El Real Madrid decepcionó en su debut en el Mundial de Clubes, y no solo por el marcador. El empate ante el Al Hilal (1-1) dejó una imagen preocupante de un equipo sin alma, sin rumbo y sin un plan claro. Xabi Alonso, en su estreno oficial en el banquillo blanco, no dio con la tecla y vio cómo Bono frustraba en el descuento el penalti de Valverde que habría cambiado el guion de una noche para olvidar. El Real Madrid decepcionó en su debut en el Mundial de Clubes, y no solo por el marcador. El empate ante el Al Hilal (1-1) dejó una imagen preocupante de un equipo sin alma, sin rumbo y sin un plan claro. Xabi Alonso, en su estreno oficial en el banquillo blanco, no dio con la tecla y vio cómo Bono frustraba en el descuento el penalti de Valverde que habría cambiado el guion de una noche para olvidar.
El Real Madrid decepcionó en su debut en el Mundial de Clubes, y no solo por el marcador. El empate ante el Al Hilal (1-1) dejó una imagen preocupante de un equipo sin alma, sin rumbo y sin un plan claro.Xabi Alonso, en su estreno oficial en el banquillo blanco, no dio con la tecla y vio cómo Bono frustraba en el descuento el penalti de Valverde que habría cambiado el guion de una noche para olvidar.
Obligado a reaccionar, el técnico tolosarra empezó a mostrar señales del equipo que quiere construir. Ante Pachuca, el Madrid salvó los muebles con un 3-1, pese a jugar con diez desde el minuto 7 por la expulsión de Raúl Asencio. Fue entonces cuando Xabi Alonso cambió el dibujo y sembró una semilla táctica que germinaría en el siguiente encuentro.
Condicionado por la expulsión del central, decidió disputar los últimos minutos del duelo con otro esquema, un 3-5-1, variando el 4-2-3-1 que alineó ante Al Hilal y el propio Pachuca. Contra el RB Salzburgo, ya con once sobre el campo, el Madrid repitió esquema y, esta vez, convenció. No pudo tomar mejor decisión. La defensa de tres fue uno de sus sellos en el Bayer Leverkusen.
Hablando de elecciones, Xabi Alonso empezó ‘cargándose’ de nuevo a Rodrygo. Sin Mbappé, el brasileño, que no tuvo minutos contra Pachuca, fue suplente contra el equipo austriaco. Los rumores lo alejan cada vez más del Santiago Bernabéu.
Sea como fuere, con balón, el Madrid adoptó claramente un 3-5-2, con los roles muy bien definidos. Courtois, bajo palos; Rüdiger (derecha), Tchouaméni (centro) y Huijsen (izquierda) en la línea de tres centrales; Alexander-Arnold y Fran García en los carriles; Valverde, Güler y Bellingham en la medular, cada uno en una altura distinta del centro del campo, siendo el uruguayo el más retrasado y el inglés el más adelantado; y Vinicius y Gonzalo en la punta de ataque.
Las intenciones de Xabi Alonso eran buenas y, por fin, sus jugadores fueron capaces de reflejarlas sobre el césped. Primero de todo, el tolosarra buscó -y consiguió- que su equipo diera un paso adelante en la presión tras pérdida. El Madrid recuperó muchos balones en campo contrario, acortando mucho las transiciones hacia la portería rival y monopolizando el esférico en muchos tramos del partido.
Después, encontró en Huijsen la pieza perfecta para jugar más vertical. El ex del Bournemouth, destacado por su buen pie -además de muchas otras características-, probó con insistencia desplazamientos en largo para salir de la presión del rival, además de sus potentes conducciones. Si no buscaba a Vinicius al espacio, intentaba conectar con Bellingham o Gonzalo directamente.

En la medular, especialmente Valverde, con la colaboración de Bellingham y Tchouaméni, asumió tareas defensivas, aprovechando su gran físico, zancada y capacidad de abarcar terreno de juego. De esta manera, el Madrid ganó muchos duelos, abortó ataques muy lejos de su portería y prácticamente no dio opciones al Salzburgo de pisar el área de Courtois.
A su vez, Güler, ubicado en la segunda altura, entre Tchouaméni y Bellingham, que actuaba más de mediapunta, pudo sacar partido a su gran pie. Por perfil, puso grandes balones a Fran García en profundidad, pero también conectó bien con Gonzalo, Vinicius, el propio Bellingham y su compatriota Alexander-Arnold. Un gran acierto de Xabi Alonso, que en pocos encuentros ya le ha sacado más partido al turco que Carlo Ancelotti.

Finalmente, arriba, Gonzalo asumió el rol de delantero ‘peleón’, fijando a los centrales para generar espacios a un Vinicius mucho más libre, que intentó castigar la espalda de la defensa cada vez que pudo. El brasileño, que caía a banda izquierda cuando quería, hizo bastante daño con sus diagonales. Marcó un gran gol en el primer tiempo, asistió a Valverde con una pisada para el 2-0 y pudo marcharse de Filadelfia con alguna diana más.

Con el partido ya resuelto, Xabi Alonso detectó pasada la hora de juego cierta relajación entre sus jugadores y decidió dar descanso a Rüdiger, Güler y Vinicius para darle minutos a Jacobo, Modric y Rodrygo. Ceballos también tuvo su oportunidad, reservando a Valverde; y Brahim, en el lugar de un mermado Bellingham. Ya con el partido ‘roto’, Gonzalo marcó el definitivo 3-0 con una bonita ‘picadita’.
Es una realidad que el Real Madrid no se ha enfrentado a ningún rival de máxima categoría en lo que va del Mundial de Clubes; no obstante, el triunfo contra el Salzburgo exhibe que Xabi Alonso está empezando a inculcar a sus jugadores su idea de juego. Por ello, consigue ‘esquivar’ al Manchester City en octavos, aunque tendrá un duro reto por delante: la Juventus de Igor Tudor. ¿Repetirá con el 3-5-2?
Diario de Mallorca – Deportes