La paradoja de Francia, o al menos la de su política, se puede explicar desde el Palacio Bourbon, sede la Asamblea Nacional. Nunca en su historia reciente el Parlamento había estado tan fragmentado. Una Cámara presa de dos extremos, y un centro cada vez más diluido por sus propios errores. Tampoco casi nunca un presidente de esta institución, esta es la contradicción, había sobrevivido a tres primeros ministros y se había mantenido en el cargo. Yaël Braun-Pivet (Nancy, 54 años), la cuarta representante del Estado, es una suerte de ancla entre un mundo que se extingue, el de las grandes mayorías que conformaron la V República fundada por el general Charles de Gaulle, y el de las minorías que pugnan palmo a palmo en una guerra de trincheras por alcanzar acuerdos que permitan sobrevivir al Ejecutivo de turno.
La dirigente vincula el aumento de la tensión en el Parlamento a las ideas extremistas de la ultraderecha, convertida hoy en defensora de los judíos: “Es intolerable, ese partido fue fundado por antisemitas”
La paradoja de Francia, o al menos la de su política, se puede explicar desde el Palacio Bourbon, sede la Asamblea Nacional. Nunca en su historia reciente el Parlamento había estado tan fragmentado. Una Cámara presa de dos extremos, y un centro cada vez más diluido por sus propios errores. Tampoco casi nunca un presidente de esta institución, esta es la contradicción, había sobrevivido a tres primeros ministros y se había mantenido en el cargo. Yaël Braun-Pivet (Nancy, 54 años), la cuarta representante del Estado, es una suerte de ancla entre un mundo que se extingue, el de las grandes mayorías que conformaron la V República fundada por el general Charles de Gaulle, y el de las minorías que pugnan palmo a palmo en una guerra de trincheras por alcanzar acuerdos que permitan sobrevivir al Ejecutivo de turno.
Braun-Pivet, diputada por Ensemble pour la République, el partido de Emmanuel Macron, recibe a EL PAÍS un día antes de viajar a Madrid, donde se reunirá este viernes con su homóloga, la socialista Francina Armengol, para firmar un acuerdo de colaboración. La presidenta, cuya indisimulable incomodidad por la deriva derechista del actual Ejecutivo se manifiesta sin reparo, habla de lo ocurrido en los últimos años en Francia. También de la disolución de la Asamblea en junio de 2024 por parte de Macron, que consideró un error.
Pregunta. Viaja a España para entrevistarse con su homóloga en el Congreso, Francina Armengol.
Respuesta. Creo que es extremadamente importante que hablemos entre parlamentos y entre presidentes de Parlamento. He dado un papel destacado a la diplomacia parlamentaria en la Asamblea Nacional desde que la presido.
P. Usted suele hablar de diplomacia parlamentaria. ¿En qué consiste exactamente?
R. Es un diálogo entre pueblos. Es completamente diferente del poder ejecutivo, porque nosotros somos elegidos por los ciudadanos y no nombrados. Representamos los territorios y el pluralismo político. También podemos expresar una voz diferente a la del Gobierno y sus ministros. Los parlamentos suelen ser más estables que los gobiernos: desde que presido la Asamblea Nacional en 2022, he visto pasar tres primeros ministros.
P. Usted es una de las pocas cosas estables en Francia en este momento.
R. [se ríe] Junto con el presidente de la República y el presidente del Senado, efectivamente representamos polos de estabilidad.
P. También la presidenta del Parlamento más fragmentado de la historia reciente de Francia. ¿Es viable seguir así más tiempo?
R. Sí. Estamos aprendiendo una cultura política que antes no teníamos y que ustedes sí tienen. Tratamos de aprender a construir coaliciones, a formar pactos de Gobierno. Es lo que sucede en España, en Alemania o en Italia. Todavía no hemos llegado al nivel de formar una coalición, pero sí hemos establecido una base común que nos permite avanzar. No es fácil para los franceses, pero creo firmemente en ello.
P. ¿Es más fácil cambiar la cultura o el sistema electoral?
R. Es demasiado fácil echarle la culpa al sistema y no asumir responsabilidades. Dicho esto, estoy a favor de un sistema mixto con una dosis de representación proporcional, como en algunos otros países.
P. Otro factor que lo complica es el auge de los extremos en Francia.
R. Hay suficientes partidos moderados en la Asamblea con los que se puede trabajar. Pero es cierto que la fuerte presencia de los extremos en el Parlamento dificulta mucho las cosas y polariza el clima político. En la Asamblea Nacional, esos extremos están enfrentados físicamente, y eso se siente.

P. Si un partido como el Reagrupamiento Nacional (RN) tiene 11 millones de votantes, ¿sigue estando en un extremo?
R. Lo que lo define no es el número de votos, sino su programa, su ideología y sus valores. Cuando analizamos esos factores, no hay duda de que sigue siendo un partido de extrema derecha y, por lo tanto, hay que combatirlo. La buena noticia tras las elecciones legislativas de julio de 2024 es que, sumando ambos extremos en la Asamblea Nacional, no alcanzan la mayoría. Hay espacio para un partido de Gobierno y para una coalición de fuerzas moderadas.
P. ¿Cree que en el futuro habrá una nueva disolución de la Asamblea?
R. Haré todo lo posible para evitarlo. Si llegamos a ese punto, significará que la Asamblea está completamente bloqueada. Mi trabajo es evitar que eso ocurra y garantizar que sigamos funcionando en beneficio de los ciudadanos.
P. La última disolución no se produjo precisamente por un bloqueo…
R. Exactamente, y por eso me opuse firmemente.
P. ¿Fue un error?
R. Hablé con el presidente de la República en ese momento y le expliqué que, a mi juicio, había otro camino: una coalición con la derecha, con Los Republicanos. Él consideró que no había otra alternativa y que lo mejor era volver a consultar al pueblo. Respeto sus prerrogativas, pero expresé claramente mi desacuerdo.
P. Durante la primera legislatura de este Gobierno, se podría decir que fue progresista. Ahora vemos que, frente al ascenso de la extrema derecha, hay ministros que compiten con ella en temas como la inmigración. ¿Cómo se siente en ese contexto?
R. Me mantengo fiel a mis convicciones y valores progresistas. No siempre estoy de acuerdo con lo que plantea este Gobierno, y lo digo abiertamente. Creo que los ciudadanos esperan políticos coherentes con sus principios. Por eso, no siempre me identifico con lo que defiende el ministro del Interior, Bruno Retailleau.
P. ¿Qué pensó cuando el primer ministro, François Bayrou, afirmó que Francia está “sumergida” por la inmigración?
R. No me reconocí en esas palabras y lo manifesté. Hay que abordar los temas sin ingenuidad, pero también sin utilizar un lenguaje que no nos pertenece y que está más vinculado a la extrema derecha. Es un tema que debemos tratar con seriedad, sin estigmatizar a nadie.
P. Incluso algunos partidos progresistas han asumido esa retórica.
R. Debemos proponer otra vía. Hay un camino responsable y firme en materia migratoria. Quienes llegan a nuestro país deben respetar nuestras leyes, nuestros valores y nuestra historia. La integración debe ser una prioridad. Al mismo tiempo, hay que reconocer que Francia se ha construido con inmigración. No podemos reescribir la historia. También necesitamos mano de obra en sectores como la agricultura, la restauración y la sanidad. Además, queremos atraer a estudiantes internacionales. Por eso, debemos abordar el tema con equilibrio, sin caer en los excesos de la extrema derecha.
P. ¿Cómo es su relación con los diputados del Reagrupamiento Nacional?
R. Mi relación es clara y sencilla. Soy presidenta de la Asamblea Nacional, así que hablo con todos los diputados. Cada uno ha sido elegido por los franceses, así que no hago distinciones entre ellos. Por lo tanto, institucionalmente hablo con todos sin hacer distinción. Sin embargo, en el plano político, hay quienes son mis aliados y otros con los que tengo diferencias. Así que distingo bien entre mi rol institucional y mi rol como mujer política que combate al Reagrupamiento Nacional, aunque les otorgue su lugar y el lugar que los franceses les han dado en la Asamblea Nacional.
P. Transmiten mucha tensión y violencia verbal en la Asamblea, ¿es así realmente?
R. La atmósfera varía. Pero es cierto que hay momentos de alta tensión, especialmente porque hay extremos que se oponen en el hemiciclo. Es normal que eso genere choques. En la democracia, es nuestro trabajo organizar estos desacuerdos, y esperamos que los debates sean lo más pacíficos posible. Es lógico que en ciertos temas haya momentos de tensión, pero estamos cansados.
P. ¿Ve a diputados del RN tomando café con los de la izquierdista La Francia Insumisa?
R. Cuando llegué en 2017, se podía tomar un café en la cafetería y nadie prestaba atención a las ideologías de los demás. Hoy en día, existe en menor medida, pero ya no es como antes.
P. ¿Por qué?
R. Por las ideologías políticas que defienden, muy diferentes entre los grupos. Las ideas han tomado el lugar de las personas. Eso es muy humano, pero también refleja las tensiones de la sociedad. Algunos partidos defienden ideas que dividen a los franceses, como la “preferencia nacional” que defiende la extrema derecha. Es lógico que afecte a las relaciones humanas.
P. El 31 de marzo, una sentencia podría dejar fuera de la política a Marine Le Pen. Algunos líderes, incluso de la izquierda, han manifestado su desacuerdo.
R. No me pronuncio sobre este caso en particular, pero sí creo que los políticos deben ser ejemplares. Los franceses exigen que respetemos la ley, y los políticos que violen la ley deben ser responsables. Por eso hemos votado leyes que permiten la inhabilitación. Es más, deberíamos exigir un historial limpio para los elegidos, debemos ser ejemplos en cómo ejercemos nuestros mandatos.
P. Usted es nieta de judíos, ¿cree que aumenta el antisemitismo en Francia?
R. Es muy preocupante. Aumenta en toda Europa, no solo en Francia. Este fenómeno está relacionado con el conflicto entre Israel y Gaza, y también con un antisemitismo más antiguo que persiste en la sociedad.
P. El RN, fundado por antisemitas y con un largo historial en ese campo, se ha convertido ahora en un defensor de los judíos.
R. Es completamente contradictorio. El RN fue fundado por alguien condenado varias veces por antisemitismo, y ahora intentan presentarse como defensor de los judíos. Esto es inaceptable, una ofensa para los judíos.
P. ¿Cree que Macron tiene razón al decir que Vladímir Putin representa una amenaza existencial para Europa?
R. Lo que está sucediendo en Ucrania es una preocupación primordial para los europeos, ya que afecta directamente a nuestra seguridad y estabilidad. Es crucial que no dejemos a Ucrania a su suerte, porque no sabemos hasta dónde llegará Putin. Es necesario ser firmes para proteger la seguridad de Europa.

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