Cardiólogos del Hospital Clínico San Carlos de Madrid desarrollan una herramienta de realidad aumentada que permite predecir qué abordaje es más efectivo en intervenciones complejas Leer Cardiólogos del Hospital Clínico San Carlos de Madrid desarrollan una herramienta de realidad aumentada que permite predecir qué abordaje es más efectivo en intervenciones complejas Leer
Los infartos de miocardio y las anginas de pecho se producen por un estrechamiento más o menos grave de las arterias coronarias, los vasos sanguíneos que llevan la sangre al corazón. En estos casos, el flujo de sangre se reduce, lo que puede afectar gravemente al funcionamiento del corazón.
En casos de enfermedad coronaria, los especialistas disponen de varias técnicas para devolver el riego sanguíneo, un arsenal que sigue en evolución y que también se vale de los avances en inteligencia artificial.
Cardiólogos del Hospital Clínico San Carlos de Madrid han desarrollado una herramienta que permite guiar con mayor precisión esas intervenciones complejas, una especie de ‘google maps’ que permite incluso predecir qué ruta es más efectiva para solucionar el estrechamiento o la obstrucción.
La estrategia combina la información que proporciona en quirófano la angiografía, un procedimiento que, mediante un catéter, permite ‘llegar’ a los vasos sanguíneos; con los datos obtenidos previamente con un TAC coronario, una técnica no invasiva que hace posible ver las estructuras anatómicas y el estado de las arterias del corazón con gran calidad de imagen.
«Mediante realidad aumentada puedes sumar a la información que proporciona la angiografía toda la información previa del TAC coronario, lo que supone contar con una guía mucho más precisa», apunta Javier Escaned, jefe de la sección de Hemodinámica del centro madrileño.
La angiografía, una técnica que se utiliza desde hace décadas en las salas de hemodinámica, explica el cardiólogo, permite obtener información de las arterias coronarias, pero no proporciona información específica sobre, por ejemplo, la estructura de la pared de esos vasos ni qué es exactamente lo que está causando el estrechamiento.
Poder añadir a esos datos en tiempo real, durante una intervención, las imágenes obtenidas previamente en un TAC coronario, que sí arrojan información más detallada sobre cuestiones como la cantidad de calcio acumulada en la pared de la arteria, supone «un salto cualitativo» para el abordaje de ese tipo de intervenciones, señala el cardiólogo.
La herramienta hace posible además, gracias a herramientas de computación, estimar antes de entrar al quirófano cuál va a ser el efecto de la intervención, predecir su resultado.
Así, permite colocar un ‘stent’ virtual, una simulación de la malla metálica que se utiliza habitualmente para abrir el paso de la sangre en vasos obstruidos, en diferentes puntos de la arteria, para calcular exactamente cuál es la zona más óptima a tratar. También permite ver el porcentaje de músculo que se puede recuperar con la intervención, qué obstáculos pueden aparecer…
«La precisión y la capacidad de planificación de la intervención que aporta es muy grande. Permite contar con una guía más exhaustiva que la que da solo la angiografía, la única herramienta que está disponible en sala para hacer la intervención», señala Escaned.
Disponer de esta realidad aumentada y esta opción de simular la intervención y predecir su resultado limita el riesgo de tratar un segmento insuficiente para atajar esa isquemia o no abordar toda el área afectada. «Lo que tenemos ahora es un segundo paso de seguridad», subraya el cardiólogo.
En el último Congreso Europeo de Cardiología Intervencionista, el equipo de Escaned retransmitió por primera vez en directo una intervención de litotricia coronaria guiada por la herramienta. «Toda la operación se hizo con el conjunto tan rico de información que proporciona la estrategia, con unos resultados muy buenos», señala el cardiólogo.
«Con esta guía al paciente le puedes ofrecer un mayor grado de precisión», continúa Escaned, quien hace hincapié en que este salto es fundamental dado que «debido a los cambios demográficos, la complejidad de las intervenciones no deja de aumentar».
«Cada vez vemos más pacientes que no solo tienen una edad avanzada, sino que son personas que han sobrevivido previamente a otras enfermedades, lo que implica una mayor complejidad».
«Aumentar la precisión y la optimización de las intervenciones se traduce en más vidas salvadas a largo plazo», concluye.
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