Un chatbot para consultar dudas sobre cáncer de esófago y colon «made in Spain»: «La IA está en todas partes y elaborar nuevas formas de usarla en beneficio de pacientes y médicos es necesario»

Dos estudiantes de último curso de Medicina diseñan herramientas de consulta gracias a una beca de la Fundación Cris contra el Cáncer Leer Dos estudiantes de último curso de Medicina diseñan herramientas de consulta gracias a una beca de la Fundación Cris contra el Cáncer Leer  

Tras un diagnóstico en cáncer, lo inevitable es teclear el tipo en internet y leer las primeras entradas. Hoy se va un paso más allá: al Doctor Google, ya anciano, le sigue ChatGPT. Pero usar las herramientas de inteligencia artificial (IA) para confirmar diagnóstico y tratamientos también es un peligro, si detrás no hay un conocimiento avalado por los médicos.

A María García (Madrid) y Blanca Urbelz López-Puertas (Puerto de Santamaría) como estudiantes de 6ª de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, esto les llama la atención. «La IA está en todas partes y elaborar nuevas formas de usarla en beneficio de pacientes y médicos es necesario», asegura María. «Debemos recordar que la IA no es infalible y que tiene errores», añade Blanca.

Su misión es entrenar dos chatbot, uno para hablar del cáncer de esófago y otro de colorrectal, que minimicen los fallos y las incorrecciones en el suministro de información a dos públicos tan diferentes como la población general-pacientes y médicos-investigadores. «La idea es que use un lenguaje diferente en cada caso. Eso lo tenemos claro», detalla Blanca que asegura que dirigirse a los pacientes no debe suponer una pérdida de rigurosidad necesariamente.

Esta idea les ha valido una beca de la Cátedra Cris contra el Cáncer dirigida a jóvenes investigadores. «Este proyecto que será su trabajo fin de grado (TFG) involucra activamente a estudiantes de la Universidad Complutense en todas las fases como miembros del equipo, desde el desarrollo del modelo hasta la validación de respuestas, en colaboración con investigadores consolidados en el área de la oncología médica y quirúrgica», explica Julio Mayol, director científico del Instituto de Investigación Sanitaria San Carlos (IdISSC) y uno de los promotores de la investigación.

Ambas estudiantes señalan cómo la batuta de Mayol ha sido determinante en su TFG, así como el apoyo de la fundación. «No debemos olvidar nunca que sin investigación no avanzamos», subraya Blanca, a quién sigue María con la petición de que «esta actividad debe ser estimulada. Nosotras hemos tenido la fortuna de que siendo estudiantes lo vamos a poder hacer antes que otros. Pero no todo puede ser solo estudiar lo que hay, sino seguir avanzando en conocer más. En cáncer hay mucho por hacer».

Las estudiantes van a diseñar una herramienta que aglutine el conocimiento en «tiempo real» en todas las ópticas de los tumores escogidos, esófago y colon. «Dentro del proyecto se encargarán de tareas en ingeniería de prompts, curación de artículos científicos y evaluación de resultados, promoviendo un enfoque multidisciplinar que les permite integrar conocimientos médicos con habilidades en inteligencia artificial. De esta manera, ganarán competencias para liderar futuros proyectos», detalla Mayol.

Destacan que en ese proceso van a verificar que las respuestas que ofrezca el chatbot sean las correctas. «Vamos a someterlo a un control por parte de médicos especialistas, oncólogos, que nos ayuden a comprobar que no hay respuestas erróneas», explica María. Ambas esperan que, una vez terminado como TFG, pueda convertirse en una herramienta útil lista para usar. «Aunque ahora solo sea un proyecto que vamos a hacer como trabajo de final de carrera, tiene potencial para convertirse en algo útil que podría usar los oncólogos en su consulta y recomendar a los pacientes«, asegura Blanca.

Mayol confía en el potencial «para evolucionar en un asistente clínico validado, integrable en plataformas de salud digital». Para ello, el director del IdISSC describe los pasos a seguir: «Inicialmente se desarrolla en un entorno de investigación cerrado (dentro del Smart Health Center del IdISSC), pero la posibilidad de comercializarlo dependerá de la validación clínica y de las regulaciones de la IA en salud. En cualquier caso, queremos hacer accesible la mejor información de calidad a los pacientes y a la sociedad de manera equitativa».

En esta investigación, Mayol también subraya el papel de Pedro Pérez Segura, el jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico San Carlos, y coautor de los TFGs. Al tiempo, señala las claves que lo diferencian de otras iniciativas: «Está basado en grandes modelos de lenguaje específicamente entrenados en oncología en nuestro contexto, con técnicas avanzadas como Retrieval Augmented Generation (RAG) para mejorar la precisión y fiabilidad de las respuestas en español».

Sobre las características técnicas del proyecto, Mayol expone que se ha evaluado y aprobado por el Comité de Ética de la Investigación de la institución. Por supuesto, y aunque no se van a utilizar datos personales, el chatbot debe cumplir con regulaciones como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y la Ley Europea de IA (AI Act). Además, el experto subraya que «se siguen principios bioéticos fundamentales: autonomía, debe proporcionar información clara y precisa, sin reemplazar el juicio clínico; beneficencia y no maleficencia, se minimizan los riesgos mediante validaciones rigurosas a corto, medio y largo plazo; y, justicia, facilita el acceso equitativo a información en español, eliminando barreras idiomáticas».

Existen antecedentes en el uso de IA en distintos campos y, en especial, en Oncología, como sistemas de apoyo a la toma de decisiones y modelos de predicción clínica. «Además, y gracias a la Fundación CRIS contra el cáncer, se ha puesto en marcha una Unidad de Oncología Computacional. Aunque hay iniciativas internacionales relacionadas, como OncoGPT (una colaboración entre China y USA)», expone Mayol.

Frente a esa idea general de que la IA ya está aquí implantada, Mayol confirma que sí que se usa en Oncología, «pero su aplicación real aún tiene desafíos«. Y enumera dónde sí y no es habitual su uso: «Se emplea en análisis de imágenes, predicción de respuestas a tratamientos y optimización de flujos de trabajo, identificación de nuevas dianas terapéuticas y nuevas moléculas para tratamiento, pero no se ha integrado del todo en la práctica clínica debido a la falta de validación, riesgos de sesgo y desafíos regulatorios».

El director del IdISSC comenta el impacto del proyecto en las estudiantes y cómo les ayuda explorando la intersección entre tecnología, investigación y gestión sanitaria. «Les permite adquirir competencias en innovación, tecnología digital, inteligencia artificial y emprendimiento en salud, sin olvidar el crítico componente humano de la atención a pacientes oncológicos, y las prepara para ser futuras líderes un sistema sanitario de excelencia basado en el uso ético de la inteligencia artificial».

Para Mayol tan importante es sembrar la vocación en los «nuevos investigadores» como «atraer y retener el talento evitando la actual fuga«. En este sentido, remacha que estas becas de la Fundación CRIS contra el cáncer «son clave porque se han creado para fomentar la figura del médico investigador, para que los estudiantes desarrollen una visión más allá de la asistencia médica».

La Cátedra CRIS está bajo la dirección de Joaquín Martínez, jefe del servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario 12 de Octubre y director científico de la Fundación CRIS contra el cáncer y jefe del servicio de Hematología y Hemoterapia del centro madrileño. «Es necesario que el Gobierno de España regule la figura del médico investigador. Es imposible avanzar como país cuando los médicos tenemos que investigar en nuestro tiempo libre».

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