Jagoba Arrasate se devana los sesos intentando encontrar la fórmula para que su Real Mallorca vuelva por sus fueros y no desperdicie la gran primera vuelta que realizó. El 2025 está siendo una pesadilla constante y todo lo que funcionaba ya no lo hace, pero un buen punto de partida puede ser la segunda parte que realizaron ante el Atlético de Madrid pese a la derrota. Jagoba Arrasate se devana los sesos intentando encontrar la fórmula para que su Real Mallorca vuelva por sus fueros y no desperdicie la gran primera vuelta que realizó. El 2025 está siendo una pesadilla constante y todo lo que funcionaba ya no lo hace, pero un buen punto de partida puede ser la segunda parte que realizaron ante el Atlético de Madrid pese a la derrota.
Jagoba Arrasate se devana los sesos intentando encontrar la fórmula para que su Real Mallorca vuelva por sus fueros y no desperdicie la gran primera vuelta que realizó. El 2025 está siendo una pesadilla constante y todo lo que funcionaba ya no lo hace, pero un buen punto de partida puede ser la segunda parte que realizaron ante el Atlético de Madridpese a la derrota.
No fue magnífica, ni mucho menos, pero sí bastante más aceptable de lo que hasta ahora había ofrecido el equipo en estas últimas semanas. Tal vez la mala primera mitad en el Metropolitano ayuda a engrandecer la segunda, pero lo cierto es que los bermellones recuperaron detalles que deben servir como punto de inflexión para lo que viene.
El primer acto frente a los del Cholo Simeone no funcionó. La defensa de cinco fue la solución escogida por Arrasate para fortalecer el equipo, dejando a Larin y Muriqi arriba. Pero ni una cosa ni la otra. El gol de Lino llegó con el equipo saliendo de su campo y gracias a un error del kosovar. Y tanto miedo tenía el equipo a ser vapuleado que se encerró atrás, como en los viejos tiempos, rezando para que el reloj se moviese rápido y el daño fuera mínimo.
Atrás, más allá del gol, el equipo ganó solidez, pero desde el centro del campo para arriba se perdió cualquier atisbo de crear peligro real. Los mediocentros no conseguían hilar jugadas reales de peligro, mientras que los dos delanteros –dos de las tres mayores inversiones que ha realizado la entidad en su historia– siguen sin comprender como jugar con el otro al lado. Ni se entienden ni se potencian y este curso, cada vez que han jugado juntos, el equipo no ha mejorado ni ha sido más peligroso para el rival.
Tras el descanso era fácil ir a más. El Atlético quitó el pie del acelerador y el Mallorca comenzó a vivir en campo ajeno. Pero no fue hasta los primeros cambios –al fin el banquillo bermellón vuelve a aportar en un partido– cuando el equipo pensó de verdad que el empate era posible. Asano y Robert Navarro le dieron otro aire al equipo. Muriqi quedó como referencia arriba –no mejoró sus prestaciones– pero se ganó presencia con los extremos. Fue el catalán, recordando a sus primeros encuentros con la camiseta mallorquinista, quien activó al equipo.
Dando soluciones en profundidad y por dentro, se atrevió a encarar y fruto de ello nació una de las grandes ocasiones tras un remate de Dani Rodríguez que sacó Reinildo a córner cuando ya se dirigía a la meta de Oblak. Tanto Navarro como Asano han bajado mucho el nivel y si lo recuperan el Mallorca volverá a contar con extremos capaces de aprovechar su velocidad para generar superioridades.
Darder elevó sus prestaciones y los de Arrasate comenzaron a hacer circular el balón, con más jugadores por delante y no tan sujetos a la imposición del doble punta, aunque la falta de ideas en la cabeza a la hora de atacar el área rival sigue igual de vigente que el resto del año. Fueron momentos en los que el Atlético tocó a retaguardia, pero en el que los balones nunca llegaron en condiciones francas a los atacantes del Mallorca.
«Era interpretar mejor la salida de balón porque necesitábamos más a los interiores, y los carriles jugar más en campo rival. El equipo ha tenido personalidad de hacerlo», afirmó Arrasate sobre el cambio de imagen.
Al final, el resultado fue el mismo que se lleva viviendo todo este año, pero hubo pequeños brotes verdes a los que deben agarrarse para regresar a la senda de la victoria y del gol.
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