Trump aún no ha empezado a gobernar, pero ya ha dicho que en los primeros cien días tras su toma de posesión, lanzará una gran rebaja tributaria para beneficiar a empresas, autónomos y a las clases más desfavorecidas. Todo lo contrario que en España, donde lo que anuncia el equipo económico, tras el pacto suscrito entre el PSOE, Sumar y otros aliados, es más presión fiscal. Parecía imposible que el Gobierno nos volviera a subir los impuestos, pero se ve que estábamos equivocados. Desde que llegó al Ejecutivo, Sánchez ha aprobado 81 subidas de impuestos y cotizaciones, con un impacto acumulado de 42.000 millones, sin contar con la «subida encubierta» que ha supuesto la tributación de 27.000 millones por la inflación. Pero como la voracidad parece infinita, ahora tenemos el mantenimiento definitivo del impuesto a la banca y las energéticas, el incremento de 7,5 de euros más de media a la hora de llenar el depósito de los vehículos a diésel, o el 30% de aumento del tipo máximo para los rendimientos superiores a 300.000 euros. Esto último afecta particularmente a los altos cargos de las grandes empresas, a las que se les complica la captación y retención de talento en España.
Si a ello se suma la maraña regulatoria con la que se persigue a las grandes compañías, se entiende perfectamente que la opción de «salir de España» emprendida por Ferrovial, la estén barajando también empresas cotizadas del mercado inmobiliario (somicis) como Merlin y Colonial, que apuntan a trasladar sus sedes fuera si les eliminan las ventajas de que disponían por estar aquí.
Desde que llegó al Ejecutivo, Sánchez ha aprobado 81 subidas de impuestos y cotizaciones
Trump aún no ha empezado a gobernar, pero ya ha dicho que en los primeros cien días tras su toma de posesión, lanzará una gran rebaja tributaria para beneficiar a empresas, autónomos y a las clases más desfavorecidas. Todo lo contrario que en España, donde lo que anuncia el equipo económico, tras el pacto suscrito entre el PSOE, Sumar y otros aliados, es más presión fiscal. Parecía imposible que el Gobierno nos volviera a subir los impuestos, pero se ve que estábamos equivocados. Desde que llegó al Ejecutivo, Sánchez ha aprobado 81 subidas de impuestos y cotizaciones, con un impacto acumulado de 42.000 millones, sin contar con la «subida encubierta» que ha supuesto la tributación de 27.000 millones por la inflación. Pero como la voracidad parece infinita, ahora tenemos el mantenimiento definitivo del impuesto a la banca y las energéticas, el incremento de 7,5 de euros más de media a la hora de llenar el depósito de los vehículos a diésel, o el 30% de aumento del tipo máximo para los rendimientos superiores a 300.000 euros. Esto último afecta particularmente a los altos cargos de las grandes empresas, a las que se les complica la captación y retención de talento en España.
Si a ello se suma la maraña regulatoria con la que se persigue a las grandes compañías, se entiende perfectamente que la opción de «salir de España» emprendida por Ferrovial, la estén barajando también empresas cotizadas del mercado inmobiliario (somicis) como Merlin y Colonial, que apuntan a trasladar sus sedes fuera si les eliminan las ventajas de que disponían por estar aquí.
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