Mocos y flemas, el escudo contra virus y bacterias más desagradable de nuestro organismo

Cada día nuestro cuerpo fabrica unos 30 mililitros de flemas. Los más pequeños expulsan más porque su cuerpo aún está en desarollo. Solo cuando sus colores son extraños o van acompañados de fiebre y malestar, hay que ir a la consulta médica Leer Cada día nuestro cuerpo fabrica unos 30 mililitros de flemas. Los más pequeños expulsan más porque su cuerpo aún está en desarollo. Solo cuando sus colores son extraños o van acompañados de fiebre y malestar, hay que ir a la consulta médica Leer  

Si le digo que los mocos y las flemas son buenas, que les debemos mucho y que son nuestras aliadas es posible que no esté muy de acuerdo, especialmente si tiene niños en casa y ya han empezado a producirlos de forma exagerada, pero es la realidad.

Todos los días fabricamos de forma constante mocos y flemas, pero cuando esa producción se dispara o cambia de consistencia es porque suele haber un problema de salud y es entonces cuando resultan molestos. Saquemos la lupa y analicemos nuestras mucosidades.

Las zonas mucosas del cuerpo humano están siempre recubiertas de esta sustancia, hablamos por ejemplo de los pulmones, los senos nasales o la faringe. Y es que gracias a esta secreción pegajosa, elementos como el polvo, los alergenos o los microorganismos se quedan atrapados y no nos dañan.

Por ejemplo, cada día nuestro cuerpo fabrica unos 30 mililitros de flemas que gracias a unos pelillos suben por la tráquea, pasan a la faringe y de ahí al estómago. Y todo sin ser conscientes de ello.

El moco es la forma que tiene nuestro cuerpo de proteger y defender el sistema respiratorio de las agresiones externas: virus, bacterias, frío, aire seco, polvo… Y como los niños no tienen todavía su sistema inmunitario totalmente desarrollado, los microorganismos patógenos campan a sus anchas por las vías aéreas y su cuerpo trata de expulsarlos de este modo.

Es por ello que son bebés y niños pequeños quienes más los fabrican, especialmente en forma de la clásica vela nasal amarillo verdosa, pero a medida que crecen y se acercan a la preadolescencia ya es menos frecuente.

En realidad el moco y la flema son lo mismo, pero hablamos de moco cuando procede de las vías aéreas altas (nariz y garganta) y de flema cuando llega desde la vía aérea baja (el pulmón).

En ambos casos se trata de una sustancia que es un 95% agua y un 5% mucina, anticuerpos, proteínas, sal y alguna otra sustancia.

  • Flemas transparentes. Es el aspecto normal de las flemas, con una textura similar a la clara de huevo. Si tenemos más cantidad de lo normal puede deberse a un simple resfriado o a un proceso alérgico.
  • Flemas amarillas, marrones o verdes. Suelen estar avisándonos de que existe una infección, causada por un virus o una bacteria, y de que nuestro sistema inmune está luchando contra ella. Es un color que normalmente preocupa y que puede llevarnos a pensar que deberíamos estar tomando un antibiótico, pero no necesariamente es así. Si estas flemas van acompañadas de otros síntomas como fiebre o dificultad respiratoria debemos acudir a nuestro centro de salud.
  • Flemas rojas. Son las que más asustan, ya que indican la presencia de sangre en el moco. Si se trata de una flema aislada no debería preocuparnos ya que puede deberse a una simple irritación faríngea por la tos repetida, pero si son algo más habitual debemos consultarlo ya que pueden estar avisándonos de una enfermedad grave.

Hemos visto que el 95% de la flema es agua, por lo que beber abundantemente y aumentar la ingesta de alimentos con alto contenido en agua ayudará mucho a que sean menos viscosas y por ello más fáciles de expulsar.

También utilizar un humidificador en casa para conseguir un ambiente más húmedo puede ayudar, al igual que realizar vahos, soltar vapor en el baño o realizar ejercicios respiratorios con un globo o un incentivador.

No se preocupe en exceso por expulsarlas por la boca, lo importante es sacarlas del pulmón y tragarlas puede ser una opción válida si no somos capaces de echarlas.

No es aconsejable comprar en la farmacia jarabes para cortar la tos si tenemos flemas, ya que precisamente su función es ayudarnos a expulsarlas.

Si a pesar de aumentar la ingesta de agua nos sigue costando sacarlas, podemos probar con expectorantes como la guaifenesina o con mucolíticos tan populares como la acetilcisteína. Estos medicamentos actúan directamente sobre el moco diluyéndolo, para que sea más fácil expulsarlo.

El moco es, para nuestras mucosas, como la crema hidratante para la piel del cuerpo. Y es que hidrata los tejidos del sistema respiratorio, los protege de sustancias no deseadas que se quedan pegadas a él y así no penetran en nuestro cuerpo, y además es capaz de luchar contra microorganismos patógenos ya que contiene glóbulos blancos y anticuerpos de defensa.

Es posible que ocurra, pero no necesariamente tiene que ser un problema. Durante la noche, cuando estamos tumbados en cama, los pulmones no se ventilan igual de bien que cuando estamos de pie. Esto puede hacer que se acumule más cantidad de flema porque no es capaz de expulsarla de forma natural, pero siempre que sea transparente no tiene que preocuparnos.

 Salud // elmundo

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