La 1 se viste de gala para un enlace de época en Segovia

Pocas cosas detienen el pulso de una serie diaria. Una boda sí. Y si es en plena montaña, con carruajes, cuarteto de cuerda, vestidos de seda y elencos completos luciendo galones y pasamanería, aún más. Entre el viernes 8 y el lunes 11 de agosto, «Valle Salvaje» abrirá las puertas de su capítulo más fastuoso hasta la fecha: la boda de Victoria y José Luis, un hito narrativo y visual en el corazón de las tardes de La 1.

El rodaje, que ya ha finalizado, tuvo lugar en el entorno natural de La Pinilla, en Segovia. No es una localización al azar: rodeada de bosques y relieve montañoso, el lugar ofrece una estética casi pictórica, ideal para un enlace de época que no busca tanto la postal como la inmersión. Aquí no hay boda de catálogo, sino atmósfera, cuidado artesanal y un despliegue técnico que se nota sin necesidad de subrayados. En total, más de 200 profesionales participaron en la grabación, entre técnicos, actores, músicos, extras y personal de apoyo.

En el centro de todo, Victoria, con un vestido confeccionado para la ocasión que, más allá de su diseño, ha exigido horas de costura y selección de tejidos. El equipo de vestuario ha tirado de archivo, creatividad y metros —muchos metros— de tela para componer no solo el traje principal, sino ocho looks adicionales para el núcleo protagonista. Y es que si algo sabe hacer esta producción es entender que, en una boda, todos los ojos están puestos… pero no todos miran lo mismo.

No menos detallista ha sido la ambientación. Carruajes, jardinería, vajilla, sillas de época, músicos reales afinando instrumentos sin amplificadores modernos: todo está ahí no para impresionar, sino para sostener. La puesta en escena juega con el equilibrio entre el romanticismo de la trama y el peso histórico del lugar, sabiendo que, en el fondo, el espectador busca lo mismo que los personajes: emoción real bajo capas de ceremonia.

 

La emisión vendrá acompañada de contenido extra a través de RTVE Play, la web oficial y redes sociales. Reportajes del rodaje, fotografías analógicas de la boda y vídeos inéditos completan la experiencia en un esfuerzo por transformar este evento de ficción en un momento compartido. La serie, que comparte franja con «La Promesa» bajo el bloque «Historias que hacen Historia», no solo mantiene su fidelidad diaria, sino que ha cerrado julio con cifras que rozan el millón y medio de espectadores únicos, consolidando su lugar en la parrilla y en las sobremesas.

«Valle Salvaje» nació con el sello de Bambú Producciones y la firma de Josep Cister Rubio, y aunque comparte universo temático con otras ficciones de época, ha sabido construir una identidad propia. Esta boda, lejos de ser solo un reclamo narrativo, funciona como celebración interna: la del oficio bien hecho, la del trabajo en equipo y la de una ficción que entiende que, incluso en la rutina de lo diario, hay espacio para lo extraordinario. Porque si algo tiene esta boda, además de encaje y violines, es algo mucho más difícil de conseguir en televisión: carácter.

 El gran evento de la serie diaria de RTVE contará con una escenografía de época, un vestido espectacular y un despliegue coral con cobertura extendida en plataformas y redes sociales  

Pocas cosas detienen el pulso de una serie diaria. Una boda sí. Y si es en plena montaña, con carruajes, cuarteto de cuerda, vestidos de seda y elencos completos luciendo galones y pasamanería, aún más. Entre el viernes 8 y el lunes 11 de agosto, «Valle Salvaje» abrirá las puertas de su capítulo más fastuoso hasta la fecha: la boda de Victoria y José Luis, un hito narrativo y visual en el corazón de las tardes de La 1.

El rodaje, que ya ha finalizado, tuvo lugar en el entorno natural de La Pinilla, en Segovia. No es una localización al azar: rodeada de bosques y relieve montañoso, el lugar ofrece una estética casi pictórica, ideal para un enlace de época que no busca tanto la postal como la inmersión. Aquí no hay boda de catálogo, sino atmósfera, cuidado artesanal y un despliegue técnico que se nota sin necesidad de subrayados. En total, más de 200 profesionales participaron en la grabación, entre técnicos, actores, músicos, extras y personal de apoyo.

En el centro de todo, Victoria, con un vestido confeccionado para la ocasión que, más allá de su diseño, ha exigido horas de costura y selección de tejidos. El equipo de vestuario ha tirado de archivo, creatividad y metros —muchos metros— de tela para componer no solo el traje principal, sino ocho looks adicionales para el núcleo protagonista. Y es que si algo sabe hacer esta producción es entender que, en una boda, todos los ojos están puestos… pero no todos miran lo mismo.

No menos detallista ha sido la ambientación. Carruajes, jardinería, vajilla, sillas de época, músicos reales afinando instrumentos sin amplificadores modernos: todo está ahí no para impresionar, sino para sostener. La puesta en escena juega con el equilibrio entre el romanticismo de la trama y el peso histórico del lugar, sabiendo que, en el fondo, el espectador busca lo mismo que los personajes: emoción real bajo capas de ceremonia.

La emisión vendrá acompañada de contenido extra a través de RTVE Play, la web oficial y redes sociales. Reportajes del rodaje, fotografías analógicas de la boda y vídeos inéditos completan la experiencia en un esfuerzo por transformar este evento de ficción en un momento compartido. La serie, que comparte franja con «La Promesa» bajo el bloque «Historias que hacen Historia», no solo mantiene su fidelidad diaria, sino que ha cerrado julio con cifras que rozan el millón y medio de espectadores únicos, consolidando su lugar en la parrilla y en las sobremesas.

«Valle Salvaje» nació con el sello de Bambú Producciones y la firma de Josep Cister Rubio, y aunque comparte universo temático con otras ficciones de época, ha sabido construir una identidad propia. Esta boda, lejos de ser solo un reclamo narrativo, funciona como celebración interna: la del oficio bien hecho, la del trabajo en equipo y la de una ficción que entiende que, incluso en la rutina de lo diario, hay espacio para lo extraordinario. Porque si algo tiene esta boda, además de encaje y violines, es algo mucho más difícil de conseguir en televisión: carácter.

 Programación TV en La Razón

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