Retirarse implica un cambio profundo en los hábitos de vida, y no todos logran adaptarse con la misma facilidad, por eso es importante seguir ciertas pautas para hacer más sencilla esta fase de la vida Leer Retirarse implica un cambio profundo en los hábitos de vida, y no todos logran adaptarse con la misma facilidad, por eso es importante seguir ciertas pautas para hacer más sencilla esta fase de la vida Leer
La jubilación es una de las etapas más significativas en la vida de una persona. Para algunos, representa una meta largamente esperada; para otros, un momento de incertidumbre o incluso una crisis personal. Lo cierto es que el paso al retiro implica un cambio profundo en los hábitos de vida, y no todos logran adaptarse con la misma facilidad.
«La jubilación es considerada, desde el punto de vista psicopatológico, como un momento de gran estrés, capaz de aumentar significativamente el riesgo de trastornos depresivos en personas predispuestas», afirma el psiquiatra Giancarlo Cerveri, consejero de la Sociedad Italiana de Psiquiatría.
La forma en que cada persona experimenta este cambio depende de numerosos factores: desde el tipo de trabajo que desempeñaba, hasta la edad en que se retira o su contexto sociocultural. Pero hay un elemento central: la capacidad de adaptación, una habilidad clave para transitar esta etapa con bienestar.
Uno de los factores más determinantes es el tipo de empleo. «Quienes han tenido trabajos físicamente o emocionalmente exigentes pueden experimentar alivio al jubilarse», explica Cerveri. En cambio, para quienes encontraban en el trabajo una fuente de realización personal, la jubilación puede suponer una pérdida de identidad y satisfacción.
A esto se suma la dimensión económica: el nivel de ingresos posterior al retiro influye en la capacidad de mantener el estilo de vida previo. «Cuando hay una pérdida de poder adquisitivo, la adaptación suele ser más difícil», advierte el especialista.
También el peso cultural del trabajo tiene un rol clave. En países donde la ocupación define gran parte de la identidad —como Japón o Taiwán—, los estudios muestran que el retiro puede ser especialmente problemático. «En estas culturas, la jubilación representa una ruptura drástica con la autorrealización personal», agrega Cerveri.
Las mujeres, históricamente, han tenido una mayor capacidad de adaptación al retiro, según el experto. Esto se debe a que muchas mantenían un rol familiar más activo, lo cual les permitía transitar la jubilación sin sentir una pérdida total de propósito. Sin embargo, las diferencias de género se están reduciendo.
La edad también influye: «Quienes se jubilan más jóvenes suelen tener más energía para construir una nueva vida. En cambio, quienes se retiran después de una carrera intensa pueden sentir que ya no tienen margen para reinventarse», explica.
El retiro también puede afectar la vida en pareja. Si uno de los miembros sigue trabajando mientras el otro ya se ha jubilado, los distintos ritmos y objetivos pueden convertirse en fuente de conflicto.
La historia personal también cuenta. Hay personas con mayor vulnerabilidad a desarrollar cuadros depresivos, y factores como el insomnio, enfermedades crónicas o el consumo de alcohol pueden aumentar el riesgo. «La jubilación puede actuar como detonante en quienes ya tenían fragilidades latentes», señala Cerveri.
Aunque la fecha de jubilación suele ser predecible, no todos se preparan adecuadamente. «El sistema italiano, por ejemplo, no favorece la transición: el paso del trabajo a la inactividad es abrupto. En otros países europeos existen programas que facilitan una salida gradual, reduciendo las horas de trabajo e incentivando la búsqueda de nuevas actividades», comenta el psiquiatra.
Para quienes ya han entrado en esta etapa, Cerveri recomienda adoptar ciertos hábitos protectores:
- Mejorar la calidad del sueño
- Realizar ejercicio físico de forma regular
- Cuidar las relaciones sociales y familiares
- Encontrar actividades que otorguen un propósito
«No se trata simplemente de ocupar el tiempo con tareas voluntarias por compromiso. Lo ideal es involucrarse en proyectos que realmente nos importen, que nos brinden una nueva fuente de motivación y un sentido de pertenencia», concluye el especialista.
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