Esto es deporte y perderemos partidos, pero en los próximos años debemos estar entre los mejores del mundo, como en el resto del deporte. Ser subcampeones del mundo, como ha ocurrido en 7, no estaba en nuestros planes. Por ahí vamos por delante. España con los medios adecuados puede competir contra cualquier rival». España es actualmente 16ª en el ránking masculino detrás de Fiyi (9º), Italia (10ª), Georgia (11ª), Gales (12ª), Japón (13ª), Samoa (14ª) y EEUU (15ª). Exceptuando a Gales, si España se estabiliza en el Mundial y sigue creciendo como lo ha hecho, está en disposición de competir con los demás, como demostró en la final del REC ante Georgia sin Merkler, Zabala y alguno más, incluida una Italia que dio el salto con una apuesta económica potente en su día. Y en el femenino es 13ª por detrás de Italia (8ª), EEUU (9ª), Gales (10ª), Japón (11ª) y Sudáfrica (12ª).
La fórmula para lograrlo es sencilla: una política de profesionalización de los entornos de los equipos como la que se ha realizado en el 7, que ha llevado al grupo a ser subcampeón del mundo. Ahora se apuesta por concentraciones permanentes, que hasta hace poco no existían, como el grupo de 30 en la selección masculina o los grupos de trabajo de 7 en chicos y chicas, además de la preparación de las Leonas por Japón, va tomando cuerpo. El dinero se invierte en dar recursos al jugador para equipararlo en medios a las demás selecciones. Y los resultados se pueden apreciar. A este respecto, la selección masculina disfrutará en noviembre de la ventana más potente de su historia midiéndose a Tonga, partido que se jugará en el estadio de Butarque en Leganés, a Inglaterra A, en Zorrilla, y a Fiyi, en Málaga. Esos son los planes.
El rugby español tiene otro atractivo intrínseco para World Rudgby, es diverso y sostenible. Es la única selección del Tier 2 con equipos compitiendo en élite desde los sub-20 a los seniors tanto en chicos como en chicas y simultaneando XV y VII. Un esfuerzo que se sostiene claramente por el apoyo financiero de sus dos grandes partners: World Rugby y CSD. Y además, Hansen y su equipo han dibujado una hoja de ruta que seduce a los popes del rugby que están en Dublín. Después de las 50.000 entradas que se vendieron en los tres días de la serie que se jugó en el Metropolitano, España quiere volver a organizar una Serie del circuito. Y para ello ha presentado un proyecto con cuatro sedes como alternativa. Todo pinta que al final se jugará al norte, donde Cataluña y Euskadi son vistas con buenos ojos por la cercanía a Francia. Entre otras cosas porque el Metropolitano tiene la agenda de eventos y conciertos repleta en las fechas de juego de las Series. El modelo de explotación esta vez no depende de instituciones. La FER asumiría a riesgo la candidatura, con el respaldo de un CSD que le ayudaría el primer año a la hora de afrontar el gasto de la organización. Y si sale bien, con esos beneficios se invertiría en armar una que permitiera estabilizar la serie en España a medio y largo plazo como un evento de máximo nivel y una fuente de ingresos.
«Lo vamos a intentar porque han cambiado las condiciones. Queremos consolidar un producto a largo plazo con referencias como Hong Kong, que lleva 25 años. En España el modelo de Sportaiment nos interesa mucho porque nos genera ingresos recurrentes. Además, ahí tendríamos el apoyo del CSD, ahora que el producto ya no es de World Rugby. El pasivo es tuyo y el ticketing también. Es cierto que tiene más riesgo, pero vamos a ir a por ello. Hemos presentado el tender, con cuatro sedes que tienen sus ventajas e inconvenientes. Y creo que tenemos todas las papeletas de que vuelvan a España». Palabras que luego ratificaba el propio Gilpin: «España está muy cerca de volver a las Series».
Insistía Hansen en que «la clave es el alineamiento con los clubes, institucional y con World Rugby para crecer». El último lo tiene, los datos cantan, con los clubes se han acercado muchos las posturas, y las instituciones miran con curiosidad al rugby. Ahora falta seducirlas. «Queremos tener una capa fina de alto nivel y por debajo un core mucho más potente con los clubes y el rugby social y amateur, además de enriquecerlo con nichos como el rugby universitario, el inclusivo, el militar, el de silla de ruedas… Pero el requisito es que todo eso sea sostenible y se gestione y gobierne con estabilidad. Sin comprometer a la FER para que los próximos que vengan a Ferraz no tengan un entorno de crisis cuando vengan», afirmaba el presidente de la Federación.
Para esas concentraciones se ha peinado el país buscando la mejor localización posible para el Centro Nacional de rugby. Y el sitio elegido, entre las 8 ofertas que ha tenido la FER, será Valladolid, donde se ha remodelado el segundo campo del Pepe Rojo gracias al apoyo del Ayuntamiento. Salvo sorpresa de última hora. Una instalación con varios campos, para jugar y entrenar, y con residencias para que los jugadores cumplan con sus estudios. Otra cosa es el Estadio Nacional, un punto que tardará más en resolverse porque exige una inyección financiera que la Federación ahora mismo no puede asumir. Sobre las posibilidades de seguir en el Central, Hansen hablaba categóricamente: «El Central no puede ser ese Estadio Nacional, es imposible porque no está acondicionado. Los eventos de nivel tenemos que ir a estadios de fútbol. A sitios para 15.000 personas, que es el tamaño del rugby en estos momentos. Todavía no estamos en disposición de acudir a estadios grandes. Necesitamos un sitio donde podamos organizar no solo el partido de rugby, también el antes y el después del partido. El Estadio Nacional requiere no solo estrategia, generar un caso de negocio y una inversión. Buscaremos algo modulable sobre un terreno que pueda ser nuestro. Y espero que en la asamblea de este mes se contará todo».
Apuntaba el presidente de la Federación que «se han acabado los tiempos de Bienvenido Mr. Marshall. Aquí no solo damos el permiso, ahora también somos parte de todo el rugby que se juega en suelo español». Y concluyó con una intención clara a la hora de definir su legado: «Yo solo aspiro a dejar el vestuario más limpio de lo que me lo encontré». Y para ello Hansen, y España, han encontrado la complicidad de Gilpin y World Rugby.
Diario de Mallorca – Deportes