Beneficios del ejercicio en niños con cáncer: «Fortalece el organismo y mejora la calidad de vida de los pacientes»

Incorporar actividad física «personalizada y pautada» a menores en terapia «estimula sus células inmunitarias», apunta Alejandro Lucía Leer Incorporar actividad física «personalizada y pautada» a menores en terapia «estimula sus células inmunitarias», apunta Alejandro Lucía Leer  

El ejercicio físico siempre es positivo. Su huella en el organismo, lejos de los casos extremos, lo mejora, incluso cuando hay una enfermedad. «Siempre que nos adaptemos a la situación y sea personalizado tenemos datos que demuestran su impacto tanto en la salud física como mental».

Alejandro Lucía, catedrático de Fisiología del Ejercicio en la Universidad Europea, lleva una década dedicado al estudio de los efectos de la actividad física en la barrera inmunológica para combatir el cáncer. Hace dos años publicó un artículo en la revista Nature Immunology sobre ello. «Se trata de incorporar el ejercicio físico en el tratamiento, ya que fortalece el organismo y mejora la calidad de vida de los pacientes», explica.

Lucía subraya la idea de que «no se trata de sustituir los tratamientos, sino que sea un adyuvante». En el estudio de la revista científica, se afirma que «existen pruebas de que las células inmunitarias de la sangre extraída tras una sesión de ejercicio podrían utilizarse como terapia celular adoptiva contra el cáncer».

En el ámbito de la oncología pediátrica, el equipo del catedrático de Fisiología ha demostrado que los niños que practican ejercicio físico durante el tratamiento oncológico, como la quimioterapia, se recuperan mejor, mejoran su estado de ánimo y toleran mejor los efectos secundarios del tratamiento. «Lo mejor es que, en algunos casos acompañamos a los niños en su última etapa. Muchos padres nos cuentan que son han sido momentos felices para sus hijos», cuenta Lucía.

Su equipo tiene programas de actividad física en Unidades de Oncología Pediátrica en cuatro hospitales madrileños: La Paz, Gregorio Marañón, Niño Jesús y 12 de Octubre. «Tenemos un ejército de fisioterapeutas, licenciados en actividad física, entrenadores… que trabajan realmente bien en los proyectos en marcha».

El programa de entrenamiento intrahospitalario dura toda la fase de quimioterapia intensiva, «pueden ser bastantes meses»; «tenemos gimnasios en los centros», en el que los niños hacen actividad física «pautado y estructurado» tres días a la semana. Combinan ejercicio de fuerza, «incluso con pesas, porque ya se ha demostrado que tienen un beneficio probado en menores de cinco años», junto a ejercicio aeróbico, como montar en bici, correr por el tapiz… «Si los niños no pueden salir de la habitación, también vamos para adaptar ese día la actividad a lo que puedan hacer en ella».

El catedrático subraya el valor de los entrenadores. «Conseguir la adherencia de los niños es complicado. Están débiles y desanimados». Junto a la parte asistencial, también despliegan la monitorización correspondiente del ámbito de la investigación. «Es necesaria para poder publicar y dar consistencia a las hipótesis que manejamos», recalca Lucía.

Una de las preocupaciones es la cardiotoxidad de los tratamientos y su efecto a largo plazo en los pacientes, «no es que vayan a vivir cinco o seis años, sino que tienen toda la vida por delante», indica Lucía. Por eso es «necesario promover el ejercicio durante y después del abordaje terapéutico».

El catedrático participa en ensayos clínicos que comprueban los daños en el corazón. «Tenemos un programa, por ejemplo, financiado por Inglaterra, en el que tenemos que reclutar a 130 adolescentes, en un momento muy difícil de la vida, y encima con cáncer. Queremos demostrar que el ejercicio ayuda a que su sistema cardiovascular se sufra menos con el tratamiento», explica.

Insiste el catedrático, que estudió Medicina, que los hábitos de vida saludables son necesarios, pero pocas veces ensalzados. «La prevención y los estilos de vida sana son la pata pobre de la medicina. La sobrecarga del médico le deja poco tiempo para insistir y hacer labores de educación en salud», lamenta.

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