España es un país donde reina la convivencia con el prójimo. De esta manera, nuestra sociedad presenta una mentalidad empresarial marcada por un enfoque más relacional y pausado en comparación con otras culturas de negocios, especialmente las anglosajonas o del norte de Europa, donde prima la eficiencia y la rapidez. En el entorno español, el establecimiento de vínculos personales, la confianza mutua y la conversación informal suelen preceder a cualquier acuerdo comercial.
En este sentido, dicha concepción contrasta con la inmediatez y el pragmatismo de países como Estados Unidos o Alemania, y el colectivismo de la cultura occidental, llena de protocolos, procedimientos y con una percepción social muy alejada. Esta diferencia sociocultural puede traducirse en tiempos más largos para cerrar tratos y una preferencia por estructuras jerárquicas más flexibles, lo que, si bien favorece el clima laboral y la fidelidad profesional, a veces dificulta la competitividad en mercados internacionales más exigentes. Por ende, la visión que ostentamos en España dista mucho del resto de competencias globales.
Como consecuencia directa de esta problemática, muchos empresarios analizan las preferencias de los españoles desde una mirada peyorativa. Aunque este pensamiento no corresponde a la realidad, bien es cierto que los factores externos a su actividad laboral, que repercuten de manera indirecta sobre la misma, son el objeto de crítica de muchos españoles. Factores como el paro, la actualidad política, la situación de la vivienda o la incertidumbre del futuro, entre otros, son algunos de los temas más representativos.
Adrián Díaz, emprendedor que lleva viviendo en China desde el año 2006, aclara en ConPdePodcast su posición respecto a este razonamiento que muchos foráneos defienden. Asimismo, defiende que parte de su motivación por trasladar su residencia, y su negocio, al extranjero vino promovida por las oportunidades que surgen fuera de las fronteras de España. Concretamente el consultor se vio atraído por la cultura oriental. De hecho, en un fragmento de la entrevista compara la situación de España y Vietnam desde un punto de vista empresarial.
La mentalidad española: un factor que aleja a los emprendedores
«Yo invierto en los países en función de las conversaciones que escucho en las cafeterías», asegura. Esta acción sirve como punto de partida para analizar los principales intereses de los ciudadanos del lugar y, de esta suerte, confrontar sus inquietudes con el fin de ver si coinciden. «Tú miras las diez primeras conversaciones en una cafetería en Vietnam, por ejemplo, y miras las diez primeras conversaciones en una cafetería en España y saldrías corriendo de aquí«, sentencia el español. Al mismo tiempo indica la disparidad de los temas que se tratan. Mientras que, según él, en España dichos discursos están compuestos por temáticas de telediario, en el país asiático las preocupaciones son mucho más individuales.
«En España habría una conversación sobre okupas, otra sobre transexualidad, otra sobre rótulos en castellano y en catalán, otra sobre porque mi paga me la han subido un 1% y no un 2%», añade para posteriormente ejemplificar el caso opuesto: «En Vietnam te encuentras a unos chavales que están invirtiendo en Bitcoin, a otros que están montando una startups«. Por tanto, este pequeño gesto, aunque pueda parecer menor, en realidad es una muestra de las aspiraciones de unos ciudadanos en contraposición con los otros, que Díaz sostiene que es la gran diferencia entre ambas naciones.
La gran diferencia de España y los países asiáticos
Pese a que el emprendedor ubica que España pueda ser un país más «humano», debido a estas conversaciones, el éxito no reside en estas acciones. «Yo se que país va a funcionar y cuál no», agrega. Esta afirmación es sostenida con datos y es entonces cuando indica que Vietnam, a diferencia de España, está creciendo un «10% sostenido», llegando incluso a mantener un 7% en época de covid, cuando la tendencia decreciente afectaba a nivel internacional. Además agrega que España sufre crisis cíclicas «porque es inevitable que las tengan». Es por eso que, el principal problema reside en los jóvenes, sus aspiraciones y la mentalidad que tienen para afrontarlas.
El consultor de desarrollo de negocios, que lleva viviendo en China desde 2006 con su propia empresa, ha criticado la mentalidad española con la que se abarcan los temas de negocio
España es un país donde reina la convivencia con el prójimo. De esta manera, nuestra sociedad presenta una mentalidad empresarial marcada por un enfoque más relacional y pausado en comparación con otras culturas de negocios, especialmente las anglosajonas o del norte de Europa, donde prima la eficiencia y la rapidez. En el entorno español, el establecimiento de vínculos personales, la confianza mutua y la conversación informal suelen preceder a cualquier acuerdo comercial.
En este sentido, dicha concepción contrasta con la inmediatez y el pragmatismo de países como Estados Unidos o Alemania, y el colectivismo de la cultura occidental, llena de protocolos, procedimientos y con una percepción social muy alejada. Esta diferencia sociocultural puede traducirse en tiempos más largos para cerrar tratos y una preferencia por estructuras jerárquicas más flexibles, lo que, si bien favorece el clima laboral y la fidelidad profesional, a veces dificulta la competitividad en mercados internacionales más exigentes. Por ende, la visión que ostentamos en España dista mucho del resto de competencias globales.
Como consecuencia directa de esta problemática, muchos empresarios analizan las preferencias de los españoles desde una mirada peyorativa. Aunque este pensamiento no corresponde a la realidad, bien es cierto que los factores externos a su actividad laboral, que repercuten de manera indirecta sobre la misma, son el objeto de crítica de muchos españoles. Factores como el paro, la actualidad política, la situación de la vivienda o la incertidumbre del futuro, entre otros, son algunos de los temas más representativos.
Adrián Díaz, emprendedor que lleva viviendo en China desde el año 2006, aclara en ConPdePodcast su posición respecto a este razonamiento que muchos foráneos defienden. Asimismo, defiende que parte de su motivación por trasladar su residencia, y su negocio, al extranjero vino promovida por las oportunidades que surgen fuera de las fronteras de España. Concretamente el consultor se vio atraído por la cultura oriental. De hecho, en un fragmento de la entrevista compara la situación de España y Vietnam desde un punto de vista empresarial.
La mentalidad española: un factor que aleja a los emprendedores
«Yo invierto en los países en función de las conversaciones que escucho en las cafeterías», asegura. Esta acción sirve como punto de partida para analizar los principales intereses de los ciudadanos del lugar y, de esta suerte, confrontar sus inquietudes con el fin de ver si coinciden. «Tú miras las diez primeras conversaciones en una cafetería en Vietnam, por ejemplo, y miras las diez primeras conversaciones en una cafetería en España y saldrías corriendo de aquí«, sentencia el español. Al mismo tiempo indica la disparidad de los temas que se tratan. Mientras que, según él, en España dichos discursos están compuestos por temáticas de telediario, en el país asiático las preocupaciones son mucho más individuales.
«En España habría una conversación sobre okupas, otra sobre transexualidad, otra sobre rótulos en castellano y en catalán, otra sobre porque mi paga me la han subido un 1% y no un 2%», añade para posteriormente ejemplificar el caso opuesto: «En Vietnam te encuentras a unos chavales que están invirtiendo en Bitcoin, a otros que están montando una startups«. Por tanto, este pequeño gesto, aunque pueda parecer menor, en realidad es una muestra de las aspiraciones de unos ciudadanos en contraposición con los otros, que Díaz sostiene que es la gran diferencia entre ambas naciones.
La gran diferencia de España y los países asiáticos
Pese a que el emprendedor ubica que España pueda ser un país más «humano», debido a estas conversaciones, el éxito no reside en estas acciones. «Yo se que país va a funcionar y cuál no», agrega. Esta afirmación es sostenida con datos y es entonces cuando indica que Vietnam, a diferencia de España, está creciendo un «10% sostenido», llegando incluso a mantener un 7% en época de covid, cuando la tendencia decreciente afectaba a nivel internacional. Además agrega que España sufre crisis cíclicas «porque es inevitable que las tengan». Es por eso que, el principal problema reside en los jóvenes, sus aspiraciones y la mentalidad que tienen para afrontarlas.
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