El festival de la semifinal ante Alemania (6-5) agotó la reserva de goles de España. Ninguno conservaba en el almacén para que pudiera batir a Países Bajos en la final, revalidar el título y ampliar su abrumador dominio en la categoría europea sub-19, con nueve copas en 21 ediciones. El festival de la semifinal ante Alemania (6-5) agotó la reserva de goles de España. Ninguno conservaba en el almacén para que pudiera batir a Países Bajos en la final, revalidar el título y ampliar su abrumador dominio en la categoría europea sub-19, con nueve copas en 21 ediciones.
El festival de la semifinal ante Alemania (6-5) agotó la reserva de goles de España. Ninguno conservaba en el almacén para que pudiera batir a Países Bajos en la final, revalidar el título y ampliar su abrumador dominio en la categoría europea sub-19, con nueve copas en 21 ediciones.
A la selección neerlandesa le bastó un gol, un autogol del meta Raúl Jiménez para estrenar su palmarés y convertirse en el segundo país, después de Alemania, en haber conquistado todos los títulos europeos en todas las categorías, tanto masculinas como femeninas.

Después de cuatro victorias en el torneo, la primera derrota iba a revestir la máxima gravedad: el decepcionante subcampeonato. Sin embargo, no hubo evidencia de miedo en ninguno de los dos equipos, pero tampoco ninguna locura ni una ambición desenfrenada. Hubo orden y cautela, sin especulaciones. Las ocasiones llegaron en cuentagotas, producto de errores individuales. Uno de ellos costó el gol. El de Jiménez. Los que cometió Heerkens no tuvieron consecuencias.
El marcador se movió traspasada la hora de partido, después de que ambos equipos hubieran lamentado sendos remates al poste en el comienzo del segundo tiempo, en un conato de desenfreno, primero de Land a la portería española, luego de Óscar Marcos al larguero neerlandés.

El lateral derecho Givairo Read se coló en el área y su centro paralelo lo introdujo en la portería con la pierna izquierda Jiménez, que había anticipado su salida. Más fortuna tuvo Heerkens, que con los pies estuvo a punto de causar un estropicio que no se produjo y que, en ambos casos, habría adelantado a España. Sin embargo, fueron los jóvenes los de La Rojita quienes se vieron presionados para remontar el marcador.
Paco Gallardo hizo cambios para agitar el ataque. Sacó del banquillo a los azulgranas Quim Junyent y Jan Virgili, campeones de la Youth League con el Barça, para encontrar más recursos que el de Pablo García, el héroe de la semifinal ante Alemania con sus cuatro goles, huérfano de acierto, como si la hubiera gastado todo en la clasificación. La derrota convierte su gesta en una anécdota. Virgili generó la última ocasión de peligro. Reclamó penalti en una internada en el tiempo añadido. La desesperación por el inminente desenlace motivó la tumultuaria protesta final del conjunto español.
Diario de Mallorca – Deportes