Ha hecho falta más de una semana para confirmar lo que parecía más probable. Los republicanos seguirán disponiendo de mayoría en la Cámara de Representantes, aunque por un margen estrecho. El partido de Donald Trump no solo retiene la Cámara baja, sino que además ha conquistado el Senado. A eso se suma la Casa Blanca y la supermayoría conservadora en el Tribunal Supremo. Ejecutivo, legislativo y judicial tendrán el mismo signo, todo un triplete. De momento, durante los próximos dos años.
Con la victoria del partido de Trump, los poderes ejecutivo, legislativo y judicial estarán en manos conservadoras
Ha hecho falta más de una semana para confirmar lo que parecía más probable. Los republicanos seguirán disponiendo de mayoría en la Cámara de Representantes, aunque por un margen estrecho. El partido de Donald Trump no solo retiene la Cámara baja, sino que además ha conquistado el Senado. A eso se suma la Casa Blanca y la supermayoría conservadora en el Tribunal Supremo. Ejecutivo, legislativo y judicial tendrán el mismo signo, todo un triplete. De momento, durante los próximos dos años.
El líder de los demócratas en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, ha felicitado a los republicanos al adjudicarse por fin la victoria por fin al partido de Trump. “Los demócratas de la Cámara de Representantes lo hemos dado todo, realizando campañas agresivas, con visión de futuro y centradas en las personas”, ha dicho Jeffries a través de un comunicado. “Aunque no recuperaremos el control del Congreso en enero, ya que solo nos faltan unos pocos escaños, los demócratas de la Cámara de Representantes mantendrán a los republicanos en una mayoría muy ajustada. Se trata de un hecho sin precedentes en las llamadas elecciones de marea presidencial”, ha añadido.
Los líderes parlamentarios demócratas presionaron a Joe Biden para que se retirase de la carrera por la reelección porque temían ser barridos en el Congreso. Al final, han perdido el control del Senado y se han quedado también sin conquistar la Cámara de Representantes.
La mayoría de los republicanos será muy ajustada en una Cámara con 435 miembros. Con los datos de Associated Press de este miércoles por la noche, se han asegurado los 218 que les dan la mayoría absoluta y siguen por delante en el escrutinio en otros cuatro distritos. Una hipotética mayoría de 222 miembros frente a 213, similar a la que han disfrutado durante los últimos dos años (ha variado en función de altas y bajas) es complicada de gestionar, pues hay representantes de sensibilidades muy diferentes. Los pasados dos años, el grupo republicano dio un espectáculo de desgobierno y división interna.
Con Trump ejerciendo su autoridad desde la presidencia, hay menos probabilidades de que los diputados se salgan del redil en asuntos clave. Sin embargo, el propio Trump va a contribuir, al menos temporalmente, a debilitar esa mayoría, pues ha decidido ya nombrar para su equipo a tres congresistas: Elise Stefanik, representante por Nueva York y próxima embajadora ante la ONU; Mike Waltz, de Florida, que ejercerá como consejero de seguridad nacional, y el polémico Matt Gaetz, también congresista por Florida, propuesto para fiscal general y que ya ha anunciado su renuncia al escaño. En sus circunscripciones, de clara mayoría republicana, tendrán que celebrarse elecciones especiales anticipadas para cubrir las vacantes.
El control del Congreso es vital para sacar adelante la agenda legislativa del presidente, incluyendo rebajas fiscales y leyes migratorias. Una reestructuración o cierre de las agencias federales también debería pasar por el el legislativo. Se necesita la aprobación de ambas cámaras para todas las leyes, incluidas las de presupuestos y la destinada a elevar el límite de deuda federal.
El presidente electo, Donald Trump, se reunió este miércoles con los congresistas republicanos en el Capitolio, donde hizo una parada antes de dirigirse a la Casa Blanca para verse con el actual presidente, Joe Biden. Trump anticipó que piensa contar hasta con una quincena de congresistas para cargos de su Administración, aunque tratará de no nombrarlos a todos a la vez para no dejar a los republicanos en minoría.
A la reunión asistió como invitado el hombre más rico del mundo, Elon Musk, que se sentó en primera fila tras llegar junto a Trump desde Florida en el avión del expresidente. El multimillonario se llevó una ovación de los congresistas cuando el presidente electo se refirió a él en su intervención. Le acaba de encargar una reforma drástica de la Administración, como viene anticipando desde hace meses.
De vuelta en Washington por primera vez desde su victoria electoral, Trump dijo a los congresistas republicanos: “Es bonito ganar”. En su breve intervención destacó que su resultado electoral había sido mejor que el de los propios congresistas, aunque exageró, al atribuirse una ventaja de 7,1 millones de votos frente a Kamala Harris, cuando lo que señala el escrutinio, aún sin terminar, es una diferencia de unos tres millones.
En todo caso, los congresistas le aplaudieron a rabiar y le fotografiaron y grabaron con sus teléfonos móviles. “Sospecho que no me volveré a presentar a menos que digáis: ‘Es tan bueno que tenemos que pensar en otra cosa”, dijo Trump en aparente tono de broma sobre un asunto muy serio, la limitación de mandatos de los presidentes, que la 22ª Enmienda de la Constitución fija en un máximo de dos, aunque no sean consecutivos, como en este caso. Trump ha coqueteado alguna vez con la idea de aspirar a algún mandato más.
Luego, en esa reunión, ya sin Trump ni Musk, el grupo parlamentario decidió usar su mayoría para reelegir como presidente de la Cámara de Representantes al actual speaker, Mike Johnson. No se vislumbraba la posibilidad de otra persona que pudiera suscitar un consenso mayor que él. El propio Trump le había mostrado su apoyo. Además, los republicanos aprobaron una norma destinada a evitar otra destitución del presidente para el próximo Congreso, elevando el umbral para presentar una moción de censura de un legislador a nueve.
La Cámara de Representantes renueva por completo cada dos años todos sus puestos. Las próximas elecciones serán el 3 de noviembre de 2026 y, por tanto, se reparten cartas de nuevo. En el Senado, en cambio, se elige a un tercio de los senadores cada dos años, pues los mandatos son de seis años. Los republicanos han logrado una mayoría de 53 de los 100 escaños en el Senado y, aunque falta mucho tiempo, el mapa electoral de 2026 no les es muy propicio a los demócratas para arrebatar a los republicanos los cuatro puestos que necesitarían para recuperar la mayoría.
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