Xabi Alonso enseña sus cartas en una cómoda pachanga para el Real Madrid

No pretendía el Real Madrid medir su potencial en su único amistoso con público de esta pretemporada. No, el WSG Tirol, 10º de 12 equipo en la última liga austriaca, no era un rival para esa misión. Pretendía Xabi Alonso seguir afinando la preparación de los suyos, ajustando automatismos de cara al debut liguero de dentro de siete días contra Osasuna. Y, en eso, la prueba fue exitosa, más allá de la cómoda goleada. No pretendía el Real Madrid medir su potencial en su único amistoso con público de esta pretemporada. No, el WSG Tirol, 10º de 12 equipo en la última liga austriaca, no era un rival para esa misión. Pretendía Xabi Alonso seguir afinando la preparación de los suyos, ajustando automatismos de cara al debut liguero de dentro de siete días contra Osasuna. Y, en eso, la prueba fue exitosa, más allá de la cómoda goleada.  

No pretendía el Real Madrid medir su potencial en su único amistoso con público de esta pretemporada. No, el WSG Tirol, 10º de 12 equipo en la última liga austriaca, no era un rival para esa misión. Pretendía Xabi Alonso seguir afinando la preparación de los suyos, ajustando automatismos de cara al debut liguero de dentro de siete días contra Osasuna. Y, en eso, la prueba fue exitosa, más allá de la cómoda goleada.

Enseñó el técnico vasco sus cartas, sus ideas para el Real Madrid que viene, más evolucionado que el del Mundial de Clubs en la presión alta, en la salida de balón desde la defensa y en el entendimiento extremo-lateral en las bandas. Una pachanga que también demostró que Huijsen y Güler (dos tiros al palo sumó el turco) han de ser importantes esta temporada y que confirmó, por si aún hacía falta, que Mbappé, autor de un doblete, tiene el gol en la sangre.

Xabi Alonso durante el Tirol-Real Madrid.
Xabi Alonso durante el Tirol-Real Madrid. / Sven Hoppe/dpa / Europa Press

La primera conclusión que ofrece la pachanga en Austria es que el esquema de cabecera de Xabi Alonso va a ser el 4-3-3. Ya probó con él en el amistoso a puerta cerrada ante el Leganés y ha repetido este martes. La sensación, no obstante, es que Tchouaméni se incrustará con frecuencia entre los centrales en fase defensiva, aunque la superioridad blanca impidió evaluar bien ese movimiento táctico.

En la zaga, Alonso ensayó con los tres nuevos junto a Militao. Huijsen volvió a demostrar su jerarquía y su descaro en la salida de balón, Carreras exhibió profundidad en sus primeros minutos públicos con la camiseta blanca y Trent se mostró algo más discreto. Habrá que ver a quién elige Alonso de inicio para el lateral derecho entre Carvajal y el inglés.

Arda Güler, durante el Tirol-Real Madrid.
Arda Güler, durante el Tirol-Real Madrid. / ANNA SZILAGYI / EFE

También queda cada vez más claro que Arda Güler está llamado a ser un futbolista capital para Alonso, al menos mientras Bellingham esté convaleciente de su operación de hombro. Lo normal sería que en el debut frente a Osasuna el turco sea uno de los interiores junto a Valverde. En ausencia del uruguayo, tocado, también de un Camavinga que no llega al estreno liguero, Ceballos fue titular en Innsbruck. No debería ofrecer demasiadas conclusiones esa titularidad: no había más centrocampistas disponibles.

El puesto más abierto, en estos momentos, parece el del tercer delantero. Gonzalo García fue determinante en el Mundial de Clubs, pero ante el Tirol el elegido fue Brahim, a priori más complementario con Mbappé y Vinicius, más centrocampista. Rodrygo, a la espera de que el City mueva ficha por él, volvió a chupar banquillo.

En lo competitivo, el Madrid dejó resuelto el duelo en 13 minutos con goles de Militao y Mbappé. Fue abrumador el dominio blanco durante la primera media hora, relajándose bastante después, en una primera mitad que terminó con un espontáneo saltando al campo y llevándose de premio un ‘selfie’ con Mbappé.

Al borde de la hora del partido, Mbappé anotó el tercero antes del carrusel de cambios de Alonso. Como en el amistoso a puerta cerrada ante el Leganés, Alaba encontró acomodo como mediocentro. Hubo también media hora para Rodrygo, que cerró la cuenta con el cuarto gol del partido. No así para Asencio, el único jugador del primer equipo que no saltó al césped en el minuto 61 (lo hizo en el 77). Sintomático.

Gozó el Tirol en ese tramo de su única ocasión en el partido, un disparo que Lunin frenó sin excesivas complicaciones. También volvieron a aparecer por ahí un par de espontáneos (tras el pitido final saltaron al césped un puñado más) para aportarle un poco de folclore a la pachanga. Notas al pie de un ensayo general que Xabi Alonso puede dar por bueno. En siete días, arranca el fuego real para su Real Madrid.

 Diario de Mallorca – Deportes

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