Conoce cada detalle del paso, cada gesto de sus hombres y cada silencio del recorrido. Manolo Creo celebra 25 años como capataz del paso de Santa María de África, una labor que inició en 2001 tras formarse como costalero y segundo del histórico Carlos Torrado. En esta entrevista con El Faro de Ceuta, habla con orgullo del relevo generacional, los retos del calor, la importancia de ensayar desde la Casa Museo y el deseo compartido de que la Virgen pase algún día por su “casa”.
Desde el punto de vista de la costalería y los capataces, ¿cómo se vive esta nueva procesión?
Pues con mucha ilusión y mucho trabajo. Llevamos tiempo trabajando, haciendo las igualás y los ensayos. Este año solo hemos hecho dos, pero en uno ya incluimos el movimiento del paso. En general, todo va bien. Cada año es un nuevo reto, aunque parezca que siempre hacemos lo mismo. Hay que preparar a la gente, motivarla, y sobre todo cuidar los detalles.
¿Y el equipo de capataces, que siempre manifiestas que son tu base de trabajo, se mantiene?
Sí, seguimos los mismos que el año pasado: Ricardo, Mamé, Ángel, Félix y Arturo. Es un equipo de confianza. Además, está entrando gente joven. Poco a poco se va renovando la cuadrilla, que ya tenía muchos años encima. Y están trabajando muy bien. Lo importante es que se integren y entiendan lo que significa este paso para Ceuta.
«La Virgen de África ha marcado profundamente mi vida y la de muchos compañeros»
Me contaban que incluso hay más gente que quiere salir de la que cabe bajo el paso…
Así es. Carmen Pasamar, hermana mayor de la Cofradía, me dijo que hay más gente que quiere participar que huecos disponibles. No podemos meter a todos. Solo pueden entrar quienes tienen la estatura adecuada para ajustarse bien a la mesa. Hay que cubrir vacíos, pero con criterio. No es solo cuestión de voluntad, también hay que tener condiciones físicas adecuadas para no poner en riesgo ni al compañero ni a uno mismo.
Cumple 25 años al frente del paso. ¿Cómo lo vive?
Con mucho orgullo. Fui costalero tres años, del 97 al 99. En 2000 fui segundo de Carlos Torrado, que ya dejaba el paso. Desde 2001 estoy al frente. Son 25 años de compromiso, de alegrías y de mucho trabajo junto a mis hermanos de cuadrilla. La Junta de Gobierno, con Mari Carmen a la cabeza, sigue confiando en mí, y eso es una gran responsabilidad. Me siento feliz y comprometido. La Virgen ha marcado una parte muy importante de mi vida.
«Son 25 años de compromiso con la Virgen y de trabajo compartido junto a mi cuadrilla”
Este año volvéis a ensayar desde la Casa de Hermandad. ¿Mejor que desde la iglesia?
Totalmente. Es un éxito. La Casa de Hermandad es un logro para todos: para la hermandad, para nosotros y también para la iglesia, porque así no molestamos. Es un espacio que permite ensayar con tranquilidad y orden. Tenemos nuestro sitio, nuestra intimidad, y eso se nota en cómo trabajamos. Los ensayos son más fluidos y hay mejor ambiente.
La hermana mayor me comentaba en una entrevista que le gustaría que la Virgen pasara por la Casa Museo, en la calle Velarde. ¿Compartes ese deseo?
No estaría mal. Sería muy emotivo que la Virgen pasara por su casa. Pero eso lo decide la Junta de Gobierno. Nosotros, desde la cuadrilla, acatamos lo que se disponga. Pero claro que emocionaría que pasara por su casa. Ojalá llegue ese día. Sería muy simbólico.
El paso debe trasladarse de nuevo a la Casa Museo, ¿Cuándo está previsto este momento?
El día 7 lo llevamos de nuevo a la iglesia. Todo está planificado desde el principio, desde el primer ensayo hasta el último movimiento del paso. Todo tiene su orden. La coordinación es fundamental para que todo salga bien.
El equipo de costaleros y capataces no se moviliza solo en la procesión, también participais en la ofrenda floral.
El 4 de agosto, a las 7 de la tarde. Este año hicimos un cambio. En vez de movilizar a los dos cuarteles completos, organizamos turnos. Así todo va más fluido y no se agota tanto a la gente. Dividir los esfuerzos permite que todos rindan mejor y evita lesiones. Es parte de la evolución natural de una cuadrilla.
«Cada año en el paso supone un nuevo reto, una responsabilidad distinta, aunque desde fuera todo parezca repetido o rutinario»
Y este año, otra vez, calor. ¿Le preocupa?
Mucho. Bajo el paso se pueden alcanzar 45 grados. Es una locura. Pero lo afrontamos como podemos. Hay puntos con agua para hidratarse y refrescarse. Aun así, es difícil. Hemos preparado todo lo que hemos podido: hidratación, descanso, relevos si hace falta. Pero el calor siempre es una amenaza. Pedimos prudencia y cuidarnos unos a otros.
¿Alguien se despide este año de la cuadrilla?
Sí, algunos ya me lo han dicho. Cada uno tiene sus motivos y su estado físico. Tras una vida bajo el paso, solo cabe darles un abrazo y agradecerles todo lo que han dado. Se cierra un ciclo, pero siempre con cariño. Es un momento emotivo para todos.
Y para finalizar, ¿cuál es tu deseo para esta procesión número 25 al frente del paso?
Que podamos hacer el trabajo en las mejores condiciones posibles. Que la gente esté bien, fresca, y que todo salga con el respeto y la devoción que merece nuestra Patrona. Que se note el amor y la fe de esta ciudad en cada metro que avancemos.
La entrada «Cumplo 25 años al frente del paso de la Patrona con orgullo y compromiso» aparece primero en El Faro de Ceuta.
Conoce cada detalle del paso, cada gesto de sus hombres y cada silencio del recorrido. Manolo Creo celebra 25 años como capataz del paso de Santa María de África, una labor que inició en 2001 tras formarse como costalero y segundo del histórico Carlos Torrado. En esta entrevista con El Faro de Ceuta, habla con
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Conoce cada detalle del paso, cada gesto de sus hombres y cada silencio del recorrido. Manolo Creo celebra 25 años como capataz del paso de Santa María de África, una labor que inició en 2001 tras formarse como costalero y segundo del histórico Carlos Torrado. En esta entrevista con El Faro de Ceuta, habla con orgullo del relevo generacional, los retos del calor, la importancia de ensayar desde la Casa Museo y el deseo compartido de que la Virgen pase algún día por su “casa”.
Desde el punto de vista de la costalería y los capataces, ¿cómo se vive esta nueva procesión?
Pues con mucha ilusión y mucho trabajo. Llevamos tiempo trabajando, haciendo las igualás y los ensayos. Este año solo hemos hecho dos, pero en uno ya incluimos el movimiento del paso. En general, todo va bien. Cada año es un nuevo reto, aunque parezca que siempre hacemos lo mismo. Hay que preparar a la gente, motivarla, y sobre todo cuidar los detalles.
¿Y el equipo de capataces, que siempre manifiestas que son tu base de trabajo, se mantiene?
Sí, seguimos los mismos que el año pasado: Ricardo, Mamé, Ángel, Félix y Arturo. Es un equipo de confianza. Además, está entrando gente joven. Poco a poco se va renovando la cuadrilla, que ya tenía muchos años encima. Y están trabajando muy bien. Lo importante es que se integren y entiendan lo que significa este paso para Ceuta.
«La Virgen de África ha marcado profundamente mi vida y la de muchos compañeros»
Me contaban que incluso hay más gente que quiere salir de la que cabe bajo el paso…
Así es. Carmen Pasamar, hermana mayor de la Cofradía, me dijo que hay más gente que quiere participar que huecos disponibles. No podemos meter a todos. Solo pueden entrar quienes tienen la estatura adecuada para ajustarse bien a la mesa. Hay que cubrir vacíos, pero con criterio. No es solo cuestión de voluntad, también hay que tener condiciones físicas adecuadas para no poner en riesgo ni al compañero ni a uno mismo.
Cumple 25 años al frente del paso. ¿Cómo lo vive?
Con mucho orgullo. Fui costalero tres años, del 97 al 99. En 2000 fui segundo de Carlos Torrado, que ya dejaba el paso. Desde 2001 estoy al frente. Son 25 años de compromiso, de alegrías y de mucho trabajo junto a mis hermanos de cuadrilla. La Junta de Gobierno, con Mari Carmen a la cabeza, sigue confiando en mí, y eso es una gran responsabilidad. Me siento feliz y comprometido. La Virgen ha marcado una parte muy importante de mi vida.
«Son 25 años de compromiso con la Virgen y de trabajo compartido junto a mi cuadrilla”
Este año volvéis a ensayar desde la Casa de Hermandad. ¿Mejor que desde la iglesia?
Totalmente. Es un éxito. La Casa de Hermandad es un logro para todos: para la hermandad, para nosotros y también para la iglesia, porque así no molestamos. Es un espacio que permite ensayar con tranquilidad y orden. Tenemos nuestro sitio, nuestra intimidad, y eso se nota en cómo trabajamos. Los ensayos son más fluidos y hay mejor ambiente.
La hermana mayor me comentaba en una entrevista que le gustaría que la Virgen pasara por la Casa Museo, en la calle Velarde. ¿Compartes ese deseo?
No estaría mal. Sería muy emotivo que la Virgen pasara por su casa. Pero eso lo decide la Junta de Gobierno. Nosotros, desde la cuadrilla, acatamos lo que se disponga. Pero claro que emocionaría que pasara por su casa. Ojalá llegue ese día. Sería muy simbólico.
El paso debe trasladarse de nuevo a la Casa Museo, ¿Cuándo está previsto este momento?
El día 7 lo llevamos de nuevo a la iglesia. Todo está planificado desde el principio, desde el primer ensayo hasta el último movimiento del paso. Todo tiene su orden. La coordinación es fundamental para que todo salga bien.
El equipo de costaleros y capataces no se moviliza solo en la procesión, también participais en la ofrenda floral.
El 4 de agosto, a las 7 de la tarde. Este año hicimos un cambio. En vez de movilizar a los dos cuarteles completos, organizamos turnos. Así todo va más fluido y no se agota tanto a la gente. Dividir los esfuerzos permite que todos rindan mejor y evita lesiones. Es parte de la evolución natural de una cuadrilla.
«Cada año en el paso supone un nuevo reto, una responsabilidad distinta, aunque desde fuera todo parezca repetido o rutinario»
Y este año, otra vez, calor. ¿Le preocupa?
Mucho. Bajo el paso se pueden alcanzar 45 grados. Es una locura. Pero lo afrontamos como podemos. Hay puntos con agua para hidratarse y refrescarse. Aun así, es difícil. Hemos preparado todo lo que hemos podido: hidratación, descanso, relevos si hace falta. Pero el calor siempre es una amenaza. Pedimos prudencia y cuidarnos unos a otros.
¿Alguien se despide este año de la cuadrilla?
Sí, algunos ya me lo han dicho. Cada uno tiene sus motivos y su estado físico. Tras una vida bajo el paso, solo cabe darles un abrazo y agradecerles todo lo que han dado. Se cierra un ciclo, pero siempre con cariño. Es un momento emotivo para todos.
Y para finalizar, ¿cuál es tu deseo para esta procesión número 25 al frente del paso?
Que podamos hacer el trabajo en las mejores condiciones posibles. Que la gente esté bien, fresca, y que todo salga con el respeto y la devoción que merece nuestra Patrona. Que se note el amor y la fe de esta ciudad en cada metro que avancemos.
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