La tercera jornada del juicio al expresidente de la Federación de Fútbol Luis Rubiales por el beso no consentido a Jenni Hermoso ha contado con el testimonio del hermano de la futbolista. Rafael Hermoso ha asegurado que tras ganar el Mundial, en el mismo campo de fútbol, cuando bajó a felicitar a las jugadoras, su hermana ya le dijo que había sentido «asco», porque el principal acusado, que se enfrenta a dos años y medio de cárcel por un delito de agresión sexual y otro de coacciones, le había «plantado un beso en toda la boca» sin que ella quisiera, por lo que la entró «desubicad y con rabia». La tercera jornada del juicio al expresidente de la Federación de Fútbol Luis Rubiales por el beso no consentido a Jenni Hermoso ha contado con el testimonio del hermano de la futbolista. Rafael Hermoso ha asegurado que tras ganar el Mundial, en el mismo campo de fútbol, cuando bajó a felicitar a las jugadoras, su hermana ya le dijo que había sentido «asco», porque el principal acusado, que se enfrenta a dos años y medio de cárcel por un delito de agresión sexual y otro de coacciones, le había «plantado un beso en toda la boca» sin que ella quisiera, por lo que la entró «desubicad y con rabia».
La tercera jornada del juicio al expresidente de la Federación de Fútbol Luis Rubiales por el beso no consentido a Jenni Hermoso ha contado con el testimonio del hermano de la futbolista. Rafael Hermoso ha asegurado que tras ganar el Mundial, en el mismo campo de fútbol, cuando bajó a felicitar a las jugadoras, su hermana ya le dijo que había sentido «asco», porque el principal acusado, que se enfrenta a dos años y medio de cárcel por un delito de agresión sexual y otro de coacciones, le había «plantado un beso en toda la boca» sin que ella quisiera, por lo que la entró «desubicad y con rabia».
El hermano aseguró: «Al acabar el partido se celebra la victoria, ellas en el campo y nosotros en las gradas. Al bajar, primero nos felicitamos y luego hace una pausa y me dice ‘Rubiales me ha dado un beso’. Y le digo ‘¿qué has hecho?» Me dice: ‘¿Qué voy a hacer? ¡Qué fuerte! Me ha dado asco’ y que según salió de la entrega de medallas se lo comentó a Alexia [Putellas] y a Irene [Paredes]». Una versión que fue ratificada por otro testigo, Victoriano Martín, amigo de la jugadora, que añadió que en el aeropuerto la vio llorosa y que les pidió que no hablaran con nadie.
Pero más allá del propio beso, que desde su posición en el estadio no presenció, el testimonio de Rafael Hermoso resulta clave para acreditar o no el delito de coacciones por el que Rubiales, pero también los otros tres acusados, el exseleccionador Jorge Vilda, el exdirector de Marketing Rubén Rivera y el exdirector deportivo Albert Luque se enfrentan a año y medio de cárcel. En concreto en el presuntamente cometido por el que era entrenador de la selección femenina, con el que habló en avión de vuelta a España.
El testigo sostuvo que si en sus primeras declaraciones «mintió» para no dar importancia al beso, fue porque quería centrar el foco en que eran campeonas del mundo y proteger a su hermana, tras la conversación que mantuvo con el entrenador, en la que este, según el testigo, le advirtió de que negarse a hacer el vídeo acarrearía consecuencias a todos.
La defensa del exentrenador nacional, ejercida por Luis Jordana de Pozas, le mostró el bruto de una entrevista en el que niega haber recibido coacciones por parte de la federación y, en concreto, por parte del propio Vilda, pero no tanto respecto de Rubiales. El testigo insistió en que lo hizo para evitar represalias de cara a nuevas convocatorias de la selección, porque la siguiente estaba muy próxima y siempre había tenido trato con el entrenador, pero no con el presidente.
Antes que él había declarado el expresidente del Comité Nacional de Fútbol Femenino y presidente de la Federación Navarra, Rafael del Amo, que vio cómo Rubiales le pidió a Vilda que fuera a hablar con el hermano para que Jenni accediera a salir a hacer un vídeo para rebajar la tensión, pero no supo más de cómo lo hizo. Lo que también vio fue a Ivana Andrés, capitana durante el Mundial de la selección, llorando porque le pedían que saliera ella negando gravedad a lo ocurrido. Él le recomendó que no accediera a «lo que le estaban pidiendo». Según su versión, él era partidario de que Rubiales saliera a disculparse.
Tras algún intento en el que Hermoso estaba durmiendo, Vilda volvió, y según tanto el hermano de Jenni como su amigo Vitoriano Martín, primero hablaron de fútbol: les agradeció lo mucho que había hecho la jugadora para ganar el mundial hasta que pasó a hablar del «beso como si fuera algo banal, entre dos personas que se aprecian» y señalar que las hijas de Rubiales iban llorando en el avión y que el presidente temía que su cargo estuviera en peligro.
Hermoso declaró que Vilda le dejó claro que hacer el vídeo era lo «mejor para todos», al mencionar que Jenni Hermoso «ya tenía una edad y que si colaboraba le iría bien y si no, pues no sabía qué podía pasar». El hermano explicó que le comentó que si quería si su hermana había dicho que no, él no podía convencerla, porque además tampoco él estaba de acuerdo con lo que le estaba pidiendo. Según el testigo, el acusado le recordó «lo bien» que la federación se había portado con ella, «los favores» que le había hecho y que sería «lo mínimo o lo justo» acceder a la grabación.
Agregó que la entonces directora de fútbol femenino, Ana Álvarez, que declaró como testigo el primer día de juicio, le comentó que le dijera a Jenni que «no hiciera nada, que lo querían era para salvar su culo y echarla a los perros a ella».
En relación con las otras presiones o coacciones que se juzgan declaró la guardamenta de la selección Misa Rodríguez, que explicó cómo les contó Jenni Hermoso el beso y las presiones que recibió en el vestuario, en el autobús que les llevó al aeropuerto y en el avión de vuelta, para que hiciera un vídeo que restara importancia al incidente con el entonces presidente. La testigo aseguró que Jenni estaba muy afectada tras haber hablado con Rubiales durante el vuelo. Les contó a ella, Alexia Cutellas, Irene Paredes y Laia Codina que «se sentía presionada porque le pedían hacer un vídeo que no quería» hacer. Está previsto que todas ellas declaren este jueves.
Rodríguez añadió que en el avión vio cómo Vilda hablaba con el hermano de la jugadora, lo que le sorprendió, porque la familia del entrenador estaba en otra zona del avión, pero no oyó la conversación. Y en Ibiza, donde señaló que Hermoso «no era ella» y le sorprendió que «no saliera de fiesta, porque no disfrutaba, su cabeza estaba en otro sitio», mostró su extrañeza porque viajara allí uno de los acusados, Albert Luque, del que aseguró que no se había desplazado para comprobar el estado en el que se encontraba Jenni, sino para mediar en favor de Rubiales.
Lo sabía categóricamente porque la amiga de Jenni, Ana Ecube –que también declarará este jueves-, le enseñó los mensajes que le había enviado. En ellos que le decía que le quedaban dos años de carrera y que si en ese momento ayudaba al todavía presidente se le conseguiría un puesto en la federación, pero que si no, esperaba que «se encuentre muy sola en la vida».
El primero testigo en declarar en la Audiencia Nacional fue José María Timón, jefe de gabinete del expresidente federativo, que negó haber presenciado presiones a la internacional para que minimizase lo sucedido tras la final del Mundial en Sídney, el 20 de agosto de 2023. La insistencia con la que las acusaciones intentaban que cambiara su declaración, porque consideran que mentía, llevó al juez central de la Audiencia Nacional, José Manuel Fernández-Prieto, a advertirles de que se iba a ver obligado a pedir a los testigos que acudieran acompañados de un abogado.
Diario de Mallorca – Deportes