Los focos apuntan con merecimiento a Raíllo y Abdón, leyendas del mallorquinismo, pero Valjent es historia de este club. La pareja que ha formado con el central cordobés desde hace siete temporadas ha sido una bendición para una institución que necesitaba de su compromiso, talento e incluso carisma entre los aficionados para sentar las bases de lo que se está convirtiendo. Los focos apuntan con merecimiento a Raíllo y Abdón, leyendas del mallorquinismo, pero Valjent es historia de este club. La pareja que ha formado con el central cordobés desde hace siete temporadas ha sido una bendición para una institución que necesitaba de su compromiso, talento e incluso carisma entre los aficionados para sentar las bases de lo que se está convirtiendo.
Los focos apuntan con merecimiento a Raíllo y Abdón, leyendas del mallorquinismo, pero Valjent es historia de este club. La pareja que ha formado con el central cordobés desde hace siete temporadas ha sido una bendición para una institución que necesitaba de su compromiso, talento e incluso carisma entre los aficionados para sentar las bases de lo que se está convirtiendo.
El rendimiento del eslovaco, que llegó por la puerta de atrás a un Mallorca recién ascendido a Segunda, acierto del anterior director deportivo, Javier Recio, ha sido fabuloso, por lo que se merece decidir su futuro en Son Moix ahora que su renovación está sobre la mesa.
El defensa le debe mucho al Mallorca porque en la isla se ha convertido en un futbolista consolidado en Primera, pero la entidad también debe respetar todo lo que le ha dado dentro y fuera del césped. Porque Valjent no es de Artà, pero su influencia en el buen funcionamiento del vestuario es uno de esos intangibles que no se ven durante los partidos del fin de semana.
Siempre podrá presumir de dos ascensos y de haber alcanzado y jugado la final de la Copa del Rey, pero en la entrevista que publica hoy este diario habla con ambición de lo que viene por delante. Y ese matiz es importante porque es sinónimo de implicación y de ganas de seguir creciendo y no de vivir de rentas.
Solo tiene 28 años y es el primer interesado en que el equipo dé un paso hacia adelante. Que tenga hambre, al igual que muchos de sus compañeros, es lo mejor que le puede pasar al Mallorca.
Diario de Mallorca – Deportes