Superar el límite de colesterol implica más infartos y muertes: «Cuando pone 100 es como una señal de tráfico, no hay que sobrepasarlo»

Cardiólogos advierten que la falta de control del colesterol, sumada a otros factores de riesgo, mantiene a la enfermedad cardiovascular entre las principales causas de mortalidad en España. El principal escollo es la falta de adherencia a los tratamientos Leer Cardiólogos advierten que la falta de control del colesterol, sumada a otros factores de riesgo, mantiene a la enfermedad cardiovascular entre las principales causas de mortalidad en España. El principal escollo es la falta de adherencia a los tratamientos Leer  

Casi la mitad de la población española presenta un nivel de riesgo cardiovascular alto o muy alto. Esta cifra que preocupa a los cardiólogos, especialmente por el insuficiente control de los factores que más influyen en este riesgo, como el colesterol. Esta falta de control se traduce en un mayor número de infartos e ictus, lo que mantiene a la enfermedad cardiovascular año tras año en el «pódium del horror» de la mortalidad en España.

Es la expresión que utiliza José Luis Zamorano, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Ramón y Cajal, quien utilizó estas palabras para poner en el foco en la gravedad de este problema en un encuentro sobre adherencia y riesgo cardiovascular, organizada por Diario Médico, con el patrocinio de Daiichi-Sankyo y el aval científico de las sociedades de atención primaria Semergen y SEMG.

Las enfermedades cardiovasculares engloban un conjunto de trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos. Entre sus principales causas se encuentra la arterioesclerosis, un proceso por el cual las paredes de las arterias acumulan placas de colesterol, grasas y células inflamatorias. Esta acumulación puede llegar a obstruir los vasos e impedir la correcta circulación de la sangre, provocando eventos cardiovasculares graves como ictus, angina de pecho, infarto de miocardio o isquemia en las extremidades.

De ahí la importancia de controlar los factores de riesgo cardiovascular, como el colesterol, la hipertensión, la diabetes o el tabaquismo. Por eso, sorprende y preocupa a los cardiólogos la baja adherencia a los tratamientos, es decir, el escaso seguimiento por parte de seguimiento de los pacientes de las pautas terapéuticas establecidas por el médico en los pacientes en los que se detecta una situación de riesgo cardiovascular. Una falta de compromiso que puede marcar la diferencia entre mantener o sufrir un evento grave.

En torno a la mitad de la población española presenta unos índices de colesterol elevados. Para reducir este número, los especialistas coincidieron en la necesidad de vencer ciertas inercias y aprovechar todas las herramientas terapéuticas disponibles para mejorar el control del riesgo cardiovascular.

Aprobar o no el examen del colesterol

En este contexto, Zamorano abogó por un cambio de paradigma y aunar fuerzas para conseguir que la población tome conciencia del peligro que supone la falta de control de los factores de riesgo cardiovascular. El cardiólogo explicó que, en el examen del colesterol, como en el colegio, «con un 3 no se aprueba, hay que llegar al 5».

Para ello, comparó también esta situación con la necesidad de respetar las señales de tráfico: «Del mismo modo que en la carretera entendemos bien que cuando pone máximo 100 kilómetros por hora no se debe rebasar ese límite, si el objetivo es un colesterol LDL por debajo de 100 mg/dl esa es la cifra, y no otra».

El cardiólogo insistió en la necesidad de ser rigurosos con los objetivos de LDL, que son aún más bajos en pacientes considerados de altoy muy alto riesgo cardiovascular. «Si en un paciente, por haber sufrido ya un evento cardiovascular o por su situación clínica, el objetivo es alcanzar un colesterol LDL por debajo de 55 mg/dl, esa es la cifra que debe lograrse; no vale quedarse en 80 mg/dl», advirtió. Y añadió: «Tenemos que ser más incisivos y transmitir mensajes claros, como hacen las señales de tráfico».

Por su parte, Leopoldo Pérez Isla, jefe de Sección de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos, subrayó como primer paso para reducir las cifras de muertes y eventos cardiovasculares pasa por que la población conozca sus niveles de colesterol para que pueda actuar para situarse por debajo de las cifras objetivo. Para ello, destacó la importancia de abandonar el tabaco, seguir una alimentación saludable, practicar ejercicio físico de forma regular y cumplir con el tratamiento farmacológico prescrito por el médico.

El especialista considera que la relación entre los hábitos de vida y la enfermedad cardiovascular debería enseñarse desde los primeros años de escuela, como una asignatura importante para la salud futura.

De forma general, recordaron los cardiólogos, el colesterol LDL en la población general debe situarse por debajo de 100 mg/dl y por debajo de 55 mg/dl si se ha sufrido un evento, como un infarto.

Otro mensaje en el que ambos cardiólogos coinciden es que los factores de riesgo cardiovascular no se suman, sino que se multiplican. Así, cuando un paciente acumula más de un factor de riesgo, como colesterol, hipertensión o diabetes, su probabilidad de sufrir un evento cardiovascular aumenta de modo exponencial.

«Si un paciente tiene el colesterol elevado y otro hipertensión, cada uno presenta un riesgo determinado. Pero si una persona reúne ambos factores, la probabilidad de sufrir un infarto o ictus puede multiplicarse por cinco«, explicó Pérez Isla. El experto indicó que es en estos pacientes, especialmente en los que han sufrido un evento cardiovascular, los que precisan una atención más intensiva: «Son pacientes que no pueden salir de nuestra diana».

Los cardiólogos coinciden en que mejorar la situación de la enfermedad cardiovascular en España pasa por una mayor concienciación tanto por parte de los médicos, como de los pacientes, incluyendo a su entorno familiar y cuidadores, y también de la administración sanitaria. Solo con una implicación conjunta y el uso de todas las herramientas disponibles será posible reducir los factores de riesgo y la probabilidad de sufrir un evento cardiovascular.

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