El Mallorca tenía poco que ganar ante el modesto Atlètic Sant Just, más allá de pasar de ronda, pero es que regresó a la isla sabiendo que no había dado la talla. Solo faltaría no haber tumbado a un rival de la regional catalana, pero las sensaciones que dejaron los de Jagoba Arrasate fueron tan malas como preocupantes. El Mallorca tenía poco que ganar ante el modesto Atlètic Sant Just, más allá de pasar de ronda, pero es que regresó a la isla sabiendo que no había dado la talla. Solo faltaría no haber tumbado a un rival de la regional catalana, pero las sensaciones que dejaron los de Jagoba Arrasate fueron tan malas como preocupantes.
El Mallorca tenía poco que ganar ante el modesto Atlètic Sant Just, más allá de pasar de ronda, pero es que regresó a la isla sabiendo que no había dado la talla. Solo faltaría no haber tumbado a un rival de la regional catalana, pero las sensaciones que dejaron los de Jagoba Arrasate fueron tan malas como preocupantes.
Justo ahora que busca el crecimiento en la Liga tras su nefasto inicio, vuelve a dejar síntomas para la desconfianza. Ha sumado siete puntos de los últimos doce posibles que le han permitido salir del descenso gracias a sus triunfos ante el Alavés (1-0) y Sevilla (1-3) y empate frente al Levante (1-1) -cayó ante el Athletic (2-1)-, pero la versión que mostraron los bermellones en L’Hospitalet fue decepcionante.
«Nos han faltado cosas que en el fútbol no pueden faltar«, lamentó el técnico de Berriatua al finalizar un encuentro en el que habían actuado en superioridad numérica desde el minuto 24. Es lógico que la motivación no esté por las nubes frente a un equipo que está cinco categorías por debajo, pero el once que salió a jugar estaba repleto de futbolistas del primer equipo que buscan más protagonismo en la Liga.
«Estoy muy enfadado con el primer tiempo. El inicio ha sido prometedor, no hemos apretado bien y, a nivel defensivo, hemos concedido ocasiones muy claras. No sé por qué ha sucedido. Había gente que llevaba tiempo sin jugar y había ganas, pero nos tenemos que mirar a nosotros mismos. Hay que tener más dignidad y orgullo. Por suerte, lo hemos entendido al descanso», destacó.
En estas palabras hay que leer entre líneas. Es evidente que Arrasate tomó nota, pero se esperaba mucho más de profesionales como Pablo Torre, Antonio Sánchez, Domènech, Omar Mascarell o Javi Llabrés, entre otros. Quieren más protagonismo los fines de semana, pero ganarse los minutos también pasa por hacerlo bien en encuentros como el del miércoles. «Al final es una competición donde tenemos que ver cosas. No ha repetido nadie del otro día. Era un once competitivo. No hay que señalar a nadie. Ha sido un problema colectivo«, resaltó Arrasate. Y tanto que hay que señalar al grupo porque su puesta en escena estuvo muy lejos de ser la que esperaba el propio vasco, consciente de que deben dar pasos hacia adelante en cuanto a su juego para elevar su autoestima y confianza. Nada más lejos de la realidad de lo que sucedió en Catalunya.
El Mallorca mejoró en la segunda parte ante un contrario fundido y los dos goles de Abdón dejaron en un trámite la eliminatoria copera (0-2), pero no se podía disimular. El equipo debería haber transmitido otras vibraciones para seguir creyendo que el mal inicio de la Liga, con un calendario diseñado por el enemigo y malas actuaciones, había sido una pesadilla.
Este domingo será otra historia. Visita al Real Betis con la intención de volver a pescar en Sevilla y, aunque ya recupere a muchos de sus titulares, es de desear que la imagen ante el Atlètic Sant Just haya quedado como un accidente. Toca demostrarlo.
Diario de Mallorca – Deportes
