El deporte mundial vive sumido en una paradoja irresoluble. En los grandes despachos reivindican con vehemencia que el deporte es y ha de ser independiente de las políticas de los estados y organismos supranacionales. Es su manera de marcar territorio. Sin embargo, la práctica es mucho más compleja que la teoría y, he ahí la paradoja, el deporte necesita de los estados y de sus normas internas, a las que se ha de adaptar forzosamente, para desarrollar sus grandes eventos. El deporte mundial vive sumido en una paradoja irresoluble. En los grandes despachos reivindican con vehemencia que el deporte es y ha de ser independiente de las políticas de los estados y organismos supranacionales. Es su manera de marcar territorio. Sin embargo, la práctica es mucho más compleja que la teoría y, he ahí la paradoja, el deporte necesita de los estados y de sus normas internas, a las que se ha de adaptar forzosamente, para desarrollar sus grandes eventos.
El deporte mundial vive sumido en una paradoja irresoluble. En los grandes despachos reivindican con vehemencia que el deporte es y ha de ser independiente de las políticas de los estados y organismos supranacionales. Es su manera de marcar territorio. Sin embargo, la práctica es mucho más compleja que la teoría y, he ahí la paradoja, el deporte necesita de los estados y de sus normas internas, a las que se ha de adaptar forzosamente, para desarrollar sus grandes eventos.
Y Donald Trump sonríe, consciente del potencial propagandístico de los acontecimientos deportivos, observando que en el calendario de su segundo mandato como presidente de Estados Unidos figuran el Mundial de fútbol masculino de 2026 y los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028. «Los conseguí yo», recordó el dirigente republicano hace unas semanas, apelando a que las dos asignaciones, la de la FIFA y la del COI, se produjeron durante su primer cuatrienio de gobierno, entre 2017 y 2021.
«En cierto modo, me alegro de haberme perdido el segundo mandato [tras perder las elecciones frente a Joe Biden en 2021] en ese momento, porque no sería presidente durante este periodo tan importante», añadió, entre la broma y el convencimiento de la oportunidad que se le presenta y que estas semanas vive un primer ensayo con un Mundial de Clubs que no ha terminado de despertar el interés de Trump.
Me alegro de haberme perdido el segundo mandato, porque no sería presidente durante este periodo tan importante
De hecho, el presidente de EEUU no acudió el pasado sábado a la inauguración en Miami, con el partido entre el Inter Miami de Leo Messi y el Al-Ahly egipcio. Era el día de su 79º cumpleaños y prefirió celebrarlo en Washington, presidiendo un multitudinario desfile militar con el que simbolizó el poderío de la nación estadounidense en un mundo cada día más polarizado y militarizado. Esa es su prioridad y utilizará el Mundial (de selecciones) y los Juegos para ello.

Y el deporte mira con desconfianza a ese futuro cercano que no puede evitar, porque las políticas migratorias de Trump y su decidida guerra comercial con los aranceles amenazan con tensionar el normal desarrollo de acontecimientos que tienen como objetivo la unificación, mediante una pacífica y festiva convivencia, de deportistas y aficiones de todo el globo.
La última señal de alerta tiene que ver con la reciente prohibición de entrada a EEUU de ciudadanos de 12 países: Afganistán, Myanmar, Chad, la República del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen. No está en duda el acceso de deportistas, entrenadores e incluso familiares cercanos de estos para el Mundial o los JJOO, exenciones siempre previstas, pero sí el de las aficiones.
Hoy, no podrían acudir, lo que abre la puerta a que algunos de estos países pudieran llamar al boicot, especialmente de la cita olímpica, y de que se pudiera generar una reacción en cadena de sus aliados naturales. No obstante, el boicot, una amenaza recurrente en la historia olímpica que quedó enterrada tras la Guerra Fría, precisamente tras la última cita en Los Ángeles, la de 1984, no es hoy más que una hipótesis de mentideros.
A corto plazo, las preocupaciones más evidentes se ciernen sobre el Mundial de fútbol masculino del año que viene. EEUU ejerce de coanfitrión, como líder de una edición que también acoge partidos en Canadá y México. Un torneo de estas características, disputado en tres países entre los que no existe una libre circulación de ciudadanos (como sí ocurre en la Unión Europea, por ejemplo) requeriría de una flexibilización de políticas que está por ver si Trump está dispuesto a aceptar.

El dirigente republicano, en el arranque de su segundo mandato, se está caracterizado precisamente por lo contrario, lo que sumado a sus redadas y deportaciones masivas de inmigrantes de las últimas semanas, hace prever que no será sencillo articular soluciones que favorezcan el tránsito de los aficionados que acudan al Mundial, especialmente a aquellos que quieran moverse entre México y EEUU.
Las subidas de aranceles generalizadas y oscilantes de Trump también están generando tensión con sus vecinos, lo que pone en riesgo el lema con el que la candidatura norteamericana derrotó a Marruecos en su lucha por organizar el Mundial 2026: «Unidad, certidumbre y oportunidad». Hoy, solo el tercero de esos sustantivos parece sólido, aunque seguramente con un significado distinto al deseado.
«La tensión es algo bueno, lo hace mucho más interesante», contestó Trump en primavera sobre el impacto que podría tener la subida de aranceles a Canada y México en el torneo de fútbol. Queda un año todavía para el torneo y la FIFA jugará sus cartas, como siempre hacen los organizadores de grandes eventos, que se suelen asegurar ciertas exenciones fiscales a la carta para las actividades que se desarrollan alrededor de los torneos. Es decir, no sería nada descabellado que Trump acceda a dejar en suspenso los aranceles durante el Mundial. Los patrocinadores de la FIFA (Hyundai, Aramco, Qatar Airways, Lenovo, Adidas…) aguardan acontecimientos.
La tensión es algo bueno, lo hace mucho más interesante
La preocupación también alcanza a la política estadounidense. Esta misma semana, el Caucus Hispano del Congreso (CHC), que agrupa a congresistas demócratas de ascendencia hispana alertaba de que el «posicionamiento agresivo» de la Administración de Trump en materia de inmigración y seguridad «representa una seria amenaza para el éxito, la seguridad pública y la percepción internacional» durante el Mundial del año que viene.
Gianni Infantino, presidente de la FIFA, encantado de ser recibido en la Casa Blanca, ha demostrado su capacidad de adaptación a los entornos en los que se mueven sus grandes proyectos, sean en EEUU, en Qatar o en Arabia Saudí. Así puede interpretarse quizá la decisión de la FIFA de no realizar sus habituales campañas contra el racismo y la discriminación durante el Mundial de Clubs, realizadas en grandes eventos anteriores. El organismo eludió explicar las motivaciones de esa decisión a ‘The New York Times’.

De cara a los Juegos de Los Ángeles, la pelota estará en el tejado de Kirsty Coventry, quien asumirá oficialmente la presidencia del Comité Olímpico Internacional (COI) este lunes. «Creo firmemente que Donald Trump es un gran amante del deporte y que quiere que esos Juegos sean relevantes y un éxito. Nosotros no nos moveremos de nuestros valores de solidaridad y del convencimiento de que todos los deportistas clasificados puedan asistir a los Juegos», dijo al ser elegida.
Tendrá que entrar más en harina a partir de ahora, también sobre el elefante en la habitación de hasta cuándo mantener el veto total a Rusia por su invasión militar a Ucrania. Ahí Trump, dada su peculiar relación con Vladimir Putin, también tendrá algo que decir. Querrá hacerlo, al menos.
El papel de las deportistas trans, sobre el que no hay consenso en el deporte, será también un tema de debate intenso en los próximos años, dado el veto total que ha impuesto Trump a su participación en competiciones femeninas, bajo la tránsfoba premisa de «mantener a los hombres fuera del deporte de las mujeres». «¿Podría una mujer formar parte de vuestro equipo, muchachos?», preguntó el dirigente a los jugadores de la Juventus durante su visita de esta semana a la Casa Blanca, su único guiño hasta ahora al Mundial de Clubs. Queda todo dicho.
Diario de Mallorca – Deportes