El abordaje no hace necesario un proceso de quimioterapia previo y se basa en la modificación de las células del propio paciente Leer El abordaje no hace necesario un proceso de quimioterapia previo y se basa en la modificación de las células del propio paciente Leer
La Anemia de Fanconi puede corregirse con la terapia génica que ha desarrollado un equipo de científicos españoles. Así lo ratifican los resultados de un ensayo clínico en fase I/II, que muestran evidencias de que el abordaje es seguro y eficaz.
La Anemia de Fanconi es un trastorno hereditario poco frecuente por el que la médula ósea no produce suficientes células sanguíneas (glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas). Suele manifestarse en la niñez y, además de anemia, provoca complicaciones como hemorragias, astenia, infecciones y un aumento muy significativo del riesgo de cáncer.
Hace más de 20 años que un grupo de científicos españoles dirigidos por Juan Bueren, del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) e investigador del área de Enfermedades Raras del CIBERER, comenzó a sondear la posibilidad de desarrollar una terapia génica para corregir el trastorno. Y pese a que otras estrategias previas no consiguieron llegar a buen puerto, su abordaje sí ha conseguido los resultados esperados, tal como muestra la investigación que este miércoles publica The Lancet.
El trabajo demuestra que en pacientes afectados por el subtipo A de la Anemia de Fanconi, el trastorno puede corregirse mediante la autotransfusión de células madre hematopoyéticas a las que previamente se le ha corregido la mutación genética que provoca la enfermedad.
Hasta ahora, la única terapia que hay disponible para corregir este problema a largo plazo está basada en el trasplante de células madre de la médula ósea de un donante sano compatible, algo que no se puede conseguir en todos los casos y no está exento de riesgos. Por ejemplo, los pacientes deben someterse a un tratamiento de quimioterapia previo para eliminar las células defectuosas de su organismo y evitar complicaciones.
En el caso de la terapia génica, este acondicionamiento previo no es necesario, lo que evita riesgos y facilita la recuperación del paciente, que puede irse a casa a las 72 horas de la intervención, subraya Bueren, quien recuerda otra de las ventajas de la estrategia: en lugar de recurrir a células de donante que no siempre están disponibles, la terapia génica se basa en las células del propio paciente.
Según explica el investigador, mediante un vector lentiviral es posible corregir la mutación genética en el gen FANCA que provoca la enfermedad en aproximadamente el 80% de los pacientes españoles. Como si fuera un taxi, el vector lleva al interior de las células madre de la sangre un gen funcional, lo que permite solventar el defecto genético.
La modificación se lleva a cabo en unas 24 horas en una sala estéril que se puso en marcha en CIEMAT para llevar a cabo esta intervención, la Sala blanca CliniStem. Una vez modificadas, las células corregidas se envían al hospital, donde se infunden en el paciente, sin necesidad de ninguna terapia de acondicionamiento previa.
«Una vez que esa célula madre se corrige, va a dar lugar a todas las células que tenemos en la sangre, lo que hace que esas células vayan repoblando progresivamente la sangre y, por lo tanto, los pacientes se recuperen», apunta Paula Río, investigadora del CIEMAT y primera firmante del trabajo que ahora publica Lancet.
El proceso de reemplazo completo es lento, señala Bueren, pero en el primer año tras la intervención ya se nota una mejoría en los síntomas del trastorno.
El investigador, que subraya la «importancia del trabajo cooperativo que se ha llevado a cabo», muestra satisfacción al ver los resultados de más de 20 años de trabajo. «Cuando empezamos era difícil llegar a pensar que en algún momento lo que estábamos haciendo pudiera llegar a la clínica», señala. Y más cuando tres proyectos anteriores en EEUU habían intentando llevar a cabo una terapia génica para el trastorno sin éxito.
Sin embargo, en la actualidad, la compañía Rocket Pharmaceuticals -con quien los investigadores firmaron un acuerdo de licencia en 2016- se encuentra realizando las gestiones necesarias con la Agencia Europea del Medicamento y la FDA estadounidense para obtener la autorización de comercialización de esta nueva terapia para pacientes con anemia de Fanconi del subtipo A.
«Los resultados preliminares de este estudio clínico los publicamos en 2019, en donde demostramos por primera vez que incluso en ausencia de quimioterapia, la autotransfusión de las células madre corregidas permitía el injerto progresivo de células curadas del defecto genético en pacientes con anemia de Fanconi», señala Río. Y ahora las conclusiones definitivas de este ensayo en fase I/II ratifican los resultados iniciales.
Tras siete años de seguimiento, la ‘colonización’ de las células corregidas ha ido en aumento y en dos de los ocho pacientes tratados ya alcanza niveles superiores al 90%.
«El trabajo en equipo de numerosos expertos en la investigación básica, genética y preclínica de la anemia de Fanconi, junto a especialistas clínicos de esta enfermedad, ha permitido que España haya sido pionera en demostrar que una terapia génica que no requiere de quimioterapia alguna haya mostrado eficacia terapéutica en pacientes con anemia de Fanconi», subraya Bueren, que recuerda la «extrema fragilidad» que tienen las células madre de los pacientes con anemia de Fanconi, lo que complica su manipulación.
Además de los investigadores del CIEMAT, entre los que también figura Susana Navarro, en el ensayo ha sido fundamental el trabajo de Julián Sevilla y Josune Zubicaray, ambos hematólogos de la Unidad de Terapias Avanzadas del Hospital Infantil Universitario del Niño Jesús y miembros del CIBER de Enfermedades raras (CIBERER). En el grupo también ha participado el Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz (IIS.FJD) y la Red Nacional de Terapias Avanzadas (TERAV), perteneciente al Instituto de Salud Carlos III, así como los HOspitales Vall d’Hebron y Sant Pau de Cataluña, así como el Banc de Sang i Teixits de Cataluña.
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