Las pensiones futuras, en peligro: el déficit se disparará en 2045 y 2065

El sistema de pensiones en España se ha vuelto más generoso desde 2020, pero a costa de su sostenibilidad financiera. El Factor de Equidad Actuarial (FdEA) ha aumentado de 1,55 en 2020 a 1,62 en 2025, lo que indica que los pensionistas reciben más en relación con lo cotizado. Son una de las principales conclusiones que arroja el análisis del estado del sistema de pensiones español en 2025 publicado por el Instituto de Actuarios Españoles (IAE).

El estudio también concluye que las reformas acometidas en 2021 y 2023 han sido insuficientes y no han logrado frenar el cada vez mayor desequilibrio entre el valor actual actuarial de los ingresos por pensiones que una persona recibe a lo largo de su jubilación y el valor actual actuarial de las cotizaciones que ha realizado durante su carrera laboral para jubilación.

Esta relación se mide por un indicador denominado Factor de Equidad Actuarial (FdEA) que, en el caso de ser mayor que 1, muestra un modelo de pensiones de jubilación generoso en el que las prestaciones superan a las cotizaciones efectuadas a nivel individual.

El desequilibrio entre lo aportado y lo recibido dentro del sistema de pensiones español no ha dejado de empeorar en los últimos cinco años. El FdEA promedio ponderado ha pasado de 1,55 en 2020 a 1,62 en 2025, y se prevé que siga incrementándose, lo que hace augurar unas consecuencias devastadoras a futuro para el indicador de sostenibilidad actuarial, alcanzando el 2,14 en 2045 y el 2,20 en 2065.

La principal causa de este incremento es la combinación de una población envejecida y un crecimiento económico más débil. Las reformas futuras que ya están aprobadas (como el aumento del periodo de cálculo de la base reguladora a 27 años dentro de los últimos 29) tienen un impacto limitado en la contención del problema. advierte el IAE.

Este aumento sistemático del FdEA a lo largo del tiempo y sin atisbos de frenada evidencia un creciente desequilibrio entre cotizaciones y prestaciones y alerta sobre una cada vez mayor insostenibilidad del sistema, ya que implica que las pensiones futuras no estarán suficientemente respaldadas por las cotizaciones presentes, generando presiones sobre las finanzas públicas o la necesidad de hacer importantes reformas estructurales.

Para garantizar la sostenibilidad del sistema, el informe sugiere que sería necesario introducir mecanismos de ajuste automáticos, como han hecho otros países de la OCDE. Esto podría implicar nuevos incrementos en las cotizaciones, reducciones en las pensiones o una combinación de ambas medidas. De lo contrario, el sistema dependerá cada vez más de mayores transferencias del Estado, lo que podría afectar a otras partidas presupuestarias y al equilibrio fiscal del país.

Como punto positivo, el análisis del IAE también muestra que las reformas realizadas hasta ahora sí han conseguido mejorar la equidad del sistema mediante, básicamente, dos factores: el aumento de la edad ordinaria de jubilación y el hecho de que las trayectorias laborales cortas han empeorado su tratamiento al asignarles el porcentaje por años cotizados. Como estos casos tenían un indicador más alto y ha disminuido, los resultados en 2025 son más equitativos entre individuos tipo que en 2020.

 El sistema de pensiones en España se enfrenta a un problema estructural. Aunque las reformas han mejorado la equidad entre los pensionistas, no han sido suficientes para garantizar la sostenibilidad a largo plazo, como recoge un análisis del Instituto de Actuarios Españoles  

El sistema de pensiones en España se ha vuelto más generoso desde 2020, pero a costa de su sostenibilidad financiera. El Factor de Equidad Actuarial (FdEA) ha aumentado de 1,55 en 2020 a 1,62 en 2025, lo que indica que los pensionistas reciben más en relación con lo cotizado. Son una de las principales conclusiones que arroja el análisis del estado del sistema de pensiones español en 2025 publicado por el Instituto de Actuarios Españoles (IAE).

El estudio también concluye que las reformas acometidas en 2021 y 2023 han sido insuficientes y no han logrado frenar el cada vez mayor desequilibrio entre el valor actual actuarial de los ingresos por pensiones que una persona recibe a lo largo de su jubilación y el valor actual actuarial de las cotizaciones que ha realizado durante su carrera laboral para jubilación.

Esta relación se mide por un indicador denominado Factor de Equidad Actuarial (FdEA) que, en el caso de ser mayor que 1, muestra un modelo de pensiones de jubilación generoso en el que las prestaciones superan a las cotizaciones efectuadas a nivel individual.

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El desequilibrio entre lo aportado y lo recibido dentro del sistema de pensiones español no ha dejado de empeorar en los últimos cinco años. El FdEA promedio ponderado ha pasado de 1,55 en 2020 a 1,62 en 2025, y se prevé que siga incrementándose, lo que hace augurar unas consecuencias devastadoras a futuro para el indicador de sostenibilidad actuarial, alcanzando el 2,14 en 2045 y el 2,20 en 2065.

La principal causa de este incremento es la combinación de una población envejecida y un crecimiento económico más débil. Las reformas futuras que ya están aprobadas (como el aumento del periodo de cálculo de la base reguladora a 27 años dentro de los últimos 29) tienen un impacto limitado en la contención del problema. advierte el IAE.

Este aumento sistemático del FdEA a lo largo del tiempo y sin atisbos de frenada evidencia un creciente desequilibrio entre cotizaciones y prestaciones y alerta sobre una cada vez mayor insostenibilidad del sistema, ya que implica que las pensiones futuras no estarán suficientemente respaldadas por las cotizaciones presentes, generando presiones sobre las finanzas públicas o la necesidad de hacer importantes reformas estructurales.

Para garantizar la sostenibilidad del sistema, el informe sugiere que sería necesario introducir mecanismos de ajuste automáticos, como han hecho otros países de la OCDE. Esto podría implicar nuevos incrementos en las cotizaciones, reducciones en las pensiones o una combinación de ambas medidas. De lo contrario, el sistema dependerá cada vez más de mayores transferencias del Estado, lo que podría afectar a otras partidas presupuestarias y al equilibrio fiscal del país.

Como punto positivo, el análisis del IAE también muestra que las reformas realizadas hasta ahora sí han conseguido mejorar la equidad del sistema mediante, básicamente, dos factores: el aumento de la edad ordinaria de jubilación y el hecho de que las trayectorias laborales cortas han empeorado su tratamiento al asignarles el porcentaje por años cotizados. Como estos casos tenían un indicador más alto y ha disminuido, los resultados en 2025 son más equitativos entre individuos tipo que en 2020.

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