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Aurelio Quesada Dorador, cardiólogo y profesor de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad Católica de Valencia (UCV), ha fallecido, según ha informado la universidad en un comunicado oficial. Su trayectoria centrada en los problemas cardiovasculares lo consolidó como uno de los especialistas en el ámbito de la Cardiología en España.
Nacido en Granada, Quesada completó su formación médica en la Universitat de València. Allí comenzó su carrera profesional marcada por el esfuerzo y la innovación. Tras especializarse en Cardiología en el Hospital General Universitario de Valencia, dedicó décadas al desarrollo de técnicas avanzadas para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades cardiovasculares.
Junto a la labor asistencial, el cardiólogo participó en la comunidad científica a través de la publicación de numerosos artículos en revistas especializadas y presentó investigaciones en congresos médicos. Su papel como docente en la Universidad Católica de Valencia también fue fundamental para formar a nuevas generaciones de médicos, inculcando en ellos los valores de excelencia y compromiso.
La noticia de su fallecimiento ha generado muestras de condolencias en la comunidad médica y académica, que destacan su aportación profesional y su carácter humano. Germán Cerdá, profesor de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud, que le ha dedicado unas palabras recogidas en una nota de la web de la universidad apunta que «ha sido unos de los referentes internacionales en la cardiología moderna, en particular en la aritmología, especialidad a la que dedicó con espíritu investigador y docente, gran parte de su trayectoria profesional».
Entre los múltiples reconocimientos profesionales, fue considerado por sus compañeros y pacientes como uno de los 50 médicos mejores de España en los «Top Doctors Awards 2019». Cerdá ha destacado la huella de Quesada como una persona inspiradora «que, desde la humildad, el compromiso honrado y el esfuerzo -nada de valor se consigue sin esfuerzo- hacen que su propia biografía sea la suma de pequeños, y no tan pequeños, retales de la vida de todos los que, providencialmente, le hemos conocido».
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