«Te grabamos y lo subimos a YouPorn»: así es el chantaje sexual que asusta a los jóvenes

La sextorsión es una forma de chantaje en la que el atacante amenaza a su víctima para que «realice algún tipo de acción específica con el fin de no hacer públicas imágenes o vídeos con connotación sexual, que previamente le ha enviado». Así lo define el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe).

Los menores y los jóvenes son los más vulnerables a este engaño. Concretamente, el grupo de edad más afectado por la sextorsión es el de entre 12 y 25 años debido a su alta exposición a las redes sociales, la falta de conciencia del riesgo y el uso frecuente de chats con desconocidos, según el Incibe.

Un menor tuvo un encuentro virtual en Instagram con una persona desconocida y con la que interactuó en inglés. Tras un tiempo de conversación, el extraño le solicitó fotos de su rostro y de su habitación con el pretexto de conocerle mejor. El menor accedió y las imágenes fueron utilizadas para crear varios montajes explícitos de carácter sexual gracias a la inteligencia artificial. La extorsión tuvo un precio de 200 euros a cambio de no difundir esas imágenes alteradas entre seguidores y conocidos, tal y como denunció este instituto.

No obstante, los adolescentes no son los únicos en caer en estas trampas. Los hombres de entre 30 y 60 años también se encuentran entre los grupos más atacados con sextorsión, normalmente a través del correo electrónico o contactos falsos en páginas de adultos.

Ataques más creíbles

Este tipo de ataque cada vez es más realista y difícil de detectar por las tecnologías emergentes y las estrategias utilizadas por los delincuentes.

En este sentido, los estafadores pueden crear vídeos falsos hiperrealistas con las caras de las víctimas -creadas a partir de fotos de redes sociales- y realizar llamadas o enviar mensajes usando sus voces o imitando sus comportamientos. Estos vídeos pueden ser utilizados para amenazar a padres, hermanos o amigos y destruir la reputación de su víctima.

«En muchas ocasiones, los mensajes y correos electrónicos incluyen contraseñas antiguas o nombres reales, obtenidos gracias a filtraciones de datos de LinkedIn y otras redes. Y en su mayoría, los emails están bien redactados», sostiene la empresa especializada en la creación de productos de seguridad, Panda Security.

Plataformas como Instagram, WhatsApp, Discord o TikTok son las que utilizan los delincuentes para contactar con sus potenciales víctimas e incluso a veces se hacen pasar por una víctima anterior para ganar más confianza.

Asimismo, la inteligencia artificial (IA) permite a los estafadores generar millones de correos o mensajes personalizados en apenas segundos con el objetivo de captar el mayor número de víctimas posibles.

¿Qué se debe hacer al sufrir uno de estos ataques?

Desde Incibe se insta a que cualquier víctima de este ciberataque ponga en conocimiento de lo sucedido a sus padres, cuando se trata de un menor, o a cualquier persona que pueda ayudarle u orientarle en las acciones a tomar.

«También es importante no borrar ninguna prueba e, incluso, guardar evidencias como mensajes intercambiados, pantallazos, etc.», aconseja Hervé Lambert, Global Consumer Operations Manager en Panda Security, «porque pueden servir más adelante si se presenta denuncia ante los cuerpos de seguridad del Estado».

La víctima deberá cortar la comunicación con el estafador y practicar el «egosurfing» con el objetivo de vigilar la información que circula por Internet sobre ella y detectar si se han publicado sus datos personales o imágenes.

En el caso de localizar alguna publicación potencialmente delictiva, se puede ejercer el derecho al olvido en el buscador en el que se encuentre, y los derechos Arsopol (acceso, rectificación, supresión, oposición, portabilidad, derecho a no ser objeto de decisiones individualizadas y limitación del tratamiento). Y, en caso necesario acudir a la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).

«Y lo más importante: No cedas al chantaje ni sigas ninguna instrucción. No entres en pánico ni respondas cuando comience la extorsión», advierte Lambert, «porque ésta será sólo la punta del iceberg».

 Los menores y los jóvenes son los más vulnerables a este engaño  

La sextorsión es una forma de chantaje en la que el atacante amenaza a su víctima para que «realice algún tipo de acción específica con el fin de no hacer públicas imágenes o vídeos con connotación sexual, que previamente le ha enviado». Así lo define el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe).

Los menores y los jóvenes son los más vulnerables a este engaño. Concretamente, el grupo de edad más afectado por la sextorsión es el de entre 12 y 25 años debido a su alta exposición a las redes sociales, la falta de conciencia del riesgo y el uso frecuente de chats con desconocidos, según el Incibe.

Un menor tuvo un encuentro virtual en Instagram con una persona desconocida y con la que interactuó en inglés. Tras un tiempo de conversación, el extraño le solicitó fotos de su rostro y de su habitación con el pretexto de conocerle mejor. El menor accedió y las imágenes fueron utilizadas para crear varios montajes explícitos de carácter sexual gracias a la inteligencia artificial. La extorsión tuvo un precio de 200 euros a cambio de no difundir esas imágenes alteradas entre seguidores y conocidos, tal y como denunció este instituto.

No obstante, los adolescentes no son los únicos en caer en estas trampas. Los hombres de entre 30 y 60 años también se encuentran entre los grupos más atacados con sextorsión, normalmente a través del correo electrónico o contactos falsos en páginas de adultos.

Ataques más creíbles

Este tipo de ataque cada vez es más realista y difícil de detectar por las tecnologías emergentes y las estrategias utilizadas por los delincuentes.

En este sentido, los estafadores pueden crear vídeos falsos hiperrealistas con las caras de las víctimas -creadas a partir de fotos de redes sociales- y realizar llamadas o enviar mensajes usando sus voces o imitando sus comportamientos. Estos vídeos pueden ser utilizados para amenazar a padres, hermanos o amigos y destruir la reputación de su víctima.

«En muchas ocasiones, los mensajes y correos electrónicos incluyen contraseñas antiguas o nombres reales, obtenidos gracias a filtraciones de datos de LinkedIn y otras redes. Y en su mayoría, los emails están bien redactados», sostiene la empresa especializada en la creación de productos de seguridad, Panda Security.

Plataformas como Instagram, WhatsApp, Discord o TikTok son las que utilizan los delincuentes para contactar con sus potenciales víctimas e incluso a veces se hacen pasar por una víctima anterior para ganar más confianza.

Asimismo, la inteligencia artificial (IA) permite a los estafadores generar millones de correos o mensajes personalizados en apenas segundos con el objetivo de captar el mayor número de víctimas posibles.

¿Qué se debe hacer al sufrir uno de estos ataques?

Desde Incibe se insta a que cualquier víctima de este ciberataque ponga en conocimiento de lo sucedido a sus padres, cuando se trata de un menor, o a cualquier persona que pueda ayudarle u orientarle en las acciones a tomar.

«También es importante no borrar ninguna prueba e, incluso, guardar evidencias como mensajes intercambiados, pantallazos, etc.», aconseja Hervé Lambert, Global Consumer Operations Manager en Panda Security, «porque pueden servir más adelante si se presenta denuncia ante los cuerpos de seguridad del Estado».

La víctima deberá cortar la comunicación con el estafador y practicar el «egosurfing» con el objetivo de vigilar la información que circula por Internet sobre ella y detectar si se han publicado sus datos personales o imágenes.

En el caso de localizar alguna publicación potencialmente delictiva, se puede ejercer el derecho al olvido en el buscador en el que se encuentre, y los derechos Arsopol (acceso, rectificación, supresión, oposición, portabilidad, derecho a no ser objeto de decisiones individualizadas y limitación del tratamiento). Y, en caso necesario acudir a la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).

«Y lo más importante: No cedas al chantaje ni sigas ninguna instrucción. No entres en pánico ni respondas cuando comience la extorsión», advierte Lambert, «porque ésta será sólo la punta del iceberg».

 Noticias de Economía Nacional e Internacional en La Razón

Más Noticias